Camila Cabello, la conquista instantánea
A los 21 años la cantante cubana ya se perfila como la nueva 'princesa del pop'. Su voz, presencia, puesta en escena y el jugo que le saca a sus raíces la han llevado a un ascenso estrepitoso. Pero, ¿quién es Camila Cabello, por qué carajos estamos cantando sus canciones?, ¿por qué todo el mundo habla de ella?
¿Tienen el nombre en su radar, les suena esas dos palabras? Pues si la respuesta es negativa, esto puede que les de una idea, y de paso van a empezar a cantar el nombre de una ciudad en vez de nombrarlo. Y si ya la tienen en mente, los invitamos a que se queden tarareando (seguramente de nuevo) esto:
Pero entonces, ¿quién carajos es Camila Cabello, por qué nombrarla hace que instintivamente el cerebro nos lleve a cantar "Havana oh na na" y que se quede el estribillo en un loop infinito?
Puede que sea normal, es la causa y el efecto del pop, diseñar una canción para convertirla en éxito mundial; que inunde los listados de streaming, las estaciones radiales y sume las visitas en Youtube logrando perfilar un referente de la nueva ola del género. Pero lo que no es normal es el alcance que ha llevado a Camila Cabello a ser, en 22 años, la primera cantante femenina en dominar tres listados Billboard: Adult Pop Songs, Pop Songs y Rhythmic Songs.
Es decir, Camila ni siquiera había nacido cuando Mariah Carey alcanzó tal proeza en 1996. Algo que no ha logrado voces reconocidas de la industria con mayor experiencia (y espectacularidad) como Lady Gaga o Beyoncé.
El éxito lo logró ella con esa canción, antes de sacar su primer disco como solista, pero sus raíces y toda la historia que lleva a cuestas le hizo cruzar el mar de un océano tan competido como el del pop.
De Cuba a Estados Unidos
Camila es sin exagerar, la representación del sueño americano, y fue precisamente su lugar de nacimiento lo que impulsó a que todo el mundo cantara el nombre de una ciudad la que hasta hace tres años le reabrió las puertas a Estados Unidos: Habana (Cuba).
Hija de una cubana (Sinuhe Estrabao) y un mexicano (Alejandro Cabello), Camila migró de la isla a los 5 años cuando su madre buscaba una mejor vida para ella, con un destino incierto pero con la fe puesta en “el país que hace realidad los sueños”.
Su padre, del otro lado de la frontera, luego de cansarse de intentar pasar legalmente hacia Estados Unidos, cruzó el río Bravo del límite mexicano tiempo después para reencontrarse con su familia ya radicada en Miami. Una situación universal en términos de migración y con la que parte de los latinos se identifican.
“Recuerdo que siendo más pequeña cantaba pero nunca pensé que esta carrera fuese una posibilidad” cuenta Camila en Made in Miami el documental que recientemente le produjo YouTube, donde muestra que de la timidez nació su impulso hacia la música. De allí que en el 2012, al momento de cumplir 15 años le pidiera a su madre que de regalo la llevara a audicionar al concurso televisivo The X Factor que por entonces tenía como jurados a Demi Lovato y Britney Spears. Hoy el nombre de Camila resuena mucho más fuerte que el de aquellas estrellas femeninas del pop, y claro, tiene un potencial vocal mucho mayor al de Britney, lejos.
Luego de varias fases salió eliminada y como de esas ideas de pop mercadeable que suele tener el zar del género Simon Cowell (creador del programa y director de Sony Music), tal y como lo hizo con One Direction; decidió traerla de vuelta y formar una girl band (a lo Spice Girls) con cinco chicas talentosas del programa y bautizarlas Fifth Harmony.
Hasta que pasó lo inevitable, lo que siempre sucede con las boy/girl bands; se reafinan caras, se producen canciones y shows a granel, explotan el mercado adolescente a nivel internacional. Luego la fórmula se repite: la voz principal se agota y se sale para buscar una identidad antes de que el impacto de la banda caduque con su nombre.
Terminando el 2016, Camila decide que es momento de crear sus propias canciones y abandonar la banda que en pocas palabras se cubría con su voz. Luego del revuelo habitual que trae salirse de un producto musical de esas características, la banda siguió adelante por un tiempo y hoy Fifth Harmony ha terminado con lo que quedaba.
De allí empieza una carrera solista que, antes de salir con un álbum prematuramente, se fue forjando con colaboraciones con distintos nombres relevantes en diferentes géneros musicales, que serían el resultado de una estrategia exitosa por parte de su sello Epic Records. Primero (días antes de anunciar su separación de la banda, ya evidentemente planeada) vendría la canción Bad Things con el rapero estadounidense Machine Gun Kelly. Posteriormente co escribió junto a Sía su primer sencillo Crying in the Club, la canción resultó éxito pero no daba señales de estar frente a una figura auténtica y no quedó en el álbum debut de la cubana.
