Frikstailers y Sonido Gallo Negro: la cumbia más fresca que nunca
El pasado viernes (5 de agosto), el Teatro Colón se vistió de gala para recibir a dos de las agrupaciones más importantes de la Cumbia (y sus fusiones) en Latinoamérica. Frikstailers y Sonido Gallo Negro vinieron a demostrar que la cumbia ha mutado a lo largo de los años y, hoy en día, se mantiene más vigente y fresca que nunca.
Frikstailers, dúo proveniente de Cordoba, Argentina, fueron los encargados de darle el puntapié inicial a esta fiesta que, aunque comenzó apagada, con cada canción se fue tornando más y más en un espacio propicio para el baile y la sabrosura.
Desde las 8:00 pm Sandro Lee y Ralf, acompañados de sus vistosas pelucas y unas gafas de luces led en forma de 8, comenzaron a contagiar al público con su energía desbordante y una fusión que, aunque cada vez es más usual, aún se está abriendo el camino en la escena musical latinoamericana: la electrocumbia.
Su sonido, lleno de elementos de cumbia tradicional, chicha, dubstep, house y otros subgéneros de la música electrónica, nos acerca a una faceta diferente de la música tropical en la que elementos tan cotidianos y actuales como controles de videojuegos, pueden involucrarse para diversificar y darle un aire nuevo y moderno a un género que se presume, tiene más de 180 años.
Una muestra de dicha diversificación de la música, tanto tropical como electrónica, es su set híbrido compuesto por redoblante, campanas, platillos, mixers, sintetizadores, pads, además de elementos no tradicionales en la música como una batería de Rock Band, una guitarra extraída del videojuego Guitar Hero, un tapete de playstation e incluso un par de controles de Wii.
Foto del Facebook de Frikstailers
Luego de un receso de 15 minutos llegó el turno de Sonido Gallo Negro, quienes con más de 6 años de experiencia como banda, estaban dispuestos a probar que la cumbia tradicional colombiana también puede leerse desde otras realidades, como la mexicana.
Inmediatamente la cortina se abrió salieron los músicos cubiertos con túnicas negras y máscaras que recuerdan su profunda afinidad con la cultura indígena latinoamericana. Una versión, aún más bailable, de la pieza tradicional La Piragua fue la primera canción que tocaron e inmediatamente el Teatro Colón, uno de los escenarios más tradicionales del país, se convirtió en una pista de baile que no pararía hasta el final del concierto. A lo largo del show también se pudieron escuchar otras versiones de canciones colombianas como Tolú, una hermosa pieza compuesta por Lucho Bermúdez.
Nueve músicos en escena componen la alineación de este completo y complejo ensamble que mezcla elementos de la cumbia y la chicha tradicional con otros ritmos tropicales (gaita, porro, son, etc.) y algunas bases de rock, pop, surf, rockabilly e incluso, elementos electrónicos. Sin duda, la percusión es un elemento fundamental en el sonido de esta agrupación, tanto así que dos de los tres sets de percusión (entre ellos un set de batería y timbales) se encuentran en la parte de adelante.
Otro de los aspectos que más se destaca de sonido Gallo Negro fue su vestuario. Los músicos comenzaron el show con máscaras indígenas y largas túnicas negras con capucha que paulatinamente se fueron quitando. En una segunda estancia quedaron sólo con las túnicas negras y capuchas que tapaban su cara. Finalmente, en un estado más avanzado del show, las túnicas fueron cayendo dejándolos con camisas negras con un estampado de esqueleto, demostrando así su conexión con las creencias populares ancestrales y con la muerte, icono esencial de la cultura latinoamericana y, sobretodo, mexicana.
Foto de Santiago Acosta para Shock tomada del Facebook de Sonido Gallo Negro
Luego de más de 2 horas de cumbia, tanto tradicional como electrónica, el Teatro Colón fue despidiendo lentamente a sus visitantes, quienes sin importar su cercanía a los géneros tropicales, podían estar seguros de algo: la cumbia tiene en esta década su segunda gran oleada y no va a parar hasta contagiar de baile y alegría a todo el continente.