Don Bolo, la respuesta sonora ecuatoriana a las “cojudeses hippies”
Don Bolo nació como un dúo, no tanto respondiendo a la necesidad de hacer un proyecto, sino a la de tocar, salir a los parques y las calles de Quito (Ecuador) y tocar. En principio fue un dúo que buscaba generar algo en el oyente, hacer sentir algo a las personas, lo que fuera. Era el 2015 y sus primeros años pasaron tocando en espacios públicos.
En esa experiencia se compusieron las canciones de su primer disco, tanto que su EP debut, En Muerto (2017), se grabó en vivo en el Parque Forestal de Guayaquil. De ese primer periodo, caracterizado por la comunicación entre el bajo y la batería, se llegó a la necesidad de incluir un elemento melódico, por eso la inclusión de un saxofón.
El primer disco llegó en formato trío. Se grabó en Ermitaño Records (Guayaquil) y llevó el nombre de El Principio del Fin. Además del formato inicial, contó con más saxofones, sintetizadores, guitarras y scratch. La experimentación sonora vio a Don Bolo convertirse en quinteto, el responsable del registro y lanzamiento de su aclamado nuevo álbum titulado Bahamut (2022).
“Siempre estamos abiertos a la experimentación […] Hemos tenido un montón de instrumentistas tocando con nosotros, pero como banda hoy por hoy somos cinco: Luis Sigüenza en el saxofón alto, Pedro Naranjo en el saxo barítono, Daniel Gachet en la guitarra, José Hernández en la batería y yo”, cuenta Emilio Montenegro, bajista del proyecto.
La propuesta estética es mayormente instrumental, por eso a la música de Don Bolo le queda bien el sello de “criminal punk jazz”. Todo esto es una respuesta al exceso de proyectos con letra que, al final, no dicen nada. “Hay demasiado grupos que hacen lo mismo. Todos hablan de la mismas cojudeses hippies, todas hablan de la luna, las estrellas, y el amor, y hablan de tantas huevadas, pero no dicen nada. Mi intención cuando empezamos la banda fue esa, no decir nada, porque creo que si un músico o un artista necesita explicar lo que hace, entonces está mal hecho”, dice Montenegro.
Y lo están logrando. Su nuevo disco Bahamut fusiona distintos estilos y géneros, consiguiendo en cada uno de sus 13 cortes transmitir un mensaje: exponer un discurso, desarrollarlo y comunicarlo en música. Por eso la mezcla de estilos, dejando de lado la rigidez con un criterio estético que va muy bien con la propuesta, así otros digan lo contrario. Sobre esto Montenegro dice: “Los punkeros acá no nos quieres porque no es punk, porque no somos lo suficientemente malos. Los metaleros tampoco, porque son gente triste que no le gusta nada. La gente del indie y esas huevadas tampoco porque es demasiado pesado para ellos. Entonces a la final para nosotros es hacer música con actitud”.
Producido por la banda y Víctor Andrade, Bahamut tiene una conceptualización de fondo consolidada detrás de muchas conversaciones sobre diversos temas. Sin que sea explícito, se siente el sarcasmo, la rabia y el humor. Para Montenegro es comedia del tipo South Park en versión musical, puesta en contexto con pequeños samplers que ayudan a transmitir emociones en el receptor.
El disco, hecho en medio de la pandemia, ha llamado la atención de medios especializados en el continente. Como si fuera poco, Bandcamp, la plataforma digital más respetada por su trato a los creadores y por los oídos más exigentes, lo destacó como lanzamiento en sus listas de nuevos lanzamientos y en sus correos a suscriptores. Mientras tanto Don Bolo espera poder venir a Colombia a presentar la propuesta. “Hemos tenido bastante suerte, (el disco) ha tenido mucha atención fuera de Ecuador, porque aquí medio que no nos paran bolas”, concluye Montenegro.