‘Primal’ un crudo poema a la vida y la muerte
Hubo un momento en el que el mundo era mucho más salvaje de lo que es hoy. En el que los humanos no dominaban nada y estaban a merced de la fuerza de la naturaleza. En el que la magia se mezclaba con la realidad, criaturas fantásticas pisaban la tierra y los humanos simplemente estaban aprendiendo a vivir en esta tierra, a domarla y entender sus secretos. Esa época primaria la llamamos prehistoria, antes de la historia, y como es muy poco lo que sabemos de esos primigenios años, lo único que podemos hacer es intentar imaginar esos días en el que éramos un eslabón medio de la cadena alimenticia y nuestra barbarie era mucho más desalmada.
Con la serie Primal, Genndy Tartakovsky creó un mundo fascinante, hermoso y lleno de violencia. Con Samurai Jack mostró todo el talento y la sensibilidad que tiene para escribir, con Clone Wars, su capacidad de crear una serie de acción épica atrapante y acta para todo público, pero con Primal toma lo mejor de toda su carrera, (menos Hotel Transilvania), y lo unió para concebir una obra de arte y fantasía espectacular.
Hay tres elementos que se destacan en esta serie producida por Adult Swim, disponible en HBOMax, que acaba de cerrar su segunda temporada. El primero es el juego entre el silencio y el sonido ambiente combinado con planos largos, abiertos y contemplativos, que es la firma creativa de Tartakovsky.
Esta es una serie silente protagonizada por Spear, un cavernícola que pierde a su familia luego del ataque de unos dinosaurios, quien en busca de venganza se une con Fang, una tiranosaurio que también pierde sus crías en las fauces de la misma manada de dinosaurios.
Ambos empezaran una relación en un principio motivada por la venganza, que luego se transforma en un vínculo de supervivencia y amistad. Pero ninguno de los dos habla, solo se comunican a través de sonidos, gritos y señas. Lo cual hace de esta una producción brillante porque no hay una sola palabra. Eso obliga a adentrarse casi que en la mente de estos dos personajes y entender la trama de la misma forma en la que ellos entienden el mundo que están descubriendo.
Ese guion tiene el estilo de los comienzos del cine, en el que a punta de secuencias y música muy bien insertada se va hilando la historia. La clave de esta serie es dejarse llevar por el juego de estímulos que nos propone, el cual se sostiene en el segundo elemento importante de Primal, la animación. Esta es muy simple en verdad y mantiene un poco del estilo cuadriculado de las series de Tartakovsky, pero es un poco más estilizado, más pulidos los detalles, y destaca mucho lo colorida que es. Incluso en las escenas oscuras se destacan las paletas de colores.
Y esto lleva al tercer gran elemento de Primal, el uso de la violencia. En esta serie Tartakovsky tuvo carta libre y se volvió loco, porque es una producción extremadamente violenta y gráfica. Lo cual nos mete en el corazón de un mundo de supervivencia, en el que hay que ser astuto y fuerte para llegar a final de día. Esta es una tierra primitiva de pura lucha y de forma muy cruda cada capítulo se va desarrollando entre la belleza del trazo y un mar de sangre.
Eso es lo que la vuelve tan atrapante, porque usa la estética de lo obsceno de una forma muy bien lograda, no es el gore por el gore, no es una búsqueda barata de ser incorrecto, ni una excusa para tener seguidores, más bien es una herramienta que pretende llevarnos al límite de la percepción e impactarnos o conmovernos o hacernos enfurecer, mientras nos atrapa en una historia que no nos deja respirar.
Durante la primera temporada, ambos amigos van llevando su duelo a lo largo de varios capítulos inconexos pero muy surreales. Este par debe enfrentar murciélagos y arañas gigantes, tribus de primates que pueden ser un eslabón perdido, bestias sanguinarias e invisibles y hasta un aquelarre lleno de magia negra.
