Arengas, batucadas y expresiones artísticas en las movilizaciones populares
Han sido días muy intensos en los que gran cantidad de colombianos, en diferentes partes del país, han salido a las calles de sus ciudades motivados por numerosas razones, algunas de ellas, las más escuchadas: la muerte de líderes sociales y niños, las reformas laborales y pensionales, la precariedad del sistema educativo y de salud, la corrupción, y la inconformidad casi que generalizada frente al gobierno actual.
En Pereira durante estos días el punto de mayor concentración para las marchas ha sido la Plaza de Bolívar, lugar que ha servido como punto de salida, llegada y plantón de los marchantes en diferentes momentos del día. Se identifica además desde lejos que la gente está aglomerada en el sitio por el ruido que producen los pitos, las vuvuzelas, los tambores de la batucada, las cacerolas, y sobre todo, por los gritos de las arengas.
La definición de esta última palabra, según la Real Academia de la Lengua Española, hace referencia al “discurso pronunciado para enardecer los ánimos de los oyentes”, y ha sido este uno de los recursos orales más usados a lo largo de la historia, sobre todo en los actos políticos, ya que es capaz de divulgar un mensaje concreto de forma entusiasta entre la multitud.
Pero ¿cuáles son esos aspectos que hacen que una arenga sea una buena arenga? para Jhon Harold Giraldo, doctor en educación y magíster en literatura, el principal aspecto que debe tener una arenga es que vaya con el propósito y contexto dentro del cual se está desarrollando, de modo que el manifestante y la gente fuera de la manifestación, pero que la ve y la oye a lo lejos, comprenda lo qué está ocurriendo allí según el mensaje que se oye.
“Estos son términos en cuanto a la estructura macro del lenguaje que debe llevar una arenga. En cuanto a sus componentes micro debe ser una consigna fácil de aprender, corta, directa y que tenga un elemento de emotividad y fuerza ya que la manifestación no es un asunto pasivo, sino por el contrario es un asunto que debe generar activación en todos los manifestantes y por lo tanto tiene también un aspecto de confrontación en su mensaje”.
Giraldo trae también a colación las consignas o arengas cargadas de lenguaje ofensivo, las cuales, según lo expresa, “deberían salir de las calles si tenemos en cuenta que lo que se quiere generar es la unión y la empatía, y no por el contrario la segregación o la ofensa hacia quienes son nuestros iguales”.
Las arengas que se cantan contra los policías son un buen ejemplo para ello, pues suelen tener un tono clasista y ofensivo hacia la persona y no tanto hacia la Institución, como aquella que dicta lo siguiente: “Hay que estudiar, hay que estudiar… el que no estudie es policía nacional”. Y no hay que omitir que precisamente muchos de quienes hoy son bachilleres en la policía lo son porque no tuvieron acceso a educación gratuita y de calidad.
En este mismo orden de ideas, las arengas machistas u homofóbicas tampoco deberían repetirse más.
“El lenguaje se está renovando con toda esta juventud que está saliendo a las calles, los jóvenes son muy creativos y eso está muy bien, pero es difícil ser conscientes de ese lenguaje ofensivo... por eso es necesario buscar la coherencia respecto a lo que se dice con lo que se hace. Hay que unir sentimiento, pensamiento, decir y acción. No se puede estar luchando por los derechos y al mismo tiempo vulnerándolos en el ejercicio de la manifestación, así sea de forma oral”.
¿Y el son de la batucada?
Pero las arengas no siempre están solas sino que vienen acompañadas de un ritmo de tambores que animan y ensanchan el mensaje con fuerza y euforia, y a esto es a lo que se le conoce como la batucada, un grupo de percusión con ritmo brasilero que se caracteriza por su estilo repetitivo y su ritmo acelerado capaz de alentar el baile y la empatía entre la gente.
En Pereira este ritmo no ha sido excepción durante estos días. Habitualmente la batucada ocupa un lugar al inicio de la marcha o en el centro de la concentración, de tal forma se lidera la manifestación al ritmo de redoblantes, repiques, surdos, chocalhos y timbas, haciendo del encuentro popular uno alternativo y entusiasta.
Ana Carolina Ochoa es activista e integrante de la batucada La Retumbante Rebelde de la ciudad de Pereira y para ella esta es una de las propuestas contemporáneas de la movilización social más certera que existe, pues es la mejor forma de que el mensaje, que es la síntesis misma de un manifestación, llegue a las demás personas de una manera creativa, alegre, y eficaz.
“La música llama, convoca, y es alegría en sí misma, es muy poderosa realmente, por eso nosotros desde la batucada planteamos que nuestra acción sea esa, la de la llevar siempre alegría pero sin dejar de lado la denuncia que es el foco de todo… Nuestro escenario son las calles y desde allí a través del ritmo, de las consignas o las arengas, estamos construyendo esa sociedad que queremos, finalmente ahí en la calle y en la voz de todos nosotros es donde podemos cambiar esas subjetividades y conciencias de las personas que nos escuchan”.
Para los asistentes a las marchas o plantones, luego de determinado tiempo estos actos pueden ser desgastantes por su duración y porque bajo el agua o el sol hay que hacer resistencia, y es en ese punto donde los actos artísticos toman más valor que nunca, pues con sus dinámicas creativas y entusiastas generan otro tipo de sensaciones más amables y sensibles para todos.
Edwin Hoyos Osorio es artista de la ciudad y no solo ha asistido a varias de las manifestaciones como marchante sino que con su instrumento musical y compañeros de danza le ha aportado energía y ritmo a la movilización popular.
Para él es muy claro que la música, el canto y el baile son ejercicios energéticos que alineados con la palabra en un contexto de resistencia social tiene un poder inalcanzable, por eso desde su individualidad, así como miembro de colectivos artísticos no duda en asistir a las manifestaciones apoyándose del arte.
“El arte en general, pero sobre todo la música cuando está alineada a los mensajes contundentes, contestatarios y sin miedo que velan por la igualdad de todos los ciudadanos, es una herramienta muy poderosa. Se convierte en algo que contagia al otro, y que se queda en la mente o en el subconsciente de las personas, y si desde el arte podemos aportar a ese cambio de pensamiento arbitrario y utilitario, estaremos convencidos de que estamos haciendo las cosas bien y lo seguiremos haciendo cuantas veces sea necesario”.
En Pereira, al igual que en otras ciudades del país donde se realizan movilizaciones desde el 21 de noviembre, artistas, músicos, bailarines, y poetas han convocado a reuniones en la plaza pública invitando a la manifestación pacífica y la unión, convencidos que el arte puede cambiar el mundo.