Palomino, el pedacito de cielo en la tierra
¿A qué no terminan de leer este post sin que les den ganas de un viajecito a playa? Esta es mi crónica de viaje…
Los paisajes que se ven en la carretera Santa Marta – Riohacha son bellísimos y contrastantes. Una panorámica preciosa que como costeña me hace sentir muy orgullosa. El trayecto de tres horas de viaje (saliendo en carro desde la capital del Magdalena) comienza con muchos árboles verdes y grandes, después con ríos y acantilados (muy bonitos, además) y termina en un clima muy cálido y en tierra desértica. ¿Por qué les cuento esto?, para ubicarlos un poco en mi “pedacito de cielo en la tierra”, AKA, Palomino.
Desde hace más o menos año y medio, Palomino se ha convertido en el destino favorito de extranjeros y locales, ¿saben por qué? Porque es un paraíso chiquito, íntimo y hermoso. Se encuentra en el municipio de Dibulla, parte del departamento de la Guajira y está a sólo 2 metros sobre el nivel del mar.
Queda a 40 minutos de la entrada del parque Tayrona y está cerca del resguardo Indígena de los Koguis, así que es full fácil verlos caminando o haciendo alguna vuelta en el pueblo. No es un lugar de fiesta, a menos que haya algún evento o festival (solamente hay dos al año), así que el ambiente en general es de relajación y tranquilidad.
Hay diferentes planes para hacer en Palomino. Se puede surfear (es mar abierto, así que las olas son fuertes y grandes), hacer tubing en el río, ir a la quebrada Valencia, comprar mochilas y artesanías coquetas o simplemente acostarse en la playa con su combo en la noche a ver las estrellas y pasar un buen momento.
Algo obligatorio es ir a ver el encuentro del río con el mar. Este paraíso tiene dos ríos, el Palomino y el Don Diego, ambos a 10 minutos caminando por toda la playa. Y no crean que es lo mismo, las desembocaduras son muy diferentes, así que el plan completo es ir a los dos y llevarse una fotografía mental preciosa.
Ahhh, ¡y la comida!, la deliciosa comida. Hay mucha variedad con ricos sabores y muy buenos precios. Encuentran de todo, hasta sushi. Debo decir que una de las mejores pizzas de leña que me he comido en la vida fue allá, en un local que se llama La Frontera. Masa delgadita, crujiente, ingredientes frescos, muy ricos. La amo con locura y pasión.
Hay hospedaje para todo tipo de presupuestos. Hay muchos hostales de diferentes precios y en todos consigues las tres comidas y adicionales. No hay líos entre alojamientos, así que pueden desayunar en uno, almorzar en otro y así. Es muy relajado todo y la gente muy amable y chévere.
Y bueno, yo creo que más de uno después de leer este post se pondrá a revisar tiquetes y a pensar en vacaciones de mitad de año.... ¿y saben una cosa? El viaje valdría TODA la pena. Recomendadísimo, no se arrepentirán. Además, aprovechando que están en el Caribe, ¿por qué no pasar por el Tayrona o el Cabo de la Vela? Colombia está llena de sitios hermosos que aguanta conocer.
El Dato:
En Palomino convergen comunidades indígenas, locales y extranjeras y viendo la gran acogida que está teniendo el corregimiento, los palominenses (sí, así es su gentilicio), han empezado a generar espacios culturales y lúdicos que promueven la circulación de artistas musicales y escénicos con el fin sembrar conciencia socio-ambiental en los visitantes. Con estos espacios ellos quieren transmitir mensajes de respeto a la madre naturaleza, tolerancia y paz. Qué bonito.
“Playa, brisa y mar, es lo más bello de la tierra mía”.