En un principio, hombre y dinosaurio van por esta inhóspita tierra simplemente por inercia, por la pura voluntad de mantenerse con vida, incluso Spear coqueta con el suicido después de perder a su familia, pero la lucha diaria es más fuerte y así se desarrolla la serie, entre un andar sin destino y el enfrentamiento de la pérdida. Es la búsqueda por encontrar algo más, un sentido más allá de la violencia y la furia, y Spear lo encuentra en Mira.
Ella es una mujer alta, inteligente y muy fuerte. Spear es más como un hombre de las cavernas, un ser más primitivo que sin bien es muy astuto, su mayor don es su fuerza descomunal. Mira es un homo sapiens sapiens, más parecido a los humanos actuales que al ser primitivo y salvaje que Spear representa. Pero dentro de toda su fuerza y salvajismo, existe un hombre sensible en busca del amor como salvación y con esta mujer muy distinta y a la vez parecida encuentra esa respuesta.
Mira fue esclavizado por una tribu anglosajona que serían los antepasados de los vikingos, pero escapó y mientras huye forma un vínculo con Spear y Fang. Pero es recapturada y llevada al mar. Así termina la primera temporada.
Dos años tardó en llegar la segunda entrega de Primal y sin duda no decepcionó a los fanáticos. En esta Spear debe descifrar cómo enfrentar el océano para ir en busca de Mira y luego encontrará un mundo nuevo lleno de peligros y desafíos.
Este temporada tiene dos grandes diferencias, por un lado los capítulos sí tienen continuidad y por otro, los héroes ya no enfrentan bestias sino otros humanos que son incluso peores que cualquier criatura. Aquí Spear encontrará a uno de sus mayores rivales, el líder del pueblo que secuestró a Mira, quien juró vengarse del cavernícola luego de que este asesinara a toda la aldea.
Pero también debe enfrentar a la Reina Ima, una soberana egipcia que surca los mares en una ciudad/barco, con la que asalta los puertos, roba las riquezas y secuestra a los guerreros más fuertes para asegurar su victoria. Es una mujer despiadada y fuerte que no le teme a nada y es tratada como una diosa.
Aparte hay un mal aún más misterioso y siniestro, una fuerza demoníaca que se une al vikingo para enfrentar a Spear y Fang. Pero en medio de toda esta violencia, de esta barbarie y desesperanza, está el motor de la humanidad, el amor.
El objetivo del cavernícola y su dinosaurio es reconstruir sus familias y Fang logra, luego de un fugaz y muy violento idilio con otro tiranosaurio, tener dos pequeños hijos. Y Spear construye una relación con Mira que al final de la serie da como resultado una niña y esa búsqueda por la vida en medio de tanta muerte es una reflexión interesante que nos deja Primal.
Al final la vida se da los modos de ser y en ese milagro las mujeres son muy importantes, no solo como las que dan a la luz, sino como el eje de la existencia. Las mujeres de esta serie son muy poderosas y fuertes, son mágicas, astutas e independientes, tal vez es por eso que al final quien sigue con el legado de Spear es una niña.
Y ahora la pregunta es qué pasará con ese legado porque si bien la serie termina bien cerrada, queda la duda de saber qué pasará en este salvaje mundo, sobre todo con esa imagen demoníaca que perseguía a los héroes. Tartakovsky ya habló de una tercera temporada pero no dio detalles, el director quiere seguir explorando este universo, pero dice que no sabe si con los mismos personajes o algo nuevo.
Independientemente de eso, estas dos temporadas son una joya de la animación contemporánea. Un poema audiovisual lleno de sensibilidad y salvajismo que nos lleva a lo más primitivo de la esencia humana, a esa raíz más profunda de nuestro ser, donde la furia y la compasión de juntan, donde nuestros instintos y nuestra inteligencia se vuelven cómplices y donde entre el horror más desgarrador se crea la esperanza. A la larga Primal es una celebración de la vida, una invitación a la contemplación del mundo y un recordatorio de esa hermosa bestia salvaje que vive en nuestro interior.