Los Rodríguez
La conexión Argentina-España, única en Latinoamérica -como lo fue alguna vez la de México y esta última-, ha sido clave en el desarrollo de proyectos importantes y significativos en el arte, el cine y el rock entre esos dos países, pero con una influencia invaluable para las demás naciones hispanohablantes. Andrés Calamaro es uno de los músicos que ha hecho posible que exista una bisagra bien aceitada entre dos culturas con mucho en común, pero con fronteras a veces infranqueables.
En 1990, a los 29 años, la mezcla más explosiva y creativa de Andrés Calamaro, entre el hippie, el bohemio, el rockstar destructivo y el músico brillante y curtido, se la lleva su mejor exponente a España para buscar suerte, antes de tirar la toalla, luego de 5 años como solista en su país, y huyendo de la crisis económica argentina, la hiperinflación, Los Abuelos de la Nada, y el poco reconocimiento de sus 4 álbumes firmados con nombre y apellido: "Hotel Calamaro" (1984), "Vida Cruel" (1985), "Por Mirarte" (1988) y "Nadie Sale Vivo De Aquí" (1989).
Calamaro llega a España con sus discos bajo el brazo y las canciones que grabó con Los Abuelos -como la inolvidable "Mil Horas" (1983), escrita por él-, y no pasa mucho tiempo antes de que encontrara a uno de los mejores equipos de su vida: Julián Infante, Germán Vilella y el también argentino Ariel Rot.
Los Rodríguez, crecieron en Madrid de las cenizas de Tequila, la primera banda de Rot, considerada como parte de la Movida Madrileña, aunque sus exponentes eran bandas radicales como Siniestro Total o Radio Futura. Precisamente, Calamaro y los demás no eran extremistas y estaban en otra tónica. Este, encajó perfecto en una banda que quería tocar todo tipo de música. Calamaro y sus letras definieron desde el principio esa personalidad de la banda, una mezcla de rock and roll, country, reggae, flamenco, rock argentino, pop, bolero, tango y ranchera mexicana.