El cómic santandereano que reivindica a los indígenas Yariguíes
Si Spiderman tiene mucho que presumir con su telaraña, el Cacique Pipatón no se queda atrás con las alas de sus talones. Nuestros indígenas también son superhéroes y un comic está aquí para demostrarlo.
Hace mucho tiempo, antes de la vida como la conocemos, un clan de guerreros se la jugó toda por la protección de su territorio. Eran los Yariguíes, que cubriendo su cuerpo con petróleo se camuflaban en la espesa vegetación para atacar a sus enemigos; hombres blancos que buscaban imponer sus costumbres y explotar esa naturaleza del Magdalena Medio que para esta comunidad indígena era su tierra sagrada.
La historia ocurrió en Barrancabermeja – Santander, y aunque este pueblo altamente formado para la guerra finalmente fue exterminado, en las crónicas de la época se destacó su fuerza y en especial el liderazgo del Cacique Pipatón, un hombre que junto a su esposa Yarima se encargaría de demostrarle a los españoles que estaban dispuestos a defender su libertad ante todo.
Y en un inútil intento de los europeos por aminorar su nombre, a Pipatón lo convirtieron en leyenda. Al cacique lo atraparon, arrancaron sus talones como castigo y apresaron en la ciudad de Tunja, a 284 kilómetros de los suyos. No se sabe cómo, pero Pipatón, mutilado, regresó a casa. Desde entonces se cree que los dioses antes que abandonarlo, reemplazaron sus heridas con alas. Así nació para siempre el hombre de los talones alados.
Sencillamente una de esas historias que te erizan la piel, que merecen ser narradas y amadas. Algo que tiene muy claro Eder Villa, un barranqueño que dejó su vida de trabajo intenso en empresas petroleras para darle rienda suelta a su imaginación y cumplir el sueño de contar historias como estas a través del cómic.
“La idea con el cómic de Pipatón nació porque yo tengo dos hijos. Uno de ellos tiene 7 años y comencé a notar que era muy conocedor de héroes foráneos pero sabía muy poco de lo de aquí, de lo nuestro. Quise presentarle a Pipatón como un súper héroe, para que viera que lo que tenemos aquí también vale la pena conocerlo”, cuenta este ilustrador y escritor de cómics.
Eder ama los comics desde que era un niño, gracias a la influencia de su padre quien le mostraba historietas como una forma de incentivar su lectura. Tal vez por esto, decidió utilizar el mismo patrón para enseñarle a su hijo sobre sus antepasados indígenas. El cómic precisamente, gira entorno a un padre que le muestra una novela gráfica a su hijo sobre la historia de este Cacique; así, ambos viajan al pasado para conocer todo sobre la vida en esa época en la que los Yariguíes imperaban en la zona, y juntos son espectadores de la batalla férrea que libraron Pipatón y sus hombres contra los españoles.
Pero esto no es solo un pretexto para narrar una gran historia, es principalmente, una forma de acercarnos a nuestras raíces y reconocernos. “Siempre estamos promocionando lo de afuera, se le presta demasiada atención y lo local lo negamos, como si sintiéramos vergüenza. Yo no quiero sentir vergüenza y si esta sociedad quiere empezar a cambiar debe empezar a reconocerse y aceptarse, sentirnos orgullosos de quienes somos”, sostiene.
Con su empresa Arquetipo Cómics, Eder le ha dado vida no solo a esta historieta llamada ‘Pipatón, el guerrero inmortal’, sino también a historias más cercanas a nuestra época como ‘Indignados’, ‘Pájaros’ y ‘Líbido’, historias a las que ha dedicado tiempo y dedicación, y que esperan sean solo el comienzo de una vida dedicada de lleno al arte de hacer cómics.
Si desean conocer los trabajos realizados por Eder Villa y su equipo de trabajo, pueden seguirlos en redes sociales aquí.