Conjunto Media Luna: cumbia para tumbar al rey
Fueron varios los testigos que lo vieron: en 2016 Iván Medellín sacó un acordeón Hohner Tres Coronas de su estuche, se lo colgó y empezó a sonarlo durante días. A las pocas semanas ya brotaban del movimiento de los fuelles algunas cumbias sabaneras y vallenatos de míticos juglares de la costa Caribe colombiana. Así amenizaba trasnoches y amanecidas que llevaban al canto unísono de los presentes que encontraban el calor en las frías noches bogotanas.
Fue cuestión de tiempo, de muy poco tiempo, para que Medellín se posará en el escenario con su nuevo instrumento y diera un golpe de autoridad en la escena local de la capital. Las teclas siempre se le han dado al bogotano, que para ese entonces ya llevaba un par de años invitando a viajes sonoros con sus teclados y sintetizadores en el pogo tropical de la Tromba Bacalao. Y si vamos a hilar fino, también golpeando las de su computador para dejar en algunos medios uno que otro texto que redondeaban su gran pasión: la de la música y los relatos escondidos, de donde parece siempre encontrar la inspiración.
Fue sumando a su lista proyectos como La Sonora Mazurén y recientemente se unió a Romperayo, comandado por el original de Teusaquillo, Pedro Ojeda. Se convirtió así en un claro heredero de esa exploración musical que empezaron por allá en 1999 personajes como Mario Galeano, Eblis Álvarez o Javier Morales con el díscolo Ensamble Polifónico Vallenato o el Sexteto Constelación de Colombia.
En medio del confinamiento del año pasado, Medellín dio forma a una nueva agrupación que tiene como norte los registros históricos de la cumbia y los ritmos sabaneros, pero amarrados a estos tiempos extraños, por decir lo menos. El Conjunto Media Luna rompió el hielo con “Cumbia providencia” y “Angustia inmemorial” y recientemente lanzó el sencillo doble, “En este mundo y en esta tierra” y “N21”.
Los cómplices de este último golpe quizás algunos los conozcan, pues han sido artistas muy activos en la escena independiente bogotana, también caracterizada por ser transfronteriza a medida que va abriendo trocha: en el bajo está Daniel Piedrahita de Hermanos Menores -quien además hizo el arte de esta entrega-, en la percusión Giovanna Mogollón de La Perla y La Sonora Mazurén, y en la guacharaca y el sampler Nicolás Eckardt de La Sonora Mazurén, Romperayo y la Tromba Bacalao.
El resultado es el de una propuesta experimentada, que sabe lo que busca y que tiene el talento para recorrer el camino trazado: música, como explica el propio Medellín, con un golpe parrandero, con un ineludible toque bogotano y con esa rebeldía alimentada por años, que se ha visto caldeada aún más en la reciente coyuntura. Vio la luz con la gestión conjunta de In-Correcto y Biche, iniciativas culturales esenciales para la movida cultural colombiana; la ingeniería de grabación estuvo a cargo de Estudio Media Luna, Estudio la Milagrosa y del Taller de Alto Desemplo (Villa de Leyva), y fue producido y mezclado por el propio Iván Medellín. Un vinilo de 7’’ por el sello tropical japonés Okra-Jirushi viene en camino.
La primera pieza, “En este mundo y en esta tierra”, es una afrenta a los reyes, a los mandamases de este mundo, por medio del sonido de un acordeón sabanero que aviva la llama y vuelve el baile resistencia. Andrés Landero, o su heredero Carmelo Torres, resuenan en las manos Medellín, una intención potenciada con la percusión agitada y a su vez alterada por unos juegos sonoros desde los sintetizadores que le dan un toque hipnótico y oscuro.
“N21”, por su parte, es una descarga instrumental que rinde homenaje al movimiento estudiantil que protagonizó las manifestaciones de noviembre de 2019. Unos reclamos que quedaron en puntos suspensivos durante la pandemia, pero que en 2021 se volvieron a desbordar, llevando a la gente a la calle y que la pieza rememora en un sampleo con una voz rebajada. La canción se siente por momentos como un pellizco que invita a pararse de la silla y dejar que el pecho vibre porque hay gritos que no se pueden contener más.
Precisamente esa parece estar siendo la clave del Conjunto Media Luna, es la luz del baile, que invita a agitar los brazos, a saltar, pero sobre la cual, a su vez, se cierne una oscuridad guiada por el inconformismo de un presente que está dejando al margen a muchos en el camino.
Y la cosa no para acá para este proyecto, pues anunciaron que se unirán al delirio de Meridian Brothers en un disco de diez canciones, ilustrado por Mateo Rivano, del que ya se conocen los títulos y las letras de las piezas. Pueden conocer los nombres a continuación y leer la lírica haciendo click acá.
Dibujo por Mateo Rivano
1. En Teusaquillo te pueden partir la cara (son inquietante)
2. Mi primo el boxeador (montuno-chandeath)
3. Pensando en mi morena (tropicalismo canibal Bogotano)
4. La conquista de otros planetas (paseo-triste)
5. La secta (paseo doctrinario)
6. El profesionalismo es importante (cumbia - homenaje)
7. Paz en la tierra (merengue-consciencia)
8. La tocata de Iván el terrible (puya colérica)
9. La pesadilla (paseo-black)
10. El hombre de alma traicionada (paseo-consciencia)