¿Cómo sería la movilidad perfecta en Bogotá? Un experimento ilustrado
Solucionar la movilidad en Bogotá parece una quimera.
El Concejo de Bogotá señaló el año pasado que hay alrededor de 1.600.000 vehículos entre carros camperos y camionetas registrados en la capital. De estos el 30% superan los veinte años de uso, afectando la calidad del aire en la ciudad. A esto, debemos sumarle que en las cifras del Registro Único Nacional de Tránsito (RUNT), Bogotá continuó liderando el ranking de la ciudad con más motos en el país con 474.459.
De acuerdo con el INRIX 2018 Global Traffic Scorecard, un estudio que se realiza en más de 200 ciudades de 38 países del mundo, Bogotá es la tercera ciudad con más trancones, superada solo por Moscú y Estambul. Ahora, la capital colombiana se ubica en el primer puesto como el lugar en el que más tiempo se pierde por culpa del tráfico: mientras que en Moscú durante 2018 cada persona perdió en promedio 210 horas en trancones, en Estambul 157 y en Roma 254, en Bogotá esta cifra alcanzó las 272 horas.
Por otro lado, según la Veeduría Distrital, de cada siete (7) usuarios que se suben al SITP, uno (1) entra de manera irregular. El sistema troncal deja percibir alrededor de 223 mil millones de pesos al año. A esto se suma el índice de endeudamiento del 98% de la empresa, compromisos financieros que superan los 100 millones de dólares y el hecho de que no se ha implementado totalmente, luego de seis años completa apenas el 58%.
Mientras se quiere convertir en la capital ciclista del continente, la Personería de Bogotá reveló que en la ciudad hubo un aumento en el hurto de bicicletas del 429% en los últimos tres (3) años. Además hizo referencia a la escasa información que posee el Distrito sobre los biciusuarios: la que hay es de 2015, cuando se contabilizaron 635.413 viajes por día, cifra sobre la cual la Administración realizó una proyección de 800 mil viajes diarios sin sustento alguno.
Y por último, aunque en realidad no acaba acá, según un informe de Bogotá Cómo Vamos, durante el primer semestre de 2019 se registraron 58.092 hurtos a personas en Bogotá, un 17% más con respecto al mismo periodo del año anterior que tuvo 49.049.
Como consecuencias de estas falencias, los bogotanos hemos desarrollado una gran capacidad para imaginar soluciones, acertadas o no, realizables o no, que circulan entre andenes, trancones y buses de Transmilenio. En Radiónica decidimos irnos al terreno de la ficción y salimos a la calle a preguntar y recolectar algunas respuestas de lo que para algunos personajes de esta ininteligible urbe sería la movilidad perfecta en Bogotá.
Una pregunta en busca de la utopía -o la distopía- que circula en las mentes de esta ciudad. Y unas respuestas que fueron ilustradas por la mano del ilustrador bogotano Juan y Diego: un punk -aunque pelea con esta cultura- con un trazo desesperanzador, existencial, crudo y burlón, que desarrolló desde sus 13 años, cuando empezó a crear comics, stickers, tatuajes, ilustraciones, fanzines, libros, camisetas y hasta personajes para juegos de video.
Este fue el resultado:
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Juan Paredes, cineasta
“Honestamente, ya hace un buen tiempo le perdí la fe a esta ciudad y sus numerosos problemas, entre ellos el de la movilidad. Dicho esto, teniendo acceso a recursos ilimitados y cualquier tipo de “Unobtainiums”, quizás optaría por crear teletransportadores al estilo de la saga de Star Trek, que funcionen desde las viviendas de las personas o desde centros públicos de teletransporte. Una alternativa podría ser la implementación de vehículos autónomos como los que se pueden ver en Minority Report, siempre y cuando se remueva de la ecuación la intervención humana y todo el sistema sea automatizado, ya que considero que al incluir este factor, los bogotanos caemos en la que considero nuestra peor cualidad, el egoísmo; poniendo nuestros intereses por encima del bien común. Esto lleva a atravesadas negligentes, evasión de normas de tránsito, poner en riesgo innecesario a otros ciudadanos, etc”.
Yecid Darío García, taxista
“La movilidad perfecta es no vender más carros sino vender más motos. Ponerle pico y placa a todo. A todo es a todo: camiones, carros de reparto, las mismas motos, etc. Culturizar a la gente, tanto a ciclistas como motociclistas, porque la mayoría de accidentes que hay en Bogotá es por culpa de la imprudencia. Haría más vías y ampliaría las que hay. Construiría doble nivel en las principales y un túnel para armar otra vía circunvalar, con peaje, que cobren. Y claramente un metro, tanto elevado como subterráneo. Lo malo es que subterráneo implicaría más inseguridad, en una ciudad que ya es bien insegura. Sacaría mucho camión. De ciclorutas estamos bien. Pero en verdad sobre todo educar y concientizar para que la gente maneje bien".
Alcaldía de Bogotá, extracto de su Plan de Gobierno
“El eje estructurador de este programa es el Sistema Integrado de Transporte Masivo, Compuesto por Transmilenio y Metro. En lo relacionado con el subsistema Transmilenio, se ampliará la red de troncales y se optimizará el sistema operacional mejorando la cobertura y la calidad del servicio. En cuanto al metro se contratará y dará inicio a la construcción de la primera línea, proceso que liderará la nueva Empresa Metro de Bogotá SA. El Sector Movilidad promoverá su adecuada integración y coordinación con proyectos regionales. Así mismo, buscará potenciar las redes de transporte masivo como catalizadores de la renovación urbana”.
