La inteligencia artificial está poniendo en problemas la ley de patentes
En el año 2020, un algoritmo de aprendizaje automático ayudó a los investigadores a desarrollar un potente antibiótico. La inteligencia artificial (IA) también se está utilizando para en el desarrollo de vacunas, el diseño de fármacos, el descubrimiento de materiales, la tecnología espacial y el diseño de naves. Es por esto que se prevé que dentro de unos años, numerosos inventos podrían involucrar a la IA, lo cual supondría importantes retos para los sistemas de patentes, como ha informado la revista Nature.
La ley de patentes parte de la suposición de que los inventores son humanos, por lo tribunales de todo el mundo están lidiando con solicitudes en más de 100 países donde las patentes nombran un sistema de IA como el inventor. Hasta el momento las oficinas de registro han rechazado dichas solicitudes en países como Reino Unido, Estados Unidos, Europa, Corea del Sur, Taiwán, Nueva Zelanda y Australia.
Hasta este momento, al no haber leyes claras, los registros de patentes y los jueces simplemente están interpretando las herramientas existentes lo mejor que puedan. Sin embargo, también varios de estos países están iniciando investigaciones de lo que saben será una discusión esencial más temprano que tarde, realizando consultas públicas sobre la IA y la ley de propiedad intelectual. Les preocupa que si los tribunales y los gobiernos deciden que las invenciones hechas por IA no pueden patentarse, los financiadores y las empresas estarían menos incentivados para realizar investigaciones utilizando inventores de IA al ver el retorno de su inversión limitado.
Para la revista Nature, la solución no es adaptar las viejas leyes de patentes a las nueva tecnología, pues se corre el riesgo de dejar áreas grises. Proponen que, para lograr una reforma legal más integral, diseñen un marco jurídico a la medida de la situación que proteja las invenciones generadas por IA. También consideran que es necesario que el diálogo sea amplio y que los gobiernos nacionales y los organismos multilaterales involucrados en la política de patentes deben realizar una investigación sistemática de los problemas, las pruebas y los puntos de vista. Lo anterior con el objetivo de crear un tratado internacional con principios estandarizados y que resuelva posibles disputas de manera eficiente.
Este diálogo debe evaluar, según la citada publicación, si proteger las invenciones generadas por IA como la propiedad intelectual incentiva la producción de invenciones útiles para la sociedad, como lo hace con otros bienes patentables. Quizás haya quienes argumenten que, por razones políticas o pragmáticas, las invenciones generadas por IA queden en el dominio público, de uso gratuito para todos; otros pedirán que la protección de la propiedad intelectual se extienda a este campo; algunos críticos podrían objetar la proliferación de formas de propiedad intelectual específicas de un tema, pero Nature insiste que es necesaria la conversación.
No es la primera vez que esto sucede: por ejemplo si las secuencias genéticas, los organismos vivos hechos por humanos y otros objetos podrían patentarse. A raíz de esto, en 2013, la Corte Suprema de EE. UU. concluyó que las secuencias de genes humanos aislados no eran patentables porque la información genética es un producto de la naturaleza más que una invención humana. Por eso, si bien crear una ley a la medida y un tratado internacional no será fácil, pero no crearlos podría plantear un peor escenario.