Bosque Electrónico, la apuesta del Cordillera
Un festival nuevo siempre representa retos. Tal vez, el más difícil de todos, sea definir un concepto, uno que encierre el evento musical en una experiencia. El Festival Cordillera en su primera edición lo logró con distintas agrupaciones con afinidad estética, una locación bien dispuesta y activaciones de marca llamativas. ¿Cosas por mejorar? Varias y merecerán un análisis por parte de la organización y los asistentes.
Pero queremos detenernos en la apuesta del Bosque Electrónico, una tarima dedicada a los sonidos electrónicos con artistas nacionales e internacionales. Acorde al concepto del festival, las propuestas de este escenario presentaron fusiones llamativas. Trap, reggaetón, música tropical o dub, fueron la apuesta de la organización por mostrar que en las músicas hechas a lo largo de la cordillera, y alejada de ella, la tecnología dialoga, nutre y transforma.
Por su parte, el escenario, siendo el más pequeño del evento musical, estuvo a la altura. Buen sonido, soportes visuales y buena iluminación, acompañaron cada una de las presentaciones. Podría mejorarse la comunicación al respecto, tanto en medios digitales como en el parque, para que las personas encuentren el Bosque Electrónico con más facilidad. De igual forma es la primera edición del evento y la experiencia nos ha mostrado que los asistentes, con el pasar de los días y los años, empieza a conocer mucho mejor la locación y cada una de sus propuestas.
Tal vez el mayor acierto, después de la apertura del espacio, fue la selección de talento del Bosque Electrónico. Desde el neo perreo de Monokike hasta el dub legendario de Mad Professor marcaron una primera jornada que cumplió con las expectativas: visualizar la disidencia, mostrar el trabajo de quienes llevan años aportando al circuito nocturno del país y del continente y darle una experiencia alternativa a los asistentes.