Liniker e os Caramelows desde Brasil en Rock al Parque 2018
Desde 1994 el teatro al aire libre de La Media Torta, el Parque Simón Bolívar, el Estadio Olaya Herrera y la Plaza de Toros La Santa María, abrieron sus puertas para iniciar a escribir la historia del que hoy es el festival de rock gratuito más grande de Latinoamérica: Rock al Parque.
El evento que llegó de la mano de Mario Duarte, Julio Correal y Berta Quintero, inició en aquel momento un nuevo capítulo para la escena rock que cada vez tomaba más fuerza en nuestro país. De ese crecimiento fueron testigos bandas como como Aterciopelados, La Derecha y La Pestilencia, que han seguido de cerca lo que Rock al Parque ha significado para los grupos que en los 90 empezaban a surgir y que hoy, 24 años después, son todo un referente.
Sí, han sido 24 años en los que el Festival se ha convertido en el evento anual gratuito más importante para los roqueros de país, pues allí se han visto nacer bandas que después de su paso por Rock al Parque, hacen suyas las tarimas de otros festivales alrededor del mundo.
También han sido más de dos décadas en las que el público se ha dado cita para recibir los sonidos de grandes bandas nacionales e internacionales, para ver cómo cada año el festival evoluciona, y además para ser testigos de cómo el evento hace más amplio su espectro. Hoy 24 años después, Rock al Parque recibe por primera vez a una banda liderada por una mujer transgénero: Liniker e os Caramelows.
Liniker e os Caramelows: la esencia brasileña en Rock al Parque
La herencia de la música brasileña siempre hizo parte de los días de la vida de Liniker; su madre y sus tíos han hecho de la samba parte esencial de su vida, por un lado, bailándola y por el otro componiendo canciones. Así que desde la infancia parecía que la música iba a ser el camino de Liniker, y sí, efectivamente así ha sido.
En el 2015 ella decidió formar una banda que le pusiera sonidos a las letras que desde hacía un tiempo había compuesto, así llegó a un grupo de músicos de diferentes partes de São Paulo con quienes inició esta agrupación.
“Un día Liniker apareció con sus canciones, se presentó y junto con ella comenzamos a pensar cómo sería este proyecto. Iniciamos a tocar y a experimentar ideas, y después de seis meses lanzamos nuestro primer material, que fueron tres videos grabados con audio y video en vivo, y a partir de ahí el proyecto fue cogiendo fuerza, el trabajo tuvo una repercusión muy buena, y desde ahí empezaron a entrar nuevos integrantes al grupo”, contó Rafael Barone, bajista de la agrupación.
Cru (2015) fue el título que llevó su primera producción, un EP con tres temas: Zero, Louise du Brési, y Caeu, que rápidamente se viralizaron por internet a través de Facebook y YouTube, consiguiendo millones de visitas, y saltando fronteras llegando a los oídos de personas alrededor del mundo, por ejemplo, de Polonia, el país en donde después de Brasil, fueron más escuchados.
“Esto es muy chévere porque la banda no ha necesitado un estudio formalmente para comenzar a grabar, nos hemos dado cuenta de que podemos crear un estudio casero para hacerlo. Nuestros tres videos fueron grabados en la casa de Zaharanszki (guitarrsita del grupo), y el autor gastó 200 Reales para hacer tres videos que hoy en día tienen 10 millones de visitas. Entonces esto da para ver qué tan democrático es ahora poder mostrar tu trabajo”, afirmó Pericles Zuanon, baterista de la banda.
Luego de este EP llegó Remonta (2016), el primer larga duración de Liniker e os Caramelows, en el que de nuevo Internet fue una de sus herramientas principales, pues este logró ver la luz luego de un proceso de crowdfunding en el que gracias a los seguidores que habían conseguido con su primer trabajo, alcanzaron a recaudar 104 mil Reales, más de la meta que tenían establecida; 70 mil Reales.
Este trabajo con 13 sencillos, entre ellos los tres que ya se habían conocido anteriormente, llegó para llevar a la banda por el mundo, esta vez no virtualmente sino de forma real, haciéndolos aterrizar en varios escenarios de Europa y América, entre ellos Colombia, con fechas en Medellín y Bogotá durante septiembre de 2017, y además en festivales de gran importancia para la industria, como el SXSW.
