Clientelismo y patronazgo: el negocio de la compra-venta de votos en Barranquilla
Acorde con nuestra Constitución, el voto es un derecho y un deber ciudadano. Y este es libre cuando su ejercicio no está sujeto a presión alguna, intimidación o coacción. El Estado debe velar porque este tenga lugar de manera secreta, en cubículos individuales instalados en cada mesa de votación, sin perjuicio del uso de medios electrónicos o informáticos. Es por esto que la compra de votos es un delito electoral que, desafortunadamente, se presenta en todo el país.
En Radiónica quisimos hacer este especial y acercarnos a este fenómenos a través de testimonios puntuales y de breves contextos que ilustren la magnitud del problema. Falta poco para que elijamos presidente y es fundamental que el voto que depositemos sea informado y libre.
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La compra de votos en Barranquilla es una práctica que ha desarrollado una estructura con una categorización de rangos, que involucra tanto a ciudadanos de a pie como a castas políticas.
Hay distintos roles y actores dentro de este mecanismo, que busca conseguir una curul o un espacio de poder a determinado personaje. No obstante, se trata de una práctica que imposibilita el ejercicio de las funciones públicas del candidato electo, pues el triunfo es producto del intercambio y no del respaldo popular.
Son diversas las modalidades de compra de votos en la capital del Atlántico, la que más se destaca es la transacción económica, que surge a partir de la compra de un número determinado de votos, sobre todo, en las comunidades más vulnerables. Otras formas de "negocio’" incluyen la entrega de electrodomésticos a cambio del voto o, adicionalmente, la Misión de Observación Electoral (MOE) ha conocido algunos casos en los que se condiciona la renovación o firmas de contratos de personas naturales, comprometiendo al elector con uno de los candidatos.
Al respecto, Ángel Tuirán Sarmiento, docente del departamento de Ciencias Políticas de la Universidad del Norte, que ha realizado investigaciones en gestión pública, gobierno territorial y clientelismo, explica: “Esto preocupa significativamente, porque se compromete la libertad y autonomía del votante y la calidad de la democracia. Esta transacción clientelar, se da en el marco de una estructura conocida como casa política, que gira dentro de una jerarquía familiar, pero que trasciende a la población. Tienen un seguimiento a través de una suerte de fidelización, a través de planillas y cada líder va construyendo su paquete de votos que es lo que finalmente se ofrece para la venta”.
Con los años, estos mecanismos se han tecnificado, hasta el punto que se han implementado códigos QR a través de los cuales se digitalizan los datos y la transacción económica. “Estas compras se realizan con un recurso económico, calculando el porcentaje de votación que puede percibir el candidato. Pero hay que ver esta transacción como algo mayor, como parte de un entramado del clientelismo, porque se compromete un bien público, manifestado también en el cargo a ejercer”, explica Sarmiento.
Si bien en los estratos más bajos tiene lugar dicha transacción económica, en otras esferas se ven comprometidos cargos o posiciones preferenciales en alguna de las instituciones públicas o privadas. Como explica el citado académico, en el primero de los casos, “la población percibe un bien inmediato y no las promesas que podrían cumplirse durante los cuatro años”.
A pesar de las realidades sociales de nuestro país y de una tradición de malas prácticas enquistadas en el pensamiento colectivo, Sarmiento afirma que “esto podría prevenirse identificando algunos sectores donde tienen lugar. De hecho, se han creado mapas de zona de riesgo, en los que se pueden alertar sobre posibles fraudes y entrar a revisar con lupa las elecciones en estos puntos. Otra manera de prevenir es a través de la formación en donde los grupos de estudio, los medios de comunicación y la misma sociedad civil suman un papel importantísimo para dar a conocer los riesgos de poner en juego estos cargos. Es necesario que los proyectos alternativos puedan entrar a competir de manera justa en los espacios políticos”, puntualiza el académico.
Hay que destacar la implementación de vías digitales, a través de las cuales se puede denunciar, de manera anónima, esta práctica ilegal. Todo esto representa un reto que debemos asumir como ciudadanía.
En Chévere Pensar en Voz Alta, los invitamos a escuchar el siguiente testimonio de compra de votos en la ciudad de Barranquilla, en donde los denominados "capitanes de barrio" se encargan de ir cooptando al electorado.