Cannabis en Colombia: regulación, usos en la salud y emprendimientos
Muchos colombianos quizá recordarán la animación de una hoja de marihuana con cara enojada y lengua de serpiente, acompañada de unos acordes de guitarra y una voz infantil de fondo que decía: “la coca, la marihuana y la amapola, matan. No cultives la mata que mata”.
Estas imágenes hicieron parte de una campaña de comunicación de la otrora Dirección Nacional de Estupefacientes que se emitió en distintos medios por dos años, hasta que la Corte Suprema de Justicia ordenó retirarla tras una tutela en contra de dichos comerciales.
Han pasado más de 10 años de aquella situación y el país ha avanzado en la regulación de varios productos derivados del cannabis. En Radiónica ya hemos revisado su regulación en Latinoamérica, pero ahora, en Chévere Pensar En Voz Alta, indagamos de manera general sobre su actualización, los usos en la salud y también, sobre los emprendimientos que van creciendo en Colombia.
Tiempo de leyes para abrir caminos
En Colombia, el 6 de julio de 2016, se firmó la ley 1787 con la cual se reguló el uso médico y terapéutico del cannabis. Un año después se expidió el decreto 613 el cual reglamentó la norma y estableció una serie de requisitos. Este fue reemplazado este año, por el decreto 811 del 23 de julio, en el que se ampliaron las posibilidades para los emprendedores, empresas nacionales y extranjeras.
Sin embargo, a pesar de lo anterior, aún queda un largo camino por recorrer en una industria que tiene un gran potencial para darle un impulso a la economía del país. “Los emprendedores y empresarios están trabajando muy duro para cada vez acercarse a los tiempos del mercado. Muchos de ellos han superado muchas dificultades que se les han presentado en el transcurso del tiempo, dado que esta es una industria que tiene muchos requisitos de carácter tanto de calidad, como de seguridad en el manejo, la trazabilidad, etcétera”, menciona Rodrigo Arcila presidente ejecutivo de la Asociación Colombiana de Industrias del Cannabis (Asocolcanna).
Aunque distintos líderes y diversos gremios reconocen que detrás del cannabis hay un gran estigma o tabú derivado de su consumo y efectos, al que se le debe sumar también la guerra entre los carteles de la droga que vivió el país en la década de los 80. Desde el mismo gobierno Nacional se ha venido enfatizando en que se está trabajando para que el sector del cannabis legal “se convierta en uno de los motores de desarrollo exportador de nuestro país”, como mencionó el Presidente de Colombia, Iván Duque en el mes de julio de 2021.
Licencias, emprendimientos y usos médicos
Por otro lado, según el Ministerio de Justicia, entre enero y agosto de este año se expidieron hasta el momento 673 licencias para uno o varios usos, 638 de ellas para exportación, siendo los mercados de Reino Unido, Australia, Estados Unidos e Israel los que más productos importan.
Pero, ¿qué hay de los emprendimientos nacionales? Uno de los que más se destaca en el país, es Clever Leaves, la primera compañía 100 % colombiana con cultivos en Boyacá de 18 hectáreas, que logró una licencia para cultivo, uso y/o fabricación de cannabis de uso médico y científico en 2016. Cinco años después, la empresa se ha posicionado a nivel nacional e internacional, exportando a más de 15 países y llegando a Wall Street.
“Hoy por hoy somos referentes para muchas personas en otros países, inclusive (…) que vienen a preguntar ‘¿esto cómo se hace?’, y ¿esto se apalanca con la agroindustria de flores en Colombia?”, destacó Andrés Fajardo, socio fundador y presidente de la empresa, en entrevista para el medio de comunicación Endeavor.
Existen otros ejemplos, como el caso de Cannapp, un emprendimiento virtual de cannabis medicinal en Colombia que distribuye productos cosméticos que cuentan con propiedades medicinales, registro INVIMA y de fabricación nacional, junto a productos textiles a base de cannabis. “Conocemos los grandes beneficios que esta planta puede brindar en la salud y bienestar de las personas, es por esto que queremos democratizar el uso y comercialización, quitándole el estigma que durante tanto tiempo la ha acompañado”, menciona el equipo en su página web oficial.
“Colombia se ha posicionado como una posible potencia en lo que se refiere a la producción de derivados de cannabis con fines médicos y científicos dado el clima favorable para el crecimiento de las plantas, los bajos costos de producción y su localización geográfica, que facilita el acceso a Sur y Norteamérica, así como por contar con una de las legislaciones más robustas y completas en el mundo”, resalta al respecto la doctora Paola Cubillos, integrante de la Asociación Médica Colombiana de Cannabis Medicinal, en un artículo publicado en la Revista Colombiana de Anestesiología en 2021.
