Joe Sacco: de viajes, periodismo y cómic
Durante su más reciente visita a Colombia, este reconocido historietista nos habló sobre la interesante fusión de estas disciplinas, pero además cómo pueden contribuir dentro del actual panorama mundial.
En los pasados 28, 29 y 30 de septiembre se llevó a cabo la quinta edición del Festival Gabriel García Márquez de Periodismo, un encuentro que año tras año ha crecido positivamente, trayendo como invitados a distinguidos exponentes del oficio para que compartan sus conocimientos y experiencias.
En esta ocasión la gran sorpresa fue la participación de Joe Sacco, una de las figuras más importantes del cómic y la novela gráfica independiente, quien desde los años 90 decidió hacer reportajes alrededor mundo, visitando diferentes zonas en conflicto, de donde salieron obras sobresalientes como Palestina (1997), El Final De La Guerra (1996), Gorazde: Zona Segura (2015), El Mediador: una historia de Sarajevo (2004), Notas al Pie Gaza (2009) e Historias de Bosnia (2016).
Durante algunos minutos tuvimos la oportunidad de conversar con este gran personaje, esto fue lo que nos contó.
Los tiempos están cambiando y el periodismo ha encontrando nuevos caminos para contar historias, tales como la realidad virtual e inclusive los videojuegos... ¿De qué maneras considera usted que el cómic y el periodismo pueden continuar contando historias en esta era digital?
Supongo que muchos historietistas actualmente usan la web, realizan cómics en Internet y postean su trabajo. Este además incluye audios y clips animados, así que hay diversas maneras.
Muchos jóvenes historietistas están usando la tecnología disponible y pienso que es genial, pero debes recordar que yo soy como una especie de perro viejo; estos nuevos trucos son muy difíciles de aprender en mi caso.
De hecho hice algunas cosas acerca de los medios en España, estas estuvieron en la web, fue difícil ya que era como aprender a dirigir, más que aprender cómo componer una página, hubo muchos más elementos de los que pude considerar.
Sus cómics han sido traducidas a múltiples idiomas, siendo una muestra dinámica sobre conflictos significativos, ¿cómo ha percibido la evolución y trascendencia de su obra alrededor del mundo durante todos estos años?
Sabes, recién empecé nadie me puso atención, fue cuando estuve realizando mi primer libro, Palestina. Originalmente este iba a estar compuesto por 9 cómics, entre 24 y 32 páginas cada uno, eran para una editorial en Estados Unidos. Cada edición vendió menos que la anterior, así que las ventas estuvieron siempre en declive, algo que no fue bueno.
En aquella época tuve la ventaja de estar fuera del radar, el libro también estuvo fuera del radar... Así pude encontrar mi voz sin ser demasiado criticado, sin que mucha gente estuviese vigilándome. Creo que ahora hay más atención cuando un historietista publica un libro sobre un tema controversial, pienso que fue bueno que Palestina no tuviera tanta atención en su momento, así aprendí a tener una especie de confianza en mí mismo.
Con el paso del tiempo mi obra comenzó a ser aceptada, al comienzo fue muy difícil que alguna revista publicara algo hecho por mi, ahora es un poco más fácil. Las revistas están buscando contenido que funcione en el actual y complicado espectro del mercado, así que cualquier cosa que sea nueva y atractiva les sirve. Eso funciona como ventaja para los historietistas que hacen periodismo.
Mi trabajo con el paso del tiempo ha cambiado mucho, pasó de ser episódico y un poco sin enfoque; ahora es más enfocado, sobrio e incluso con un tono mucho más serio, además de tener toda la negatividad que esto trae consigo.
En dos ocasiones usted ha podido visitar Colombia, ¿no ha contemplado la posibilidad de realizar otros viajes a nuestro país? y ¿por qué no crear cómics acerca de la situación que estamos viviendo en este Proceso de Paz?
Estoy interesado en hacer cosas sobre Latinoamérica, creo que voy cambiar mi enfoque hacia el sur, pero primero debo trabajar en otras cosas. Estoy particularmente interesado en temas indígenas.
