De la independencia política a la independencia cultural
La independencia tiene un significado bastante ambiguo según sea la perspectiva. Para unos se trata de una suerte de liberación que incluye cuerpo y espíritu; para otros se trata de una resignificación de la autonomía en nuestros tiempos o si se rige a la connotación política estaríamos hablando entonces de la condición de un territorio que no depende políticamente de otro.
En Colombia conmemoramos como fecha central de la independencia nacional el pasado 20 de julio. Fecha que recuerda un evento sucedido en la capital del país y que comenzaría todo un proceso histórico en el que se librarían las batallas por la libertad de Colombia durante más de una década.
A pesar de esta memorable fecha, cada una de las regiones en este país narra su propia historia desde las realidades propias de cada territorio. Cartagena, por ejemplo, conmemora su propia independencia el 11 de noviembre desde 1811, constituyéndose en el primer territorio de la actual Colombia en declararse totalmente independiente, así como la segunda ciudad en América del Sur, después de Caracas, Venezuela. Nariño, por su parte, cuenta con una historia bastante distinta a la que se narra en los libros de historia sobre la gesta independentista en resto del territorio nacional.
Precisamente, son las batallas contadas desde las victorias en el centro del país o bien desde las élites en las regiones las que nos han sido narradas desde la infancia. Por eso, es importante conocer que implicaban esos conceptos libertarios en cada región y con ello como iban cambiando sus propias realidades. La historia nos cuenta que, en 1810, en Santa Fe de Bogotá (capital del Nuevo Reino de Granada, actual Colombia) se produce el primer Grito de Independencia. Se trata de los sucesos que fueron iniciados por el incidente de “El Florero de Llorente”, con lo cual inicia el proceso independentista que culmina con la independencia en 1819. En esta ocasión, la radioficción de Pueblos mágicos, nos lleva a conocer una historia alternativa desde la imaginación radial.
Es en la capital del país, donde todas las regiones se reúnen. Las representaciones culturales allí encuentran un espacio ante la celebración de la diversidad. Allí, donde la historia nos cuenta las partes que con el tiempo hemos ido armando y contándonos entre nosotros mismos a través de esa pluralidad que somos todos en el país, encontramos también las historias de Bogotá rememorando por sí sola, con nombres de sus localidades y barrios, a la historia misma. Es el caso del barrio 20 de julio.
En esas otras historias que se tejen desde los lugares más remotos del país, vamos migrando de la independencia político-económica a la independencia cultural. Esa que conserva los rasgos más genuinos de las representaciones que nos anteceden y que continúan reestructurándose a través de un largo proceso de descolonización, “una tarea permanente que es, no solo la independencia, sino la creación de nuevas relaciones entre pueblos y gentes en las naciones” según indica el investigador Nelson Maldonado Torres.
Teniendo en cuenta estos procesos libertarios desde la región Caribe, rememoramos los primeros palenques, esos pueblos libres en América Latina que encontraron la libertad de sus gentes esclavizadas a través de su propia lucha y que continúan con procesos culturales independientes, como el caso de Bullenrap, provenientes de Libertad, Sucre.
América Latina, colonizada por imperios europeos, quienes consideraban a su especie no solo como la forma virtuosa de la especie humana sino como un paradigma de lo humano, minimizaron y anularon las manifestaciones culturales, religiosas, o históricas de las sociedades colonizadas.
En la actualidad, las comunidades trabajan continuamente por el rescate de sus tradiciones y la independencia de sus expresiones artísticas. En Cali, nos encontramos con La Linterna, una experiencia desde la gestión cultural y en Medellín descubrimos el colectivo artístico Un nuevo error, una representación de la independencia desde el arte. La autonomía en los proyectos culturales permite que sigamos conociendo las propuestas más auténticas de todos los rincones del país.