Colombiano gana prestigioso premio de fotografía con imágenes de ballenas jorobadas
Se trata del fotógrafo colombiano Iván Valencia, quien fue reconocido con el segundo lugar en los prestigiosos Sony World Photography Awards 2024, en la categoría Latin America Professional Award.
Su excepcional trabajo documentó la vida de las ballenas jorobadas en Bahía Solano, Colombia, capturando imágenes impresionantes de estos cetáceos, que cada año entre julio y noviembre recorren más de 8.000 kilómetros desde la Antártida y el sur de Chile hasta las cálidas aguas del Pacífico colombiano.
El trabajo se llamó Humpback Whales Draw Thousands of Visitors to a Small Port on Colombia’s Pacific Coast (Las ballenas jorobadas atraen a miles de visitantes a un pequeño puerto del Pacífico colombiano).
“Cada verano, miles de turistas llegan a la ciudad colombiana de Bahía Solano para experimentar la emoción de observar ballenas jorobadas mientras migran desde las gélidas aguas del Pacífico sur hacia las cálidas aguas de Colombia”, se lee en la descripción de la galería fotográfica.
“La ciudad se encuentra en un tramo remoto de costa cubierto por densos bosques tropicales que albergan monos, tucanes y coloridas ranas venenosas. Pero la atracción principal son las ballenas jorobadas que migran a la zona de julio a octubre de cada año”, continúa.
Bahía Solano, construida a lo largo de una bahía en forma de U, se ha convertido en uno de los lugares más famosos de Colombia para avistar ballenas jorobadas. Cada verano, la ciudad de 10.000 habitantes recibe la visita de miles de visitantes que suben a pequeños barcos de pesca para acercarse a los gentiles gigantes.
El trabajo de Valencia se publicó en la página web del World Photography Organization, donde se determinó que la serie fotográfica de Valencia va más allá de retratar la impresionante naturaleza de estas criaturas; también explora el impacto positivo del turismo sostenible en la región de Bahía Solano y cómo la presencia de las ballenas jorobadas contribuye al desarrollo económico de comunidades locales.
La travesía de Valencia requirió una colaboración estrecha con biólogos marinos para lograr fotografías que, no solo capturasen la belleza de las ballenas, sino que también transmitiesen el mensaje de conservación y respeto hacia estas.
“Una de las principales instancias para la orientación de los visitantes es el Jardín Botánico del Pacífico, entidad que se dedica al turismo de conservación y que trae a Bahía Solano a biólogos e investigadores que conversan con los excursionistas sobre el valor y aporte ambiental de las ballenas jorobadas. El turismo es un motor de la economía del municipio. Una de las riquezas ambientales que generan las ballenas jorobadas es su aporte a la cadena alimentaria en el Mar Pacífico, ya que estos mamíferos se alimentan de las algas de las que se nutren pequeños peces y especies marinas, que, a su vez, sirven de sustento a otros habitantes del mar”, comentó el fotógrafo que recibió oficialmente su reconocimiento entre el 16 y 20 de abril en Londres.
Entre las imágenes más destacadas se encuentra la de una ballena jorobada que emerge en aguas de Bahía Solano, Colombia; los machos de ballena jorobada que compiten por una hembra; una instantánea de los turistas que viajan en botes con la esperanza de ver ballenas jorobadas; la foto de un artesano indígena embera katio, llamado Medardo Machuca y que muestra una ballena de madera que talló, entre otras. Mira las fotos a continuación:
Por otro lado, el primer lugar de la competencia se lo llevó Ernesto Benavides por su trabajo titulado Cautivos que, según la descripción oficial, se trata de la peregrinación a Ayabaca.
“Está en el corazón de tradiciones católicas profundamente arraigadas en la región sudamericana. Es la peregrinación más grande del continente y atrae a miles de fieles, incluido un tipo específico de ferviente seguidor: los delincuentes en busca de redención. Me uní a estos peregrinos para explorar y capturar la imagen performativa de sus rituales catárticos, mientras viajaban para encontrarse con el Señor Cautivo, representado con una corona de púas mientras lo conducen a su crucifixión. Cada año, alrededor de mayo, los primeros peregrinos parten del sur de Perú en dirección norte, hacia las tierras altas de Piura, una caminata de cuatro meses que cubre más de 2.000 kilómetros. Para estos peregrinos, el cuerpo adquiere importancia teológica en el proceso de expiación de sus pecados, como si quisiera hacer borrón y cuenta nueva para un año más”, se puede leer en la página.