El Ministerio de la soledad: la forma en la que Japón lucha contra el aislamiento
En el año 2018 más de nueve millones de personas en Reino Unido se sentían solas, la solución de la primera ministra, Theresa May, fue nombrar una Ministra para la soledad. La diputada Tracey Crouch fue la encargada de trabajar en un método para medir la soledad y también financiar colectivos que trabajaran en la conectividad de las personas.
Desde hace casi un año el mundo atraviesa una pandemia que puso unas reglas muy claras y peligrosas para sobrevivir: obligó a las personas a tomar distancias, a borrar la colectividad de sus cotidianidades, a inquietarse con cualquier ápice de contacto humano, a desconfiar del prójimo.
No fueron pocos los que previeron que la pandemia no solo iba a lacerar los cuerpos y la salud física, sino que iba a ser un propulsor de enfermedades mentales con hondas secuelas a corto, mediano y largo plazo.
Hoy el mundo empieza a ver los efectos de los aislamientos y las cuarentenas, de la pérdida de libertad y de contacto en un mundo irónicamente hiperconectado. Japón ya prendió las alarmas, y al igual que como hizo Gran Bretaña en el 2018, ha decidido crear un Ministerio de la Soledad.
Y no es que la soledad sea nueva en Japón, el “Kodokushi”, por ejemplo, es un fenómeno que, desde hace algunos años, es un motivo de preocupación para el país. Se traduce al español como “muerte solitaria” y hace alusión a las personas que viven y mueren solas en sus casas. Pueden pasar días y el olor de los cuerpos es el único aviso para las personas externas. Es un fenómeno del que hay registros al menos desde la década de 1970, pero que en los últimos 20 años se convirtió en una epidemia silenciosa.
Por otro lado, el "Hikikomori" hace referencia a los solitarios que se retiran de todo contacto social y pueden quedarse en casa por años. Según BBC, una encuesta gubernamental halló que son unas 541.000 personas (el 1,57 % de la población) en ese país, pero muchos expertos creen que la cifra total es mucho más alta, pues a veces tardan años en pedir ayuda.
Y si bien esos conceptos y formas de afrontar la vida ya existían, la pandemia volvió a revolcar esos sentimientos de soledad que, inevitablemente, son el camino directo hacia problemas mentales como la depresión, la ansiedad, etc.
Según cifras citadas en el artículo de la Agencia Nacional de Policía de Japón, 20.919 personas se quitaron la vida en 2020, 750 más que el año anterior, marcándose así el primer aumento de las tasas de suicidio en once años.
En octubre pasado, murieron más personas por suicidio que por COVID-19. Hubo 2.153 muertes por suicidio ese mes y 1.765 muertes totales por el virus hasta finales de octubre de 2020.
Para hacerle cara a esa problemática, el primer ministro japonés, Yoshihide Suga, nombró a Tetsushi Sakamoto como Ministro de la Soledad, cuyas labores también han estado enfocadas a tratar la baja de la natalidad en el país.
“Las mujeres sufren más el aislamiento (que los hombres) y el número de suicidios está en aumento. Espero que identifiquen problemas y promuevan medidas políticas de manera integral”, dijo Suga a Sakamoto, quien prometió crear un plan para prevenir la soledad social.
Lo que pasó en Reino Unido y ahora en Japón ya no puede verse como dos eventos aislados,titulares que se asemejan a una historia distópica o casos lejanos sino como una señal de lo que puede ser el futuro de muchos países que aún no perciben la salud mental como una prioridad en su agenda.