En un mundo lleno de Ponchos Zuletas, el problema son las mujeres
Esta semana se volvió viral un video en el que Poncho Zuleta, en medio de un concierto que compartía con Karen Lizarazo el fin de semana pasado, la acosa sin tregua. Aquí se ve a Zuleta inclinarse hacia la cantante y abrazarla fuertemente. Con movimientos erráticos intenta besarla en la boca, mientras sus brazos la aprietan. Mientras tanto, ella lo esquiva. Y para evitar que sus labios lleguen a su boca, pone su mejilla izquierda. Luego, su mejilla derecha. Así varias veces.
En un momento, incluso Karen mira hacia arriba y el beso de Zuleta, cual si fuera una gallina que picotea con insistencia, cae sobre su mentón. La cantante mueve su cuerpo de lado a lado, intentando escapar. Su ceño está fruncido y una sonrisa se dibuja en su rostro como ocultando la incomodidad que la asedia.Y a pesar de que su cara refleja todas sus intenciones de huir de su boca ebria, son varios los intentos de Zuleta por darle ese beso que ella no está dispuesta a dar. En un punto, como si quisiera pararlo y acabar con el acoso de una vez por todas, Zuleta le da un beso.
Todo esto pasa frente a una cámara que observa la escena. Es la cámara de una persona del público, que ante lo ocurrido prefiere hacer como si nada y seguir con el show. Atrás están unos músicos que continúan poniéndole vallenato de fondo y acordeones alegres, al acoso sexual que sucede frente a sus ojos. Nadie grita, nadie murmura, nadie deja de tocar: la fiesta sigue.
Solo unos días después, el 20 de mayo, cuando el video estalla en redes sociales y en medios de comunicación, es que surge la crítica y la reflexión. El mensaje es simple: eso que muchos tildan en los comentarios como un “momento incómodo” para Karen, tiene nombre y es acoso sexual, un delito, punible, que no puede justificarse de ninguna manera. Otras críticas resaltan que se trata de un episodio de abuso de poder: Poncho, de 72 años, ya lleva más de 30 años en el mundo del vallenato; Karen, de 31, se está abriendo paso y haciendo sus primeros pinitos, en un gremio masculinizado, en el que además pocas mujeres logran hacerse una carrera prolífica.
Solo en ese momento, ante el mar de críticas que lo inundan, es cuando Poncho Zuleta reacciona publicando un video en sus redes. Aquí sostiene dos flores, como en un acto “caballerísimo” que se espera de un hombre que respeta a las mujeres, mientras dice: “Ofrezco disculpas muy sinceramente a mi amiga y colega Karen Lizarazo, una artista admirable. A ella y a todas las mujeres que se hayan sentido ofendidas con lo sucedido en la madrugada del 20 de mayo, mis disculpas”. Luego, apelando a ese arquetipo de pureza que es la madre y como justificando entre líneas su comportamiento bajo el argumento de que respeta a la suya, Carmen Díaz, dice que no puede pensar en las mujeres para otra cosa, más que para enaltecerlas.
Pero enaltecer en definitiva es contrario a acosar y sobrepasar un límite que por definición existe en el país. Y aunque sea obvio, citar el artículo 210 del Código Penal, podría ayudar a entender la gravedad de lo que pasa acá. “El que en beneficio suyo o de un tercero y valiéndose de su superioridad manifiesta o relaciones de autoridad o de poder, edad, sexo, posición laboral, social, familiar o económica, acose, persiga, hostigue o asedie física o verbalmente, con fines sexuales no consentidos, a otra persona, incurrirá en prisión de uno (1) a tres (3) años”, dice el mismo.
Luego de la de Poncho, viene la respuesta de Karen que aunque se mantiene dentro de los términos de lo formal, deja en evidencia su rechazo ante lo ocurrido. “Desde lo más profundo de mi corazón, rechazo cualquier acto de irrespeto hacia las mujeres a cualquier hora, en cualquier lugar, en la calle, en la casa, en la oficina, en la tarima. Querido maestro Poncho Zuleta, lo he admirado desde niña, respeto su legado y usted sabe que lo aprecio. Maestro que esta sea una oportunidad para hacer reflexión como sociedad”.