“Cuando la gente asume y levanta la bandera de artista independiente, está asumiendo que va a trabajar más que las otras bandas para llegar ahí, a los mismos lugares, y nosotros sentimos mucho eso y es muy gratificante, porque ahora estamos llegando a los festivales del mundo, a lugares muy chéveres de Brasil”, agregó Rafael.
Ahora, ya no son solo de Araraquara, Liniker e os Caramelows son música para el mundo. Los sonidos de las bandas que se han cruzado, los países que han pisado, han dejado en ellos una nueva propuesta sonora, un nuevo reto para lo que será su próximo trabajo, y también una ventana abierta para lo que está sucediendo en la industria independiente de Brasil.
“En Brasil por mucho tiempo estuvimos muy interiorizados, el mercado era muy cerrado a la cultura Latinoamericana, la gente consume mucho de nuestra propia cultura, nuestra propia música, nuestra propia danza, pero pienso que ahora hay una apertura mayor para la cultura Latinoamericana. Los brasileros nos comenzamos a ver como latinoamericanos, la gente está comenzando a entender eso, en ese sentido ayuda mucho para que las bandas se conozcan, para que los grupos teatrales también se conozcan, y todo tipo de arte ande por América Latina”, dijo Renata Éssis, vocalista grupo.
Liniker: hacer del cuerpo un discurso
La mezcla de barba, labial oscuro, faldas, aretes y turbantes, llegaron a la industria musical haciendo un llamado de atención claro hacia la discriminación que sufre la comunidad LGTBIQ. Ella, la que apareció de esta forma con un contundente discurso corporal, es la misma que se hizo viral con su grupo, la que ha llegado con su música a tarimas de gran importancia, ella es Liniker, y aunque su objetivo en principio no fue este, se ha ido convirtiendo en un símbolo de lucha y resistencia.
Su presencia como mujer trans y mestiza ha sido determinante, su cuerpo ha ido aprendiendo y desaprendiendo discursos que en la industria musical es necesario comenzar a visibilizar.
Liniker aparece en un momento donde las representaciones artísticas para levantar la voz son uno de los caminos más válidos y valiosos, en donde sentirse representado a través de alguien ha hecho empoderar a muchos para que se empiece a promover con más fuerza el respeto por la diferencia.
En Brasil este ha sido un tema que cada vez toma mayor relevancia, sin ir muy lejos, basta con ver la importancia que entre los jóvenes de este país ha tomado el término geração tombamento (generación del vuelco), quienes lo han apropiado para a través del arte, la moda, y la música defender los derechos que, aunque básicos, son vulnerados con frecuencia.
Liniker representa esta lucha, la que no solo se vive en Brasil, sino que es trasversal en el mundo, aunque este sea el país que más registra muertes de esta población, con 868 entre 2008 y 2016, según lo confirman datos de la ONG Grupo Gay de Bahía. Ella a través del arte, de su cuerpo como sujeto político vive su propia resistencia, por medio de la música; en cada escenario en el que se sube, en cada canción que canta, y además con toda la apuesta sonora y visual que Liniker e os Caramelows propone.
Probablemente su intervención más clara dentro de su trabajo como cantante se dio durante la presentación de Johnny Hooker en Rock in Rio 2017, cuando él la invitó a subirse a la tarima para interpretar Flutua, el tema que habían hecho juntos y que habla sobre el amor entre dos hombres, en el que durante la presentación aprovecharon para lanzar un mensaje en contra de la homofobia y la transfobia con la frase Amar sin temer.
Sin embargo, aunque sus otras intervenciones no son tan explícitas basta con ver las puestas en escena de la banda, para saber cómo Liniker hace de su cuerpo un instrumento musical más, para trasmitir un mensaje sobre dejar ser y expresarse sin importar nada más que el propio sentir.
“La música está en los instrumentos pero la gente también tiene el cuerpo como música y como expresión, entonces en cuanto más conectados y se ven las personas con nuestro performance la expresión de la audiencia se ve que les llega nuestra música, por ejemplo cuando nosotros hicimos un show en Francia la gente no entiende nada de lo que decimos, ellos hablan francés y nosotros portugués, pero a ellos les llega el sonido y expresan el sentir de la música a través de la cara, el cuerpo, la boca, entonces uno tiene que trasformar ese cuerpo en un cuerpo musical", concluyó Liniker, líder del grupo.
Liniker se conviertió en la primera mujer trans en presentarse en Rock al Parque, en la edición número 24 de festival, en un momento en el que la coyuntura lo necesita, en el que nuestro país, el continente y el Festival también.