10 años del conflicto en Crimea: canciones que nos recuerdan la importancia de la paz
Crimea es una península ubicada en la costa septentrional del mar Negro. Desde hace mucho, su territorio (que incluye la República de Crimea y la ciudad autónoma de Sebastopol) es disputado entre Rusia y Ucrania, y fue el lugar que hace 10 años centró la atención del mundo en un conflicto que afectó las creencias, las posiciones y la vida de muchas personas.
Los antecedentes históricos de la guerra entre estos dos países corresponden a una variedad de factores sociales, culturales, étnicos y lingüísticos que contribuyeron a la formación de las protestas prorrusas en el este y el sur de Ucrania a finales del 2013.
A principios del 2014, el pueblo ucraniano estaba dividido entre aquellos que esperaban una mayor integración a Rusia y los que apoyaban que su territorio debería ser aliado de la Unión Europea. El 22 de febrero de 2014, tras varios meses de protestas y disturbios, los opositores a la anexión de Crimea a Rusia, tomaron las riendas del país y ocuparon las principales instituciones la capital Kiev.
Un enfrentamiento que llevó a que, el hasta entonces presidente de Ucrania, Viktor Yanukóvich, fuera derrocado tras una serie de protestas de índole europeísta.
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Tras el derrocamiento de Yanukóvich, el Parlamento de Crimea eligió a un primer ministro prorruso y votó a favor de separarse de Ucrania. A pesar de poner a votación del pueblo esta importante decisión, en un referéndum que no tuvo supervisión internacional de ningún tipo, funcionarios locales aseguraron que el 95,5 % de los votantes en Crimea apoyaron la opción de unirse a Rusia.
Decisión que el 18 de marzo de 2014, llevó al presidente ruso Vladimir Putin a oficializar la invasión firmando un proyecto de ley en el que Crimea se incorporaba a la Federación Rusa. Sin embargo, hasta hoy, la anexión de Crimea por Rusia no es reconocida por Ucrania, que la considera ilegítima y opuesta al derecho internacional.
Invadiendo y anexando Crimea, Rusia violaba un tratado internacional y tres tratados bilaterales firmados con Ucrania: el Memorándum de Budapest; el Tratado de Amistad y Colaboración entre Ucrania y Rusia de 1997; el Tratado sobre la permanencia de la Flota del mar Negro rusa en territorio ucraniano hasta 2017 y el Tratado de Járkov por el que dicha permanencia se extendía hasta 2042.
Por lo que esta anexión también es considerada ilegal por importantes potencias como Estados Unidos y la Unión Europea.
Esta decisión desató una guerra territorial que tuvo impactantes consecuencias durante todo ese año, y que desarrolló otros importantes conflictos como la Guerra en el Donbás. Conflicto que se extendió hasta febrero de 2022, cuando comenzó la cruda y brutal guerra de la que hemos sido testigos estos últimos años a través de los medios de comunicación y las noticias internacionales.
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Una víctima más: la cultura
Los conflictos bélicos no solo afectan y le arrebatan la vida a las personas, también dañan el patrimonio histórico, arquitectónico y cultural de las ciudades que atraviesan.
Hasta abril de 2023, la Unesco aseguró que el reciente conflicto entre Rusia y Ucrania, estimaba la destrucción del patrimonio cultural en Ucrania en unos 2.600 millones de dólares. Dejando un total de 248 monumentos dañados desde el inicio de la invasión, en febrero de 2022.
La ofensiva rusa también provocó una caída sin precedentes en el turismo, las artes, el deporte, el ocio y la industria cultural de su país vecino.
En julio del año pasado, Audrey Azoulay, la directora general de la UNESCO, agencia de la ONU para la cultura, la educación y la ciencia, condenó los ataques rusos: "La destrucción intencional de bienes culturales puede ser considerada como un crimen de guerra, como ha reconocido el Consejo de Seguridad de la ONU, del que Rusia es miembro permanente, en su resolución 2347 (2017). Estos ataques contradicen las recientes declaraciones de las autoridades rusas en las que se mostraban dispuestas a hacer lo necesario para evitar ataques a lugares que son patrimonio mundial en Ucrania", añadió.
Entre las grandes perdidas patrimoniales que ha dejado esta guerra se han visto afectados sitios culturales y naturales que forman parte de las listas de Patrimonio Mundial de la Unesco, entre ellos: el centro histórico de Odesa y la protegida Catedral de la Transfiguración, una de las catedrales ortodoxas más importantes y grandes de esa ciudad.
Hay que recordar que, según la Convención para la Protección de los Bienes Culturales en caso de Conflicto Armado (Tratado internacional firmado en 1954 por la Unesco), los daños ocasionados a los bienes culturales pertenecientes a cualquier pueblo constituyen un daño irreparable al patrimonio cultural de toda la humanidad, puesto que cada pueblo aporta su contribución a la cultura mundial.
Es por ello que la conservación del patrimonio cultural presenta una gran importancia para todos los pueblos del mundo y por lo que todos los países deberían asegurar la protección de este patrimonio invaluable.
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A 10 años del inicio de la guerra ruso-ucraniana de 2014, reconocemos cómo los conflictos de impacto mundial nos llevan a reflexionar sobre la importancia de la paz, la cultura, los derechos humanos y el respeto por la diferencia. En Radiónica nos unimos a esta conmemoración por la vida, con una playlist que amplifica esta reflexión en canciones que nos hacen soñar con un mundo mejor en donde todas y todos podamos vivir sin miedo: