Economía circular para preservar la vida
Hubo un tiempo en el que comprábamos la gaseosa grande en una botella de vidrio ¿Recuerdan cómo era?: adquiríamos la bebida, dejábamos un dinero para garantizar la entrega del vidrio y al regresar el envase, recuperábamos el dinero.
Esta práctica, que perdimos durante unos años debido al auge del plástico de un solo uso, está resurgiendo en la actualidad en el marco de un enfoque económico orientado a reducir nuestra huella ecológica: la economía circular.
“Es un ciclo interminable de recursos en donde no existen los desperdicios”, así define este concepto Daniela Miranda, ingeniera ambiental, especialista en Gerencia de Recursos Naturales y creadora de Local Cero, una alternativa ecológica que implementa el sistema de basuras cero.
Este modelo de producción y consumo desafía la concepción errónea de que los recursos naturales son infinitos y siempre disponibles para el uso humano.
Como enfoque de desarrollo sostenible es completamente distinto al que se ha perpetuado durante décadas en el capitalismo salvaje que absorbe nuestras vidas; “a esta economía la denominamos lineal y se basa en extraer recursos naturales, hasta el punto de agotarlos”, explica Miranda al relatar que la lógica de esta economía lineal es: extraer- producir- consumir- desechar.
Por el contrario, la economía circular se fundamenta en tres principios: la eliminación de residuos y la contaminación, la prolongación del uso de productos y materiales, y la restauración de los sistemas naturales.
Este modelo está presente en todas las etapas del ciclo de vida de un producto, desde su diseño y elaboración, pasando por la distribución, hasta su eliminación, sin embargo, el cambio fundamental radica en la última fase.
En lugar de generar desechos destinados a los vertederos, ahora estamos adoptando prácticas de reutilización y restauración de estos residuos, considerándolos como materia prima que puede reintegrarse en la cadena de valor. Esto maximiza los recursos disponibles, convirtiendo el sistema de producción en un ciclo continuo y reduciendo la lógica extractivista.
La economía circular es nuestra mejor opción
Los impactos positivos de este modelo se ven a nivel ecosistémico, pero también en su impulso por el crecimiento económico y la generación de empleo, pero principalmente, en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, causantes del aumento de la temperatura en la tierra, aquello que provoca todos los desequilibrios que conocemos como cambio climático, calentamiento global, entre otros.
Entonces, optar por este modelo permitirá que la presión que se ha ejercido sobre los ecosistemas se reduzca, ya que evita la extracción constante de recursos naturales al servicio de la producción. Lo que se traduce en un hogar conservado y sano, “claramente vamos a disminuir la contaminación del agua, del suelo, del aire ¡De todo! La economía circular va pensada en que sea una economía sostenible en el tiempo para las próximas generaciones”, agrega Miranda.
Desde una perspectiva económica, favorece tanto a los productores como a los consumidores. Nuestra invitada lo aclara: "Las empresas se benefician al evitar la compra de nueva materia prima y reducir los costos asociados a la eliminación de desechos, lo cual suele ser costoso. Esto se traduce en una disminución de los precios para los consumidores, ya que las empresas pueden ajustar sus costos de producción. Además, esta práctica fomenta la competencia en el mercado al aumentar la eficiencia y la sostenibilidad de las empresas".
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Este modelo tiene el potencial de generar nuevos empleos debido a su enfoque en la reutilización, el reciclaje y la remanufactura de productos el cual requiere mano de obra en diversas áreas, como la recolección y clasificación de materiales reciclables, el diseño y la ingeniería de productos ecoeficientes, la reparación y el mantenimiento de bienes, así como en la gestión y logística de los sistemas de reciclaje y reutilización.
Además, al fomentar la producción local y la economía colaborativa, se impulsan oportunidades laborales en comunidades locales, fortaleciendo la economía a nivel regional y contribuyendo a la creación de empleo en sectores emergentes relacionados con la economía circular.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), investigaciones recientes realizadas en América Latina y el Caribe sugieren que la implementación de la economía circular podría generar un aumento neto de 4,8 millones de empleos en la región.
Y como consumidores, este enfoque nos exige, inequívocamente, pensar más en nuestros valores de consumo, proponiendo preguntas cómo: ¿en realidad necesito esto? Para tomar la férrea determinación de rechazar aquello que no necesitamos, convirtiéndonos en consumidores responsables al reducir el consumo y, por ende, los residuos.
9R: Repensar, Reutilizar, Reparar, Restaurar, Remanufacturar, Reducir, Re-proponer, Reciclar y Recuperar
Hace un tiempo hablábamos de las 3R: Reciclar, Reutilizar y Reducir, una treta de acciones que podíamos implementar en nuestra cotidianidad para cuidar del ambiente y especialmente, para reducir el volumen de la basura generada.
Hoy, la economía circular nos habla de 9R, acciones que transforman los hábitos de consumo e invitan a adoptar medidas para transformar el modelo lineal hacia este círculo virtuoso. Te explicamos cada una de estas acciones basándonos en las acciones que establece la Estrategia Nacional de Economía Circular de Colombia:
- Repensar: cuestionar nuestros hábitos y necesidades, los modelos de producción y consumo, que a su vez lleven a un resideño de productos y servicios.
- Reutilizar: usar los objetos una y otra vez, hasta que su vida útil lo permita.
- Reparar: arreglar los objetos defectuosos para alargar lo más posible su vida útil.