Luego vino J Balvin y Pitbull, lo que la perfiló en un mercado latino (y reguetonero) cantando en español en Hey Ma. También participó en la recaudación de fondos por los damnificados del huracán María en Puerto Rico cantando en el tema Almost Like Praying en el que pasaron las voces de Marc Anthony, Ruben Blades, Gloria Estefan, entre otros grandes representantes de la música latina.
También se unió con Major Lazer y Quavo para sacar uno de esos éxitos entre el dance electrónico y el pop: Know No Better. Con el mismo Quavo (Migos) también presentó OMG que recuerda en ciertos fragmentos a las tonalidades vocales de Beyoncé y a Rihanna.
Todo iba bien y justo cuando se cree que las cosas no pueden estar mejor, llegó el hit que todo artista popular sueña crear...
Havana (oh na na)
“Una oda a mi herencia y a mi cultura” cuenta Camila sobre el sencillo que le abrió la puerta no sólo a su álbum debut sino al éxito universal. El track en colaboración con el rapero Young Thug, fue compuesto por diez personas, en esa lista está su nombre y el Pharell Williams, la buena asesoría le dio como resultado mantenerse en los primeros lugares del Hot 100 de Billboard luego de 31 semanas (aún hoy) y el video ha llegado a los 500 millones de reproducciones. Su versión en español junto a Daddy Yankee, por su parte ya supera los 75 millones de vistas en YouTube.
Camila Cabello tiene dos cosas fundamentales que la hacen crecer en la industria a pasos de gigante: presencia escénica y poder vocal. Con sus 1.57 m de estatura y una sensualidad natural que no requiere mayor producción, se impone en el escenario, lo hizo en las primeras presentaciones televisivas con esa canción en shows como el de Ellen DeGeneres, fundamental para el mercado estadounidense y en The Graham Norton Show, clave en la audiencia británica, así como lo demostró en los Premios Latinos de la Música AMAs, exponiéndose al público hispano. De todo eso no ha pasado más de cinco meses, tiempo en el que su nombre alcanzó un eco bastante largo y generar noticias por minuto.
Camila (2018)
Sus anteriores éxitos hicieron que el mundo esperara su álbum debut que finalmente salió a la venta el 12 de enero y alcanzó el primer lugar en ventas en iTunes 100 en más de un centenar de países.
El disco, titulado con su segundo nombre de pila (el primero es Karla) da cuenta de la versatilidad de la artista de 21 años, rodando por distintos ritmos que sirven de ingredientes para forjar su éxito en los diez cortes, en todos ella participó en la composición y fue producido por Frank Dukes quien ya le ha diseñado los sonidos a Drake, Lorde, Rihanna y Eminem, entre otros.
Never Be The Same es la canción con la que inicia el disco, con la que de entrada nos pone en otro escenario diferente al del bar de son cubano. Este corte, su segundo sencillo de la placa discográfica, explota lo camaleónica que puede ser la voz de Camila jugando con los tonos graves y agudos, llenándolo de sonidos progresivos.
Entrando en el disco también hay acercamientos al R&B en las baladas sencillas apoyadas en guitarras acústicas y piano como en All These Years que recuerda a éxitos de Ed Sheeran y Justin Bieber (en algo nos lleva al hit Love Yourself) así como las emotivas Consequences, Real Friends y Something's Gotta Give.
Por la parte tropical, que ya la identifica y le queda bastante bien, están las canciones She Loves Control, que tiene la bases sonoras del reguetón e Inside Out, que golpea con la brisa del calipso, obedeciendo a su sangre antillana.
También está la cuota de electro pop suave con In the Dark y el corte final In To It que se acercan líricamente a un estado más íntimo y romántico.
La cantante y compositora ya fue abonando su presencia en tarimas siendo telonera de Bruno Mars en su paso por Estados Unidos en la gira 24K Magic.
Pero Latinoamérica fue el escenario ideal para mostrar por primera vez su disco en vivo. De este lado del continente acaba de reinar en el Festival Lollapalooza en sus ediciones en Chile y Argentina, en ambas plazas convocó a miles de fanáticos, que ya no se limitan a Camilizers (como le llama a sus seguidores) quienes cantaron la mayoría de canciones que apenas se conocieron este año, mientras que en la tarima vecina se presentaba Red Hot Chilli Peppers y cerraba escenarios donde más temprano pasaban bandas inmensas como Royal Blood y Spoon. Para dar más luces de su poder en el Festival internacional, ya aparece entre los primeros renglones del cartel de la edición original en Chicago, a realizarse el 5 de agosto.
Su próxima gira Never Be The Same por Norte América y Europa ya se ha vendido por completo y en otras ciudades, estará abriendo los conciertos de Taylor Swift. Alguien que tiene que aprender bastante de Camila.
Camila Cabello, dos palabras que se repiten cientos de veces, se escuchan hasta cuando no se quiere, dos palabras que el mundo está aprendiendo a pronunciar con mayor fuerza y que está demostrando que es capaz de traspasar el eco de Havana... Oh na na.