La Muchacha eleva un grito de protesta con sus Canciones crudas
Bajar de la loma del campo para después trepar los cerros de una ciudad contaminada por la miseria. Volver a subir la montaña, atravesar el páramo, lanzar un grito contra el despojo de la tierra y a favor de la soberanía de los ríos. Entonar un canto para las abuelas, himnos de vida que también transitan por la inminencia de la muerte: del río que se seca para saciar el interés de unos pocos, de la vida que se agota pero que, mientras resiste, se canta y se celebra.
Por estos lugares místicos y cotidianos transita el segundo disco de La Muchacha, Isabel Ramírez, cantautora nacida en las lomas manizalitas. Publicó el disco, Polen, en 2018, pero muchos la conocieron hace un año en el Festival de la Tigra 2019, donde fue nombrada la "Cacica del Festival". Allí también conoció al Sello In-correcto, con quienes grabó y ahora publica este disco que incluye un cancionero hermosamente ilustrado por la artista Alejandra Rojas.
“Lo redondo de la tierra no me cabe en la mirada” canta Isabel con sosiego. Por sus letras se camina despacio y se descubre el nacimiento del río y el renacer de viejos amores. También se declara la plenitud de la memoria familiar, se cuestiona el saqueo y se resiste con firmeza. Este disco revela que la canción protesta colombiana -esa pregonada hace cincuenta años por Ana y Jaime, Pablus Gallinazo, Eliana y Luis Gabriel- está viva en la medida en que siga siendo necesaria. Tejiendo lazos con artistas como Gato e Monte y su disco Gurbia (2019) o el Supersón Frailejónico, se tejen también caminos renovados de música y resistencia. Y en este cinismo de la desigualdad, la depredación y la codicia colombiana hay material para que se escuchen mil protestas más.