Altavoz 2019 (Día 3): La música como comunidad
“El amor ha sido descomunal y es algo que me hace muy feliz. Me da mucha energía y mucha motivación para seguir haciendo canciones, haciendo discos, haciendo rap y seguir compartiendo con el público (...) Venir a Colombia es como estar en casa, es como estar en un sitio lejano pero estar cerca de casa”.
Estas fueron las palabras de Nach en el marco de la última jornada del Altavoz 2019. Las 58 bandas que, entre el 9, 10 y 11 de noviembre, alimentaron el fin de semana con rock, punk, metal, ska, reggae, rap, core, electrónica y alternativa, lograron convertir el Estadio Cincuentenario en un espacio de diversidad sonora capaz de acoger las múltiples facetas y culturas que recorren las calles de Medellín. Fueron 83.000 personas que bajo el latido de la música lograron ese sentido de comunidad.
En la edición número 16, aunque las bandas internacionales dieron una cuota de calidad sorprendente, los 28 grupos locales que se subieron a los dos escenarios supieron cómo llevar la fiesta a la euforia. Si bien varias bandas mostraron más potencial que resultados contundentes, la apuesta por lo independiente es eso: oportunidad y aguante, algo a lo que el Altavoz le abrió una vez más las puertas.
Hay que destacar las estrategias del festival con miras a ser un evento con un enfoque ambiental: el uso de termos y otros recipientes con el fin de reducir la contaminación, la programación digital, disminuyendo así el número de material impreso y el continuo llamado a usar el transporte público para llegar al Estadio Cincuentenario (ampliaron el horario de funcionamiento del metro), son un ejemplo de prácticas que se deben extender a la cultura festivalera. Ahora, con este ejemplo, el mensaje debe compartirse a toda la ciudadanía y a quienes insisten en un modelo de consumo descarado y desgastado.
Hubo quejas por parte del público por la entrada, poco eficiente y una requisa que terminó molestando a varios asistentes que, el día domingo, se vieron forzados a caminar en medias en plena lluvia para que las autoridades revisaran sus zapatos. Hay que reflexionar sobre esto, y mirar cuándo nos podremos confiar como adultos yendo a un evento cultural.
En el escenario principal tocaron Infecto, Feed Blak, Señor Monroe, Rap Bang Club, Jam y San Clemente, Dionisio, Nach, La Furruska, Ilegales (España), Manicomio Punk, Suicidal Tendencies (EEUU). En el Escenario Alterno estuvieron Denuncio, Encabronados (México), Asuntos Pendientes, Out of Control Army (México), Club Calaca (Chile), Sonora, Katherine con K, School MC, Mike Huckaby (EEUU).
Nuevamente algunos apuntes, cortos, sobre esta última jornada, para luego dar paso a esas imágenes que ya quedan en la memoria musical de Medellín:
- Si el sábado se festejó el reggae y el domingo la tendencia fue hacia los sonidos extremos, el lunes el festival abrió un espacio, esencial, para el hip hop.
- En ese sentido hay que resaltar lo de Rap Bang Club, una dupla efervescente sin miedo a pasearse por las diferentes vertientes del rap. Una energía delirante que movió al público. O lo de Katherine con K, una artista contundente en el micrófono. O lo de Jam y Sanclemente que, con su mezcla salsera, recordó que Medellín y la salsa, también tienen una historia larga que contar.
- En este punto nuevamente hay que mencionar a Nach. En una ciudad como Medellín, de donde hace varios años viene brotando un hip hop -con todos sus elementos- de altísima calidad, es clara la huella de su música. Es un referente ineludible del rap en español que logró una compenetración profunda con el público.
- Bien por lo mexicanos de Out of Control Army, pues demostraron que el ska no está en extinción y hay bandas que, con calidad, le siguen dando vida.
- Luego de cuatro décadas de historia, la vitalidad de Ilegales permanece intacta. El público paisa cantó y pogueó con una las presentaciones más enérgicas del festival.
- El cierre con Suicidal Tendencies fue lo que se esperaba. Se trata de una de las bandas más influyentes en la historia del heavy metal y el punk rock. Son generaciones las que han sido impactadas por su sonido y, claramente, hicieron temblar el sueño del Altavoz para así dar cierre a una edición donde la música nos hizo comunidad.
*Fotos por: Jane Ochoa Ruiz