Sobre el posconflicto y las FARC considero que hay muchos periodistas que están trabajando en este tipo de historias, creo que ellos saben un poco más de lo que yo sabría dentro de un nivel básico. Así que no estoy buscando este tipo específico de historias... Uno nunca sabe, pero quiero que sepas que me interesa hacer algo sobre Latinoamérica en el futuro.
Actualmente muchos autores de nuestro país están recurriendo al cómic y la novela gráfica para contar historias sobre el posconflicto, desde su trabajo y experiencia ¿qué consejos les daría a estos historietistas para contar historias sobre nuestro entorno?
La verdad es que ellos me podrían dar consejos a mi, ellos saben mucho más de lo que yo sé sobre esto. Obviamente si estás en un ambiente de posconflicto como este, sale a luz la siguiente pregunta: ¿qué es más importante?, ¿es la justicia más importante?, o ¿es la verdad lo más importante? A veces estas preguntas entran en conflicto consigo mismas y ¿dónde está ese balance?
Lo que yo haría es concentrarme más en el elemento humano, en los relatos más humanos. Sobre la lucha de los guerrilleros desmovilizados por encontrar un lugar en la sociedad; y no solo en los guerrilleros, también en los paramilitares. Obviamente hay mucho qué hacer, muchas historias por contar.
Un colombiano conocería mejor estas cosas y las tendría a su alrededor. Yo vendría a buscar este material, pero creo que un artista de acá tendría la ventaja de conocer gente que ha vivido estas historias de primera mano.
Ya son muchos años de trabajo alrededor de la narrativa gráfica, ¿qué nuevos planes están merodeando por la cabeza de Joe Sacco? ¿vienen nuevos cómics y novelas gráficas?
Si, estoy trabajando en cuatro proyectos, pero te contaré sobre dos de ellos.
El primero es un libro sobre las comunidades indígenas en el noroeste de Canadá. Trata sobre la extracción de recursos, de cómo los habitantes han cambiado sus vidas a través de los últimos años y cómo han pasado de vivir de la tierra a ser asalariados; lo que ocurre con la industria del petróleo y el gas hace una gran diferencia en sus vidas. Tendrá un poco más de 100 páginas, ya he realizado algunos viajes a estos lugares.
Además estoy trabajando en un libro sobre un motín que hubo en India hacia 2013, en Uttar Pradesh. Este examina cómo la gente se pregunta a sí misma sobre un evento un año después, sobre si lo que dicen no necesariamente es la verdad; usualmente la narrativa sobre los mitos se desarrolla alrededor de un evento, estoy interesado en saber cómo la gente inventa o crea mitos.
Viendo las tensas situaciones sociales, políticas y culturales por las que actualmente está atravesando el mundo, ¿cuál será la misión del cómic durante los próximos 10 años?, ¿seguirá siendo la misma o tendrá algún nuevo componente?
Vaya, es una pregunta muy difícil de responder, no estoy seguro que sea Nostradamus para hacer este tipo de predicciones. Lo que he notado con la gente alrededor mío, no solo con historietistas, es que en Estados Unidos las personas no se puede dar el lujo de no pensar políticamente.
Creo que si alguien vive allí se dará cuenta que nosotros hacemos muchas cosas alrededor del mundo y hay muy poco impacto en nuestras vidas; excepto obtener beneficios que ni nosotros mismos sabemos que son beneficios, solo por ser básicamente soberanos del mundo.
Pero ahora con nuestra situación con Trump, o incluso antes de esto, la gente ha comenzado a darse cuenta. Por ejemplo, desde el colapso financiero las personas quieren ser más activas sobre estos temas. Asumo que muchos historietistas están en la misma posición, van a comenzar a pensar de una manera diferente, no con relatos sobre cómo terminaron con su novia, sino con historias relacionadas acerca de lo que está sucediendo en el mundo; mirar hacia afuera en vez de mirar hacia sí mismos.
Espero ese sea el caso, estas cosas son cíclicas, porque en algún punto la gente va a volver a ser introspectiva, pero por ahora están mirando hacia afuera.