Sobre 'Anima', el nuevo álbum de Thom Yorke
No importa qué hagan primero, pero hagan las dos cosas. Vean el cortometraje (está en Netflix) y escuchen el álbum (está en plataformas de streaming). A pesar de ser productos que podrían convivir individualmente, se complementan, dándonos la visión completa de una pieza integral en la que la parte visual y musical hacen un todo.
Así es Anima (2019), el tercer trabajo como solista de Thom Yorke. Aunque lo de solista se puede debatir con lo siguiente:
1. El álbum fue producido por su ya tradicional compañero Nigel Godrich.
2. El corto es dirigido por Paul Thomas Anderson (Magnolia, Petróleo Sangriento, Phantom Thread).
En conclusión, cualquiera de sus dos versiones termina siendo un trabajo colaborativo, ya que tanto la influencia de Godrich como la de Thomas Anderson son indiscutibles en los dos resultados.
A pesar de lo anterior mi tarea aquí es hablar del disco, de los 47 minutos que componen este trabajo que, se podría decir, condensa el pasado más inmediato del cantante de Radiohead: sus participaciones en exposiciones de arte (SM Exhibit), en encuentros de moda (Rag & Bone Fashion Collecion), su aporte a bandas sonoras (Suspiria) e incluso su gira y más reciente disco con su tradicional agrupación (A Moon Shaped Pool).
En ese orden de ideas, a pesar de dar la sensación de ser un álbum conceptual, el disco es más una colección de piezas que el mismo Yorke había creado para distintas oportunidades: se conoce una primera versión de Twist desde el 2012, en 2017 ya interpretaba I’m a Very Rude Person en sus sets y a finales de 2018 se filtró una especie de demo de Traffic.
Sin embargo, esa falta de línea conceptual temática se compensa de excelente forma en la propuesta sonoro del mismo. Anima suena compacto, con las curvas necesarias que conducen al oyente por un camino trazado y definido, con una banda sonora de música electrónica experimental digerible.
Lo anterior es algo que ha logrado Yorke tanto en Radiohead como en sus proyectos alternos, el construir a través de elementos de avanzada canciones con estructura pop que pueden ser asimiladas por oídos acostumbrados a la electrónica más transgresiva como a los más alejados del género.
En pocas palabras, Thom Yorke es responsable del diálogo entre rockeros tradicionales que se acercan a productos musicales construidos digitalmente con amantes acérrimos de la música electrónica alternativa.
Solo este punto ya hace de Anima un disco sobresaliente, un equilibrio artístico entre mundos aparentemente alejados (sí, incluso en 2019) que se encuentran por medio de la propuesta artística de un Yorke siempre comprometido con su arte. En este caso, pensando en el corto que acompaña el disco, comprometido con su arte y el de los demás.
En ese orden de ideas, o en cualquier orden, Anima, lo nuevo de Thom Yorke, es un muy buen disco para oír y un muy buen corto para ver.