La música: herramienta terapéutica y de disfrute
“Comencé con sesiones activas en las que mi terapeuta estimula mi creatividad. Cuando era niño tuve un gran interés por tocar el piano, y a pesar de nunca haberlo estudiado profesionalmente, la creación de sonidos a través de este instrumento, guiados por la especialista con algunos ejercicios de repetición, estimulan mi concentración y enfoque en las actividades del día a día, permitiendo que pueda controlar un poco más los distractores de mi atención” manifestó un paciente que utiliza la musicoterapia como terapia alternativa.
La música ha sido parte de la vida humana por miles de años. Los expertos han encontrado instrumentos de hace 40.000 años, lo que sugiere que el deseo de los humanos de expresarse o comunicarse a través de la música está muy arraigado.
El uso de la música para terapia y curación data de la Antigua Grecia, pero el uso terapéutico actual empezó en el siglo 20, después de que terminara la Segunda Guerra Mundial. La referencia más antigua a la terapia musical viene de un artículo de 1789 titulado Consideración física de la música.
Los años 1800 vieron el crecimiento de la investigación médica sobre la capacidad terapéutica de la música, y desde 1940, las universidades empezaron a ofrecer programas de terapia musical. E. Thayer Gaston, uno de los tres hombres que incursionaron en el uso de la música como herramienta terapéutica, ha organizado y promovido la práctica para que se convirtiera en un tipo aceptado de terapia.
La musicoterapia como una alternativa
La música es una experiencia sensorial capaz de activar diferentes áreas cerebrales simultáneamente, por lo que el celebro pone en funcionamiento el sentido emocional, cognitivo y físico al mismo tiempo. Esto permite tratar una amplia variedad de problemáticas físicas y mentales, como son los trastornos emocionales, del sueño, del espectro autista y derivados del estrés.
La musicoterapia es un tipo de terapia que utiliza la música como un medio para mejorar la salud y el bienestar, tanto físico como mental, de las personas. En el caso de la musicoterapia para niños, esta contribuye a facilitarles la comunicación, las relaciones, el aprendizaje y el movimiento, promoviendo su desarrollo físico, mental, social y cognitivo.
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Como todas las herramientas terapéuticas, la música, puede sugerir efectos inmediatos o a largo plazo, según su finalidad.
“Como toda terapia es un proceso, también se establecen objetivos con las personas, dependiendo de sus necesidades, de sus deseos, pero, pues todo esto también depende mucho del ritmo, del vínculo que las personas tengan con la música, de la reflexión que se va construyendo a lo largo de este proceso. Ahora bien, si establecemos algo inmediato, se me ocurriría el tema físico, el tema biológico, pues donde sí que puede haber respuestas muy inmediatas, me remito al ambiente hospitalario, donde sí que puede haber resultados inmediatos en términos fisiológicos, como la frecuencia respiratoria, la frecuencia cardíaca, pero sí hago énfasis en que es un proceso” indica Ana María Díaz González psicóloga y musicoterapeuta.
En la actualidad existen muchas asociaciones de musicoterapia en todo el mundo y los terapeutas musicales trabajan en consultorios privados, escuelas y centros de atención social.
Gracias a la variedad de respuestas cerebrales que produce la música, la terapia musical proporciona varios beneficios. Entre estos, especialistas han mencionado la reducción del estrés y la ansiedad, mejora de la conciliación del sueño, alivia el dolor y reduce de la necesidad de tomar medicamentos para manejarlo, incrementa la memoria y concentración, mejora de la comunicación y la interacción social, aumenta la autoestima y el desarrollo personal.
En Chévere pensar en voz alta, conocemos historias desde la experiencia de la música como terapia en la vida de un artista y la desde la visión de psicólogas y musicoterapeutas.