La piel artificial en 3D podría acabar con las pruebas cosméticas en animales
Fue en 1944 cuando se desarrolló el test de Draize, el cual consiste en tomar 0.5 ml o 0.5 gramos de una sustancia a analizar y aplicarla sobre el ojo o la piel rasurada de un conejo, dejarla ahí durante un tiempo específico, enjuagar y revisar si había algún tipo de afectación en el animal.
Además de la crueldad que implica esta prueba también ha sido catalogada como no acertada del todo al hablar en términos científicos, no solo por la diferencia entre los animales y los humanos, sino por ser bastante subjetivo ya que se basa solamente en una prueba de observación, es decir que es bastante subjetiva.
Es por esto que si bien este test se expandió durante varias décadas, años después fue prohibido, el Reino Unido fue la primera nación en prohibir tanto este test como cualquier tipo de prueba de cosméticos en animales en 1998. Una década más tarde, en 2013 exactamente, se realizó esta prohibición en Europa y desde entonces todos los productos cosméticos europeos deben ser cruelty free.
Incluso China antes exigía que las pruebas cosméticas de los productos se realizaran en animales, ahora ha eliminado este requisito, pero aún tanto en China como en otros países se sigue experimentando con animales. Es por esta razón que se han buscado alternativas como la piel artificial, sin embargo, en ocasiones es difícil de obtener, pero la posibilidad de imprimir esta piel con una impresora 3D podría ser la solución para no tener que volver a experimentar con seres vivos.
La investigación fue publicada en la revista Bioprinting y fue realizada por la Facultad de Ciencias Farmacéuticas de la Universidad de São Paulo (FCF-USP) en Brasil, país que ha trabajado para que no se siga experimentando en animales, así que este aporte sería muy valioso para la industria cosmética en este lugar en aras de hacer productos cruelty free.
Según la investigación, la piel artificial impresa en 3D puede llegar a ser tan eficaz como la piel artificial que se sintetiza manualmente. Uno de los primeros pasos para el análisis es verificar que tenga la misma morfología que la piel humana in vivo, que tenga cuatro capas: estrato basal, espinoso, granuloso y córneo.
Al tener la misma morfología que la piel natural tiene la capacidad de proteger frente a la irritación de productos químicos como frente a estresores físicos, como es el caso de las radiaciones ultravioleta. Convirtiéndose así en un método eficaz para probar cosméticos.
Por ahora, los investigadores siguen realizando estudios más a fondo sobre esta piel impresa en 3d, ya que al utilizar agujas o boquillas cónicas para la dispersión celular de la piel artificial podrían obtenerse respuestas alteradas que en algunos casos puede interferir con el test de cosméticos.
Sin embargo, es una de las alternativas más promisorias para acabar con la experimentación de pruebas cosméticas en animales.