La Sirena del Guatapurí
La única sirena de agua dulce del mundo vive en Colombia. Nos montaremos en la Caravana Radiónica Caribe para conocerla ¿quiénes se suben con nosotros?
El Caribe colombiano es una tierra mágica llena de historias que han viajado en el tiempo. En Valledupar, específicamente en el río Guatapurí (que pasa por la ciudad) hay una de mis favoritas, la leyenda de la sirena de Hurtado.
Cuentan los abuelos que Rosario Arciniegas fue una muchacha hermosísima que nació en el barrio Cañaguate de Valledupar y siempre fue muy rebelde. Con ese espíritu ansioso de hacer su voluntad, decidió desafiar lo que en ese tiempo era costumbre por esas regiones y bañarse un jueves de Semana Santa en el río Guatapurí, lo cual en una fecha santa era considerado pecado y grave ofensa.
Orgullosa y resuelta, Rosario se marchó a escondidas de la casa de sus papás y, al llegar al pozo, soltó sus largos cabellos, se quitó la ropa y se lanzó al agua desde la piedra más alta. Cuando Rosario trató de salir del agua no pudo porque un peso enorme en sus piernas le impedía moverse y cuando llegó a la orilla comprobó horrorizada, que sus extremidades inferiores habían desaparecido y en su lugar había una inmensa cola de pez. Se había convertido en sirena.
Todo el pueblo, creyendo que se había ahogado, empezó a buscar el cadáver por la orilla del río, pero, en la mañana del viernes santo, al salir el sol, apareció sobre la piedra desde donde se había lanzado, y a la vista de su familia y de todos los que la buscaban dijo adiós con la cola y se zambulló por última vez. Dicen que desde entonces la ven y oyen su canto los trasnochadores y los que amanecen por la orilla del río.
Para evocar la leyenda, en esa misma piedra reside la escultura de la única sirena de agua dulce del mundo. Su escultor es el maestro Jorge Maestre y está elaborada en fibra de vidrio, con un atrayente color dorado. La sirena plasma y representa una de las leyendas de mayor arraigo y tradición en la mitología vallenata e ir a conocerla es un plan obligatorio de cualquier visitante de Valledupar.
Miles de jóvenes valduparenses crecieron escuchando esta leyenda y hoy cuentan esa historia a sus hijos. De esta manera ha trascendido y ha quedado en el imaginario convirtiéndose en un gran representante de la oralidad vallenata.
¿Tienen alguna otra leyenda del caribe para recomendarnos? Los leemos en los comentarios.