Y aunque muchos apoyan a Karen dejándole mensajes de que están de su lado, lo que preocupa es que luego de que sale otro video, al parecer, de momentos previos al concierto en los que ambos bailan pegado y miles de usuarios de redes, ahora atacan a la cantante, echándole toda la culpa de lo ocurrido. “Se puso a alborotar al toro”, “Pero ella estaba súper feliz restregándose con el cantante, el que busca encuentra” “Primero lo provoca, todo eso es buscando subir el rating bajo que tiene la muchacha , aprovechándose de la situación”, “Esa es otra parte de la historia y no se veía incomoda”, dicen algunos de los comentarios.
A esa revictimización que manda un horrible mensaje no solo a Karen, sino en el fondo, a todas las mujeres que hemos sentido de alguna forma el acoso y el abuso o que estamos constantemente expuestas a estas formas de violencia, se suma la respuesta misoginia de la disquera del cantante. En su cuenta de Instagram, El Cafetal Récords, publica en una historia, el video de ellos dos bailando y con una tipografía roja y en mayúsculas, sentencia: “¿Estrategia provocar?” y en negro, condena y juzga: “No todo es Poncho”, como echándole el agua sucia a Karen.
La disquera de Poncho Zuleta nos hace llegar unos videos en los que Karen Lizarazo baila con él. ¿Y? ¿Eso le da derecho a acosarla sexualmente? ¿Tratan de justificar lo que hizo Zuleta? No es un momento incómodo, el acoso sexual es un delito, ninguna mujer debe pasar por esto.
— Johana Fuentes M. (@JohaFuentes) May 21, 2022
Y es que más allá de la discusión sobre si en este espacio, antes del concierto, Karen estaba o no cómoda, es claro que sobre el escenario no lo estaba y que ese beso que él estaba intentando darle no era correspondido. Es claro que ella no quería y que la mirada o el juicio, si es que eso resuelve en algo las cosas, no debería estar puesta sobre ella, sino sobre él y su comportamiento.
Pero aquí en Colombia la realidad es que sistemáticamente a las mujeres además de que se nos violenta, se nos culpa y con esto, se vuelve a reafirmar una idea peligrosísima. Y ojalá que las niñas o las más jóvenes no se la crean porque puede ser nefasto y es que hagan lo que hagan los hombres, sobre todo y especialmente aquellos que gozan de algún tipo de poder y son alabados por masas de personas, no va a pasar nada, porque la culpa siempre va a ser nuestra. Siempre va a existir, como en el caso de Karen, un ojo inquisidor que nos culpe por cómo nos vestimos, actuamos, qué hicimos antes, qué hicimos después o cómo reaccionamos frente al acoso.
Y es que también preocupa que esto ya haya ocurrido antes. Luego de todo el escándalo, en redes sociales también empezaron a revelarse varios videos y contenidos que dejaban ver el acoso sistemático de Zuleta. Otra vez, en un escenario, otra vez tomado, otra vez forzando a mujeres, incluso a una adolescente, a darle besos, apretándolas en sus brazos con fuerza. Y justamente es ahí que está el problema: una y otra vez, no solo en la música, sino en todos los escenarios ocurre lo mismo. Hombres con poder abusan de su posición para acosar mujeres y lo peor es que es como si creyeran que ese poder les da un pase libre para seguir haciéndolo. Luego, el público aplaude y culpa a la víctima.
Ojalá le pida perdón también a estas mujeres , creo que aquí el problema es su entorno ? pic.twitter.com/1ICptAE0AE
— NI UNA MÁS (@NIUNAMS10) May 24, 2022
Y es que si eso es lo que pasa en un escenario, lleno de espectadores y de cámaras, con un hombre que dice que solo puede pensar en las mujeres para enaltecerlas, ¿qué puede pasar en un ámbito privado donde hay paredes que no dejan ver ni escuchar la resistencia de esas mujeres que puede que lo admiren, pero aún así son acosadas?
Da escalofríos solo pensarlo. Así como también genera la misma sensación saber que en Colombia y en todo mundo existen muchos Ponchos Zuleta, de todos los ámbitos, que siguen acosando, asediando en público y ante el silencio o mejor, ante una fiesta que sigue, una canción que se repite o una película que se disfruta y admira, creen que nada nunca va a pasar y que podrán seguir disfrazando de entretenimiento, de cultura o de chiste eso que ya tiene nombre.