Emilio Camacho, estudiante de colegio de cuatro años
"La movilidad perfecta es que no haya huecos y que no llueva, que solo haga sol. Y que nos quedemos en la casa. Que los carros huelan rico, pero que estén limpios para que se puedan tocar. Que no haya tantos para no durar tanto en el bus del colegio. Además deberían volar como aviones".
Carlos, conductor particular
“Para tener una movilidad perfecta en Bogotá haría un estudio muy minucioso para lograr que todos nos movamos en un mismo sentido, dando un círculo a la ciudad sin tener que usar vías de doble carril ni nada de eso. Y desde este sentido único entrar a todas las partes de la ciudad sin tener que devolverse. La bicicleta la seguiría incentivando como transporte ecológico, pero metería mucha educación para que no le robemos la bicicleta al otro y tratarlas bien. Montaría un metro electrónico, nada de gases ni combustibles” .
Lorena, taquilla de Transmilenio
“La movilidad en Bogotá debería estar marcada por un impedimento dentro de la ciudad de parqueaderos, o ponerlos demasiado caros, para impedir que lo carros se movilicen por esta. Así, todo el flujo de personas se iría al transporte público, que será una mezcla de Transmilenio y metro” .
Andrés Felipe Escovar, escritor
"La movilidad perfecta se dará cuando Bogotá deje de ser Bogotá.
Para eso no falta mucho: basta con que la gasolina y el diésel sean artículos de lujo. O que toda nuestra civilización, basada en una adicción al empleo desmesurado de energía, incurra en una crisis de deprivación; no habrá con qué echar a andar los motores y, entonces, la gente deberá volver a las bicicletas (si es que alguna vez estuvo). Ni siquiera los vehículos de tracción animal serán económicos; su alimentación será tan onerosa como el uso de hidrocarburos. Además, ya se habrá corroborado que la utilización de las llamadas energías alternativas, es tan dañina como la otra.
Bogotá dejará de ser Bogotá pero aún habrá bogotanos que vivirán en el extrarradio: se habrán marchado cuando yo no hubiere nada qué consumir o, al menos, las monedas sean tan escasas como las frutas. Los supermercados semejarán las imágenes que sirvieron para sembrar pesadillas socialistas, como si no se hubiese necesitado una hecatombe política, que tanto hicieron temer, para desembocar en el espanto.
Al centro y demás los lugares que ocuparon los otrora grandes exportadores y especialistas en la bolsa y finanzas, a los conglomerados burocráticos y a los restaurantes donde los burócratas llenabas sus estómagos hasta irritarlos, los nuevos bogotanos irán para extraer materiales: será la extracción a los complejos edificios que resguardaron a los extractivistas pues, como se solía decir, 'nada es gratis en la vida'.
Las calles empezarán a repoblarse de hierbas, de algunos insectos (los que sobrevivan a los incrementos de las temperaturas) y serán sinuosos caminos por donde los nuevos bogotanos intentarán recordar que, no hacía mucho tiempo, esos lugares estaban atiborrados de vehículos que ahora se descascaran y son utilizados como pequeños bancos de materiales para construir cosas que les permitan sobrevivir. Recordarán que alguna vez alguien se imaginó un espacio despejado donde la gente podía ir muy de prisa a sus trabajos, sin reparar que el daño no empezaba ni terminaba en un trancón".
Julio Figueroa, arquitecto urbanista especialista en desarrollo de proyectos y planes parciales de renovación urbana
“La movilidad perfecta en Bogotá, me la imagino con un sistema de metro subterráneo, sincronizado y complementado con el sistema de transporte masivo Transmilenio a través de las rutas y estaciones existentes. Todo con la inversión en la infraestructura vial en las troncales de transporte masivo, construyendo pasos a desnivel o elevados, para evitar el colapso constante en dichos corredores. Así mismo complementaría dicho sistema con alimentadores, los cuales se coordinarían desde las estaciones del metro a nivel de superficie”.
Juan Camilo, policía
"La movilidad perfecta empieza porque la gente haga caso a las normas de tránsito, de lo contrario ya se empieza a afectar: los semáforos, las intersecciones, los prohibido parquear, el pico y placa. Mejorar la cultura ciudadana en el Transmilenio y hacer buen uso del espacio público. Que los ciclistas usen la ciclorutas y no anden por la calle. Y pues ya lo que se viene con las nuevas troncales de Transmilenio y con el metro elevado. Pero lo primero es que todos sigan las normas".
Jaime, habitante de calle
"Para empezar, que la gente deje el afán de querer ir a un sitio. Yo me atravieso esta ciudad a pie y siempre llego. Creo que la gente debería caminar: pagar carros carísimos para meterse en un trancón ¡qué maricada! Y es que si todos quieren andar en cuatro ruedas pues les tocará pavimentar la montaña entera. Entonces, es dejarse de pendajadas, chatarrice la nave y ponga a andar los pies que para eso se los dieron. Y si su trabajo es muy lejos, pues renuncie, yo lo hice (risas). ¡Qué Transmilenio, que metro, ni que hijueputas! Yo no sé cuál es la joda. Siembre arbolitos en todas esas calles y párchela. No sé para dónde cree que va la gente. Movilice el cerebro, esa es la vuelta".