La especialista menciona, además, que se ha hallado evidencia concluyente de que los derivados del cannabis pueden ayudar en el manejo del dolor crónico en pacientes adultos, en controlar nauseas o vómito inducidos por quimioterapia y en el tratamiento de espasticidad relacionada con la esclerosis múltiple.
A mediados del 2020 se inauguró en la ciudad de Bogotá la clínica Zerenia, enfatizada en el tratamiento con cannabis “en las que se trabaja bajo neurología, dolores crónicos y salud mental (…) tenemos un producto que tiene prácticas de elaboración por el INVIMA aprobadas. Tiene trazabilidad desde la semilla hasta el aceite y hay un médico que lo está prescribiendo con conocimientos sólidos”, indica Juan Orjuela, Neurosiquiatra del establecimiento.
Para Manuel Alejandro Muñoz, médico de la Clínica Imbanaco de la ciudad de Cali, “varios pacientes externos que presentan enfermedades reumáticas, como osteoartritis, artritis y otros dolores crónicos o de salud mental como depresión, trastornos de ansiedad, trastornos postraumáticos acuden a estos cuando son aptos según la indicación médica, tomando la decisión de recurrir a aceites que contienen derivados del cannabis, como método para mediar el dolor”.
Por otro lado, los investigadores también han hallado evidencia moderada respecto a sus efectos en el tratamiento a corto plazo de alteraciones del sueño, relacionadas con la apnea del sueño, fibromialgia, dolor crónico y esclerosis múltiple.
“El aceite con componente de cannabis ha ayudado en cierta medida a controlar el dolor que me genera la artritis. Es un medicamento como muchos otros, que se debe consumir con cuidado. Llevo tomándolo hace ya dos años y medio y ha sido algo que me ha dado mejor bienestar con varias de las molestias que me aquejan. En un principio no estaba segura por la cantidad de información errada que uno alcanza a escuchar en varios lugares pero, luego de todas las bondades, es un alivio”, menciona Ana Teresa Guerra, de 65 años habitante de Palmira, quien lleva dos años de tratamiento.
Como todo proceso médico, este tratamiento lleva un seguimiento constante para ver mejoras que van acompañadas de sesiones psicoterapéuticas. “En mi caso, llevo cinco meses en este proceso que acompaño con otros medicamentos por trastorno de ansiedad y depresión. Es un tema al que se le debe prestar mayor atención para ver cómo aporta a mejorar y generar una estabilidad y bienestar físico y mental (…) es importante que haya más acciones para la investigación e implementación de esta planta”, indica Andrés Sánchez*, un caleño de 28 años.
Patricia Toro es una mujer de Cali de 87 años y desde hace más de cuatro usa el aceite con componente cannábico para calmar algunos episodios que le generan el Parkinson. “Nosotros que la cuidamos con tanto amor y cariño esperamos que más personas puedan continuar investigando y democratizando la información. El acompañamiento médico y su mejoría ha sido algo progresivo, dándole algo extra de calidad de vida que tanto necesita”, menciona Juan Andrés Bernal Toro, hijo de Patricia, quien lleva cuidándola junto a otros familiares desde hace 8 años.
Más campos para el cannabis
Se espera aprovechar el potencial de Colombia para la producción y exportación de uso legal de cannabis. Con el decreto 811 se espera convertir al país en un potencial productor industrial, por lo que se quitó la prohibición para exportar la flor seca, y se abrió la puerta para su uso en la fabricación de productos como alimentos y vestimenta.
“El decreto 811 del 2021 abrió más posibilidades para la industria y dejó muy claro que esta es una industria en la cual ya no existen restricciones para ningún eslabón de la cadena, con la posibilidad de exportar flor seca, con la posibilidad de ampliar la dirección a productos industriales que son de una inmensa cantidad, como la industria textil, la industria de la construcción, la industria de bioplásticos”, destaca Rodrigo Arcila, presidente ejecutivo de la Asociación Colombiana de Industrias del Cannabis, Asocolcanna.
Por lo pronto, los emprendedores, empresarios, diferentes gremios, sectores, pero sobre todo las personas que recurren a sus beneficios, están a la espera de que se expida la reglamentación que se prevé sea ejecutada para antes del fin de año. Mientras tanto, continúan las exploraciones médicas, científicas y legales para brindar una mejor calidad de vida con la mata que ayuda en la cura, más no mata.