"Cámara Oscura" y la auténtica voz de un nuevo cuentista
Julián Isaza es una de las nuevas voces de la literatura colombiana, periodista y escritor nacido en Villavicencio que ha hecho de las letras gran parte de su vida; lo demuestran múltiples realizaciones periodísticas y además, la publicación de libros como "Ondas expansivas", una selección cuidada de cuentos de su autoría; y las crónicas maravillosas a las que llamó "Alucinación o barbarie".
Ahora, su nuevo libro, "Cámara Oscura", lo enruta con más certeza a consolidarse como una de las auténticas voces de la nueva generación literaria que viene construyéndose en Colombia.
Este, su nuevo libro, es un bálsamo para la imaginación, para las vidas impensadas, trágicas, graciosas y oscuras. En cada relato, un olor, un sonido y un personaje que indescifrablemente va caminando por una prosa magistral con una naturalidad necesaria en nuestra literatura.
Como escritor tiene varias particularidades, es capaz de perderse entre los narradores, se escurre, se escabulle y nos deja con los ojos abiertos ante historias que podrían ser nuestras. Puede llegar a ser punzante, terrorífico, cómico y hasta melancólico, todo en un mismo relato.
Conversamos con Julián:
¿Cómo fue el proceso de construcción de estos cuentos?
La escritura de "Cámara oscura" me tomó un poco más de un año, y comencé con un cuento que se llamó "René" y que en el libro salió titulado como "Visitante". Cuando escribí ese cuento lo envié al Premio Nacional de Cuento La Cueva y gané el segundo premio y entonces, como tenía un par de cuentos más en el fogón y que compartían ciertas características con ese, decidí escribir un libro en el que se mezclaran los géneros del terror y la ciencia ficción, pero también donde cada relato se preguntara por las fracturas de una realidad en las que el absurdo sea posible, en donde ciertos elementos extravagantes incursionaran en lo cotidiano.
¿Qué libro de cuentos leyó y le cambió la vida? ¿Alguna influencia para la construcción de Cámara Oscura?
No sé si hay un solo libro de cuentos que me haya cambiado la vida, pero sí hay libros de cuentos que siempre recuerdo, como "Pesadilla a 20.000 pies" de Richard Matheson; "Los hombres salmonela en el planeta Porno" de Yasutaka Tsutsui; "La Noche" de Francisco Tairo; "Los cuentos siniestros" de Kobo Abe o los "Cuentos completos" de Flannery O'Connor. Esos autores están muy presentes no solo en mis lecturas, sino también en mis relatos; pero no solo están ellos, también hay mucho de Kurt Vonnegut, que es mi autor más querido -aunque me gustan mucho más sus novelas que sus cuentos–, también están Philip K. Dick, Mariana Enríquez, Stephen King o Frederic Brown, que son los que recuerdo ahora mismo.
¿Es escritor de mapa o de brújula? ¿Cual es el ejercicio cotidiano a la hora de escribir?
He sido ambos, he escrito con la plena conciencia de a dónde me dirijo y con trazado claro en la trama que voy a desarrollar, lo que correspondería a un escritor de mapa; pero también he escrito con el impulso de una idea inicial que se va expandiendo y solidificando a medida que avanzo en el relato. Por esa razón no me clasificaría en una de las dos categorías, pues siento que es el relato mismo el que exige ciertas condiciones en su escritura, que a veces hay impulsos que se deben seguir y a veces hay que tener un método más claro para escribir.
Lo que sí hago todas las tardes es sentarme a escribir unas dos o tres horas diarias y esa escritura puede ser un cuento, continuar con una novela o terminar una crónica. Ese es mi ejercicio cotidiano. También leo un par de horas al día y estoy tomando notas constantemente de algunas cosas que se me ocurren. La mayoría de esas notas se quedan en la libreta, pero algunas terminan siendo parte de un texto.
Hablemos de las voces internas de Julián como escritor. Hay humor, terror, sarcasmo ¿Cómo configura esas voces?
En general el tono de un relato depende del relato mismo y de los personajes. Por ejemplo, en un cuento como "Solos", que es un cuento de terror puro, en donde se configura una historia de abuso y soledad impregnada por una presencia siniestra, el tono es mucho más cerrado y denso, no hay lugar para el humor; pero en otros cuentos, donde hay personajes más divertidos, como en Fashionista, hay posibilidad de relajar mucho más ese tono y darle espacio al humor. Sin embargo, creo que todas esas voces viven en mí y van saliendo por turnos –me gusta el terror, pero también el humor– y cuando tengo la necesidad de escribir sobre algo divertido o sobre algo dramático ese tono se da de manera natural en un primer momento; pero luego, eso que es de cierta forma natural, hay que agregarle un trabajo muy consciente para pulir esa voz, para encontrar ese tono exacto y verosímil.
Haciendo efecto lupa en estas historias, ¿Cree que hay una crítica a la forma de vivir de la sociedad actual?
Siento que este libro me dio la oportunidad de explorar ciertos aspectos de una realidad con la que no me siento cómodo, de una sociedad que tiene facetas tan delirantes que resultan a un mismo tiempo cómicas y aterradoras. Creo que los cuentos usan el absurdo, la extravagancia y lo siniestro para hacer más visibles esos aspectos, para hacerlos más reconocibles y, permitirme a mí como escritor, examinarlos de otra manera.
¿Cómo fue el trabajo con la editorial Rey Naranjo?
Rey Naranjo es una editorial con la que da gusto publicar porque cuida todo, realmente ama sus libros y los trabaja con esmero en cada detalle: el papel, la tipografía, las ilustraciones, la portada. Así que publicar con ellos garantiza que el libro no solo esté en las librerías, sino que sea un objeto bello.
Las ilustraciones del libro son maravillosas, ¿Cómo se llegó a este detalle importante?
Las ilustraciones son de Natalia Herrera, a quien no me cansaré de darle las gracias. Ella es una ilustradora muy joven y talentosa, que enseguida se conectó con los cuentos y logró esas ilustraciones que, como tú dices, son maravillosas y que captan muy bien cada cuento. Natalia trabaja en la editorial y esta es la primera vez que publica sus ilustraciones en un libro y, seguro, continuaremos teniendo el gusto de ver su trabajo en el futuro próximo.
¿Viene otro libro? ¿Piensa consolidar su voz dentro de la literatura colombiana?
Este es mi tercer libro publicado y el segundo de cuentos. Ahora mismo estoy trabajando en una novela, también de terror, y espero terminarla este año. Ya veremos qué sucede.
¿Qué le recomendaría a los futuros escritores de este país?
Lo único que podría decirles es que tengan algo para contar y que eso siempre vaya por delante. Un escritor es el que escribe, valga lo tautológico de la afirmación; es el que quiere construir una historia, el que se empeña en ponerla en el papel. No tiene que ser un iluminado ni un atribulado ni un ingenioso o polémico escritor de tuits. Es alguien que tiene el amor y la disciplina de sentarse a teclear para crear algo que antes no existía, sin certezas de lo que pasará después de que termine. Es alguien que quiere contar algo.