The Strokes
Han pasado trece años y cinco álbumes, y The Strokes siguen siendo la banda más querida de la explosión retro que salpicó a Estados Unidos e Inglaterra, y luego a Suecia, Australia y Latinoamérica, a principios de la década pasada. La novedad se encontró mirando al pasado, a las raíces (The Beatles, The Rolling Stones, The Kinks, The Beach Boys y The Who).
“Me gustaría escribir una canción en la que todas las partes funcionaran. Cuando escuchas una canción así es como encontrar un nuevo amigo” - Julian Casablancas.
Cuando “Is This It” (2001) penetraba los oídos de los que vendrían a ser los Arctic Monkeys, los Kings Of Leon y Los Bunkers por venir, The Strokes ya giraban abriendo la gira de nada menos que The Rolling Stones en Inglaterra, gracias al éxito de ese, su primer disco, soportado por sencillos como “Someday” y “Last Night”. Era 2002 y la banda reemplazó en un abrir y cerrar de ojos la seriedad del rock alternativo de los años 90 por canciones simples con un sonido lo-fi de garaje, caramelizado y elegante.
Esa experiencia convirtió a The Strokes -Casablancas, Albert Hammond Jr., Nikolai Fraiture, Fabrizio Moretti y Nick Valensi- en una banda veterana desde el principio, a la que la fama llegó muy pronto, pero sin afectar negativamente su música o a sus miembros personalmente. Tal vez tuvo que ver que Casablancas (voz) fuera el hijo de un reconocido empresario de la moda en Nueva York. Asimismo, la banda fue una estrella inmediata en Inglaterra, donde la obsesión de publicaciones como NME y The Guardian con “Is This It” los hizo la cara más importante de una generación que apenas comenzaba a mostrarse.
Ese disco debutó en el número 2 de los listados del Reino Unido y el romance con la prensa comenzaba. Con ese, el éxito de agrupaciones como Elefant, Jet, The Vines, The Libertines y The White Stripes, para quienes The Strokes pavimentaron el camino, también llegó muy pronto. Por esto, su segundo disco tenía todo y nada por probar. Pero “Room On Fire” de 2003, producido por Neil Godrich -a quien la banda luego criticó- y con sencillos como “Reptilia” y “12:51”, conservó el estilo de su debut y no necesitó mostrar nada diferente a lo que ya había enamorado al mundo. Su música era la punta de lanza de toda una generación.
Luego vendría “First Impressions Of Planet Earth” (2005), con el que sonarían más agresivos, pero igualmente más limpios en ciertos momentos, lo cual evolucionaría en “Angles”, el cual tomó 5 años en lanzarse, en 2009. En este último, The Strokes ahora recibía la influencia de una nueva camada de bandas como MGMT y Crystal Castles, incluyendo teclados y sonidos electrónicos, lo cual ofendió a muchos de sus fanáticos, pero era parte de la evolución de su sonido.
Ahora tenemos a “Comedown Machine”, un disco lanzado en marzo de 2013, pero que no han salido a promocionar de gira. “One Way Trigger” fue una primera muestra sonora, recibiendo criticas variadas, y con Casablancas mostrando otro tono de voz. El disco sigue la línea de “Angles”, con influencias modernas y en cuanto a las del pasado, mirando más al pop de los 80 que al rock clásico. Su sonido lo-fi sigue siendo su marca, pero es un recuerdo al lado de canciones como"Tap Put". Sin embargo, The Strokes siguen dando cosas nuevas con cada disco, no como muchos de sus contemporáneos que se perdieron en el tiempo.
Esta semana, hablaremos de esto y mucho más, pues 13 años después The Strokes no son los adolescentes que se ven en “In Transit”, su documental de 2002, cuando se disponían a tragarse el mundo, invitados, precisamente, por la banda más grande del mundo.
El tiempo pasa y su generación ya no es la misma ni tiene la relevancia de la novedad, pero por fortuna ellos sí, pues hace mucho tiempo fueron más allá de la onda retro para consolidar un sonido original que perdura hasta hoy, y que suena renovado y se incrusta en la onda indie de esta nueva década.