- Restaurar: significa darle una nueva vida a los objetos que no puedan cumplir su función inicial pero que sigue siendo útil con una reparación.
- Remanufacturar: sí el objeto cumplió su ciclo de vida, es posible reacondicionar o remplazar componentes defectuosos para convertirlo en un articulo nuevo.
- Reducir: disminuir el consumo de recursos, tanto en su fabricación como en su uso, para que sean eficientes.
- Reproponer: va de la mano con rediseñar, promoviendo el ingenio y la innovación en las personas ya que se debe pensar en nueva utilidad para aquellos objetos que se encuentran desgastados o que han quedado obsoletos.
- Reciclar: seleccionar los materiales de residuos para aprovecharlos nuevamente en la fabricación de nuevos elementos. Reciclar es la forma de cerrar el círculo.
- Recuperar: justo antes del reciclaje, implica el desarrollo de iniciativas de recuperación de materiales para que otro los recicle o disponga.
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“En Colombia estamos virando de una economía del reciclaje a una economía circular”
“Hay tres economías. Vistas como fases están: la economía lineal, la economía del reciclaje, que fue una gran apertura que se dio para el aprovechamiento de ciertos residuos, y de ahí, la economía circular”, explica Miranda para entender en que punto se encuentra Colombia con respecto a esta transición.
Colombia se unió al movimiento global de economía circular en 2018 con la implementación de la Estrategia Nacional de Economía Circular (ENEC) y la Política de Crecimiento Verde, consolidándose como líder legislativo en este campo en América Latina.
Desde entonces, se han promovido diversas iniciativas que han traducido este compromiso en acciones tangibles, guiadas por el lema "producir conservando y conservar produciendo". En diferentes departamentos como Boyacá, Antioquia, Santander, Risaralda, Quindío, y Huila, entre otros, se han registrado casos exitosos que ejemplifican esta transición hacia la economía circular.
A lo largo de estos años, se han establecido pactos regionales y compromisos con los sectores productivos del país, un ejemplo de ello fue la creación de Visión 30/30 liderado por la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI), que reúne a diversas empresas para impulsar el modelo circular en la generación de envases y empaques.
Aunque a nivel de políticas públicas se están dando pasos significativos, persisten desafíos relacionados con la falta de infraestructura adecuada para el acopio y tratamiento de residuos, así como la necesidad de promover una conciencia plena entre todos los actores de la cadena de producción y consumo. Estos desafíos representan una agenda pendiente que el país deberá abordar en su camino hacia una economía circular más robusta y sostenible.
Un cambio de mentalidad
En la actualidad, los rellenos sanitarios en Colombia están alcanzando su máxima capacidad , como se ha evidenciado en Antioquia, en donde Corantioquia alertó en 2023 que 25 de los 37 vertederos del departamento tienen apenas tres años de vida útil restante. La situación es igualmente preocupante en Bogotá, donde el relleno sanitario "Doña Juana" se espera que llegue a su capacidad máxima en 2025, según la Procuraduría General de la Nación.
Este problema plantea una amenaza inminente para la gestión de residuos sólidos en el país, con potenciales consecuencias graves para la salud pública, el medio ambiente, la sociedad y la economía.
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Urge un cambio de mentalidad hacia la implementación de un enfoque de economía circular, como menciona nuestra invitada, quien destaca la necesidad de que los residuos sean biodegradables, compostables, reciclables o reutilizables, eliminando así la noción de "desecho".
También es crucial participar en los programas y eventos de recolección de bombillos, pilas, baterías de plomo, aparatos electrónicos, llantas usadas, aceite usado y medicamentos vencidos que se organizan frecuentemente en las ciudades. Es fundamental no mezclar estos residuos y garantizar que reciban la disposición final adecuada.
Para aplicar la economía circular en nuestra vida diaria, nuestra invitada nos brinda cuatro recomendaciones:
- Optar por productos sostenibles, compostables, reciclables o reutilizables, como cepillos de bambú, bolsas de almidón de maíz o copas menstruales.
- Priorizar el consumo local en tiendas o mercados de la ciudad para apoyar emprendimientos regionales, comprando productos duraderos y de calidad.
- Reducir el consumo innecesario rechazando lo que no necesitamos, como prendas de vestir de la industria textil, una de las más contaminantes.
- Reciclar de manera informada y responsable, separando los residuos adecuadamente y colaborando con recicladores de oficio o asociaciones para su disposición final.
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El enfoque de la economía circular es la cooperación, el intercambio y la maximización del uso de recursos, relacionándose estrechamente con modelos como la economía colaborativa y solidaria, ya que en este sistema las personas comparten recursos, servicios y conocimientos para maximizar su eficiencia y minimizar el desperdicio. Esto se alinea con los principios de la economía circular al fomentar la reutilización, el intercambio y la prolongación del ciclo de vida de los productos y recursos.
Por eso queremos compartir la historia de un proyecto de economía solidaria, colaborativa y circular liderado por Pamela Lasso y Angela Erasso, quienes han cultivado una nueva perspectiva de vida durante los últimos años a partir de su iniciativa llamada MercaTrueke, con la que estan transformando la percepción del valor del dinero y del trueque en Pasto a través de espacios itinerantes de intercambio de bienes, servicios e incluso, de tiempo. Esta es la historia de un proceso ciudadano que está fomentando un cambio fundamental en la ciudad y en la mentalidad de los consumidores: