Arena del río, la propuesta multipropósito en el Caribe colombiano
Desde su concepción, Barranquilla ha establecido una relación necesaria con el comercio. Su desarrollo, incluso, ha tenido que ver directamente con la reunión de migrantes de distintas áreas del país y del mundo, que desde sus orígenes se asentaron en una ciudad que por su ubicación permitía un intercambio comercial bastante fructífero.
El proyecto del escenario multipropósito Arena del río, llega en un momento en el que la capital del Atlántico, acostumbrada a deslumbrarse con las propuestas de inversión, se asoma a la recuperación económica tras un largo período de confinamiento.
El Arena del río se forja como uno de los escenarios más grandes del país para el entretenimiento, el deporte y la generación de contenidos de América Latina y el Caribe. Será, en definitiva, el punto de encuentro de los más reconocidos talentos.
“El Arena del río, reafirma el buen momento de Colombia como destino de inversión privada nacional y extranjera y principal punto de encuentro del turismo nacional e internacional. Será un gran circuito turístico del Caribe”, ha manifestado el ex beisbolista Edgar Rentería, durante el lanzamiento del proyecto. Él, como miembro de la firma Two Way Stadiums, representa parte de la inversión privada internacional que se alía con Universal Music Group & Dakia U-Ventures (UMUSIC Hotels), quienes contrataron a la firma de ingeniería AECOM para el desarrollo del proyecto.
Según reseña la compañía, la propuesta arquitectónica de este complejo multifuncional contará “con capacidad para 53 mil espectadores, es la única estructura techada de estas dimensiones en América Latina, con un césped móvil retráctil que da paso a un gran escenario para espectáculos. Un hotel cinco estrellas, 100 apartamentos de lujo, 350 palcos que a su vez funcionan como oficinas, estudios de televisión, cine, música y producción de contenidos, tres auditorios independientes, museo y club de negocios".
Ante la espectacularidad de este panorama, la ciudad que antaño fuera sinónimo de modernidad, retomaría inequívocamente una posición que ha ido recobrando a nivel cultural, económico y comercial. Después de todo, gracias a ello se debe su catalogación como distrito especial, industrial y portuario.
No obstante, el Arena del Río no deja de ser cuestionado por múltiples ingenieros, arquitectos e investigadores de la ciudad que han manifestado su descontento, sobre todo, por el abandono de las estructuras ya existentes para dar lugar, únicamente, a los proyectos rimbombantes en la orilla del río.
“La implantación obedece a ese proyecto de ciudad deseada, a una translación a un río en la que no se incubó. Barranquilla nace en los caños, hay suficiente documentación histórica al respecto”, comenta Fernando González, arquitecto.
Nos remitimos al libro Memoria Gráfica de Barranquilla 1890 – 1950, donde se sustenta lo siguiente: “En el caso del sistema hídrico de los caños de Barranquilla, se encuentra indefectiblemente asociado a una época de prosperidad, de ciudad pujante, en donde todo era posible hacerlo en nombre del desarrollo económico. Una propuesta de modernidad y cosmopolitismo extraordinario que llevaba en sí misma la idea de destrucción de estas corrientes de agua que fueron testigos del nacimiento de la ciudad en alguno de los múltiples campamentos indígenas levantados en sus riberas. Después, de manos de la corona española, se levantaría el Puerto Real, que convocó a todos los navegantes y comerciantes del río Magdalena. Por esos mismos caños entró la modernidad aparejada del tren y del muelle de Puerto Colombia, partiendo de los muelles, en el Caño de las Compañías, con los vapores penetrando al corazón de Colombia”.
Ese conjunto de caños que desembocaba en el río Magdalena son lo que conforman calles y plazas de la ciudad de Barranquilla actualmente. Por ello, el arquitecto Fernando González argumenta que “ha resultado tan eficiente políticamente, esta tesis, que ha eclipsado temas como el verdadero daño ecológico al endurecer esa rivera, lo que llevará a situaciones no esperadas. Es precisamente ese el lunar más fuerte: se puede percibir que es un proyecto desinteresado del impacto ambiental a la ciudad, de las prioridades y necesidades de los ciudadanos y que se está utilizando esta plataformas para unos intereses público-privados, prometiendo empleo con un edificio que, si no es mejor que el render promocionado, no da claras muestras de sus verdaderos costos en tiempos, recursos y daño ambiental”.
Según menciona Le Corbusier, la arquitectura siempre “debe ser la expresión de nuestro tiempo y no un plagio de culturas pasadas”. Las inquietudes, a nivel de ingeniería, sobre la edificación multipropósito, comienzan en que “la clara alegoría de la rosa de los vientos, en sí, es una respuesta conceptual materializada en una propuesta volumétrica anacrónica. No se puede hablar de un edificio contemporáneo si su tectónica revela una propuesta plástica más bien romántica, con un inmisericorde uso del vidrio como solución de fachadas y cubiertas, que en un clima cálido-húmedo propio de una rivera tropical lo convierte en un invernadero cuya respuesta de refrigeración debe ser tan costosa como el proyecto en sí”, puntualiza González.
Por su parte, el beisbolista Edgar Rentería mencionó durante el lanzamiento del proyecto que “Arena de río está compuesto de muchas cosas. Yo creo que lo primordial es que va a ser un elemento de crear empleo grandísimo para la ciudad. Todo en Barranquilla va a ser todo para toda Colombia. Va a ser muy grande para los niños que necesitan desarrollar su música, para los deportistas que necesitan desarrollar su talento deportivo. Me siento muy orgulloso de que mis socios hayan tenido interés en este proyecto”.