El museo Nacional de Colombia dedicará una exposición a la memoria de Los Montes de María
Texto de Colprensa
Continuando con las celebraciones de su bicentenario, el Museo Nacional de Colombia acoge una nueva exposición, esta vez del Museo Itinerante de la Memoria y la Identidad de los Montes de María -El Mochuelo-, desde este 15 de junio hasta el próximo 17 de septiembre.
Se trata de una oportunidad para reconocer el papel de los museos como agentes constructores de paz, como es el caso del Museo Itinerante de la Memoria y la Identidad de los Montes de María -El Mochuelo-, que ha tenido un gran impacto comunitario por su liderazgo en la búsqueda de la transformación social en el Caribe colombiano.
Para celebrar su trayectoria, el Museo Nacional de Colombia acogerá la exposición temporal ‘El vuelo de El Mochuelo de los Montes de María a Bogotá’, la cual busca reconocer a un museo que encarna el sentido transformador del trabajo comunitario, a través de las memorias, la visibilización de las resistencias en el territorio y la recuperación de los proyectos de vida perdidos durante el conflicto armado en los Montes de María.
El pabellón móvil de -El Mochuelo- fue Inaugurado el 15 de marzo de 2019, en la plaza pública de El Carmen de Bolívar, por la Corporación Colectiva de Comunicaciones Montes de María Línea 21, que lo co-diseñó y lo anima permanentemente, junto con las organizaciones comunitarias, de víctimas, culturales, de jóvenes, campesinas, de mujeres, de memorias y de comunicaciones pertenecientes del territorio montemariano.
-El Mochuelo- se proyecta como una plataforma para recuperar la palabra y la voz propia y pública de las comunidades, con el objetivo de hacer de la memoria un camino para el reencuentro, la superación del miedo, del silencio y del dolor.
Para William López Rosas, director del Museo Nacional de Colombia, el Museo Itinerante de la Memoria y la Identidad de los Montes de María “aborda el dolor del conflicto armado, pero también las posibilidades del futuro para sus poblaciones. Recuerda los hechos que marcaron a los Montes de María, pero evitando caer en el resentimiento y la venganza. Se centra en los proyectos de vida de muchas personas a quienes se les ha segado la vida, desterrado, silenciado o victimizado de múltiples formas”.
También afirma que la exposición es “un gesto como semilla primaria y una acción museológica que nos anima a sumarnos en la construcción de la paz en cada rincón del país”.
Simboliza una de las aves más representativas del territorio: el mochuelo. Y como un ave, ha desplegado sus alas para volar en ocho itinerancias a lugares como Cartagena, El Carmen de Bolívar, San Juan Nepomuceno, Córdoba (Tetón), San Jacinto y Chalán.
Para su novena itinerancia, -El Mochuelo- llega a Bogotá por primera vez y dispondrá su canto y sus oídos para visibilizar las historias de lo vivido por miles de personas en medio de las violencias del país y para escuchar sus relatos de esperanza y resistencia.
Para Soraya Bayuelo Castellar, directora del Museo Itinerante de la Memoria y la Identidad de los Montes de María, este vuelo por los Andes es “la oportunidad para que el centro de la nación vea a los Montes de María más allá de la mancha roja con la que nos han estigmatizado. La exposición narra el talento, el quehacer, la resiliencia y las resistencias de mujeres, campesinos, jóvenes y juglares montemarianos y montemarianas”.
Con cada vuelo, -El Mochuelo- anima la narración individual y colectiva y acoge nuevos relatos y memorias sobre lo acontecido en los territorios, invitando a la reflexión colectiva y a la acción transformadora mediante la participación activa de las comunidades anfitrionas.
“El Mochuelo viaja porque las historias que la gente quiere contar no son sólo de un lugar, ni de una persona particular: son también las que nos han ocurrido a todos y todas como país”, afirma Italia Samudio Reyes, investigadora del Museo Itinerante de la Memoria y la Identidad de los Montes de María.
Y agrega: “En Colombia hay dolor, pero también esperanza en muchos rincones; hay miedo, pero también resistencias; hay llanto, pero también el canto que nos permite tramitarlo junto con otros, convertirlo en palabras que quieren ser escuchadas”.
Una visita única
Los públicos podrán visitar la galería de -El Mochuelo- en la Sala de Exposiciones Temporales del Museo Nacional de Colombia, agrupada en seis temas, empezando por ‘Territorios y memorias’, que brinda un contexto histórico y geográfico de los Montes de María y su transformación durante los ciclos incesantes de violencia. En esta parte de la exposición, se recuerdan algunas masacres, como la de Las Brisas, El Salado y Los Guáimaros, desde la voz de sus sobrevivientes, quienes explican las gestas emprendidas en medio del dolor para que nada de ello vuelva a ocurrirle a nadie.
Otro de los temas es ‘Identidad cultural: las alas en -El Mochuelo-’, que representan la libertad que brinda la cultura para transformar, desde la narración, la vida en los Montes de María. Aquí se evidencia la potencia de la cultura intangible y material montemariana, a través de las narraciones del territorio que la guerra no pudo callar y que encarnan grandes cultores como Lucho Bermúdez, Andrés Landero, Petrona Martínez, Los Gaiteros de San Jacinto y Adolfo Pacheco Anillo.
El tercer tema es ‘Memoria del conflicto’, donde se recuerdan los hechos violentos ocurridos en el territorio de los Montes de María y su diálogo con las memorias del territorio anhelado. En un viaje sensorial se escuchan las historias que narran cómo la solidaridad y la organización han sido los legados con los cuales las comunidades intentan reconstruir sus vidas.
En ‘Memorias del corazón’ se encuentra el Panel de las Resistencias, donde se destacan las historias de vida y liderazgos de hombres y mujeres que han recuperado su voz política en los Montes de María, a pesar de la imposición del silencio mediante la violencia. En su centro, El Árbol de la Memoria honra a quienes ya no están en el territorio y alienta su memoria como semilla de vida, paz y esperanza.
La sala ‘Más allá del dolor’ lleva al público a un recorrido por los Retratos de la memoria y las historias de vida de las mujeres y jóvenes con los pies en la tierra, que nos sumerge en la resiliencia, resistencia, re-existencia y valentía de las mujeres montemarianas que sostienen la palabra y la vida como acción transformadora desde sus organizaciones y a través del diálogo de saberes y la trasmisión del conocimiento a las nuevas generaciones.
Por último, ‘Patio de juegos’, una alegoría a los ranchos de palma que aún hoy prevalecen en las casas y donde tienen lugar el encuentro familiar, la celebración y la conversación en un ambiente de confianza. Allí se exponen también los juegos tradicionales de la región, con los que se incentiva la convivencia pacífica, como la bolita ’e uñita (canicas), la peregrina (golosa o avión), el trompo, arranca yuca y la marisola. El patio de juegos es el espacio para el encuentro, para el cine bajo las estrellas y es el escenario abierto para dimensionar los nuevos talentos y los saberes ancestrales.