Marduk: la banda que no quieren dejar tocar en Colombia
La visita a nuestro país de la agrupación de Black Metal Sueco, Marduk, ha generado reacciones polémicas como la del Concejal de Bogotá, Marco Fidel Ramírez, las cuales no tienen nada que envidiar a las declaraciones medievales sobre las brujas y hechicería.
La presencia de la reconocida banda escandinava con casi 30 años de trayectoria para una serie de presentaciones el mes entrante en las ciudades Bogotá y Pasto, ha generado un debate interesante en torno a la libertad, la censura y el arte.
Las declaraciones del concejal Ramírez, quien fue elegido en el 2016 para su segundo período bajo el partido de Integración Nacional con 14.151 votos, son claras, ‘’Como concejal de la familia, como concejal de los cristianos, como hombre creyente, … rechazo categóricamente la pretensión de presentar en Colombia (…) a esta asquerosa, satánica, corrupta y blasfema banda de rock sueca’’.
Agrega el también periodista y pastor que lidera la iniciativa de evitar la presentación del grupo en nuestro país, que “la banda ofende los valores fundamentales de la cristiandad y corrompe a millones de jóvenes alrededor del planeta”.
Siendo honestos, el calificativo de blasfemo no es desacertado, de hecho, así es como la banda quiso definir su posición desde el principio. Según declaraciones ampliamente conocidas de su guitarrista y único miembro fundador activo, Morgan Steinmeyer Hâkansson, “Cuando comenzamos, queríamos ser la banda de metal más blasfema del mundo”.
Es decir, la intensión de utilizar palabras o expresiones injuriosas contra alguien o algo sagrado, es cierta. Su afinidad al satanismo como posición de análisis y de crítica a la sociedad también es cierta; muy contrario al calificativo de ‘corrupta', el cual sigo sin entender, toda vez que en una banda no hay procesos de contratación o selección, al igual que tampoco asimilo sus referencias de ‘asquerosa’.
Si bien nuestro país en su constitución permite la libertad de cultos o credos, a veces se nos olvida que esos derechos de libertad e igualdad se ponen a prueba cotidianamente de diferentes maneras. Entender que también existe la diversidad y fomentar el respeto a las diferentes formas de expresión, desde cualquiera de las partes, son una de ellas.
Así que igual al derecho que tienen algunos sectores a no gustarles el grupo, comencemos por el derecho a entender un poco del tema y conocer de quién estamos hablando, es decir quién es Marduk.
Antes que nada, Marduk era el dios supremo del pueblo sumerio, considerado como una de las primeras civilizaciones del mundo (3.500 A.C.), ubicada en la región del medio oriente también conocida como Mesopotamia.
Por el lado musical, la banda se formó en una ciudad industrial de Suecia llamada Norrköping en 1990, como exponente de un género del cual ese país ha sido vanguardia desde casi su origen.
A la fecha, el grupo ha grabado más de 14 producciones en estudio, se ha presentado en múltiples escenarios de talla mundial como el Festival Waken de Alemania, Inferno Metal Festival de Oslo, Dynamo Open Air de Holanda y ha participado de reconocidas giras itinerantes europeas como el Metalfest Open Air o el X Max Festival en varias oportunidades.
Tal vez por eso mismo su importancia sonora y estética se ha sustentado en la calidad interpretativa y en solides de su propuesta, algo que les ha generado un amplio reconocimiento entre fanáticos y medios especializados. Sin embargo, eso no ha opacado su participación en reconocidos premios internacionales como los Swedish Metal Awards o en listados mundiales como los Billboard Heatseekers.
Su estética, letras y planteamientos no se han quedado sólo en crítica, sátira y denuncia frente a aspectos religiosos, también sus canciones tratan sobre la sociedad humana, su decadencia y errores, la guerra y también la política.
De la misma manera, también ha sido muy clara la posición del grupo en contra de la llegada de inmigrantes a su país y su afinidad con el fascismo. Algo sobre lo cual no se les puede condenar, tras no ser la única banda con afinidades políticas polémicas, así como también existen los grupos de música popular de sectores armados al margen de la ley.
Recientemente Marduk presentó al mercado su nuevo álbum, Viktoria (2018), lanzado en junio bajo el multinacional sello Century Media Records.
Si bien ahora incluso la senadora María del Rosario Guerra, del Centro Democrático, adhirió a la campaña emprendida por el concejal Ramírez, es claro que la presencia de Marduk en Colombia, no hace más que ratificar nuestro derecho a la libertad y dar un espaldarazo al concepto de respeto, diversidad y variedad de la oferta cultural del país, incluso a nivel internacional.
Lo anterior de la misma manera que se permitió la presentación de la agrupación rusa Pussy Riot en el Festival Rock Al Parque, colectivo anarquista que incluso protagonizó escándalos en una catedral ortodoxa durante pleno acto religioso; o la participación de muchas agrupaciones con afinidades políticas diversas (vascos, catalanes e incluso chavistas) que han estado en varios escenarios de nuestro país.
Además, Marduk ya se ha presentado en Colombia, como quién dice… muy tarde.