La historia de una Señal... la señal de una historia
Por: Jose Fernando Perilla
“…que el cadáver de Jorge Eliecer Gaitán será embalsamado y que continuará como símbolo de este movimiento, por lo cual será sepultado una vez que sea sepultado el partido conservador que ha llegado ya a su decadencia”.
Frases sobrecogedoras. Las pronunció el 9 de abril de 1948 Gerardo Molina, Presidente del Comité ejecutivo de la Junta Central Revolucionaria del Gobierno, a través de la Radiodifusora Nacional de Colombia. Tras el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán, la revuelta liberal se tomó la emisora e intentó, a través de ella, organizar las fuerzas para una toma del poder.
Archivo El Tiempo / Bogotazo
El sonido viejo tiene el encanto de llevar al escucha a través del tiempo. Allí, hay referentes históricos de los sucesos, pero también del desarrollo tecnológico de la grabación. Uno y otro aspecto son los pilares para pensar una historia de la radio. Señal Memoria conserva las huellas sonoras que dejó a su paso la Radiodifusora Nacional de Colombia, que luego fue Radiotelevisora, que otros llamaban Radio Nacional o sencillamente “La Radiodifusora”, que más tarde se dividió en “Clásica”, “Joven” y el “A.M”, y que hoy se llama Señal Radio Colombia y su emisora hermana Señal Radiónica. La historia ha llegado a 75 años.
Entretenimiento e información diversa fueron, como hoy, los objetivos de la emisora al ser fundada el primero de febrero de 1940. Pero, además, un propósito fundamental fue la educación. Incrementar el nivel cultural del país, de acuerdo con los ideales del momento. Esa tarea fue encargada a influyentes intelectuales, quienes realizaron numerosos programas principalmente sobre música, literatura e historia. En su conjunto, esas y otras grabaciones conservadas hoy nos muestran los intereses que hubo y la forma como se desarrollaron.
Lo que más espacio tuvo en la programación fue la música clásica. Otto y León de Greiff tuvieron allí un papel muy importante porque, al principio, la Radiodifusora no contaba con fonoteca. Entonces los hermanos de Greiff pusieron a disposición de la emisora sus colecciones discográficas personales y se encargaron de realizar varios programas.
Música clásica hubo de todo tipo en la emisora: orquestal, de cámara, solistas, ópera, etc. Pero, la música popular colombiana también estuvo presente. Desde la década de 1940 en la programación figura el “Conjunto Típico Luis A. Calvo y sus cantantes”. No se sabe exactamente qué repertorios tocaban pero al parecer la emisora hizo énfasis en la música andina instrumental. Y es que quizá era esa la que más se acercaba a los ideales de “alta cultura” que caracterizaban la emisora. Los temas “mundanos” sobre los que han tratado desde siempre los textos de las canciones, poco tenían de elevado.
Gustavo Rojas Pinilla 2 - Archivo El Tiempo
Luego del intervalo de los gobiernos militares (Rojas Pinilla y la Junta Militar), que abarcó desde 1953 hasta 1958, Colombia dio paso al Frente Nacional. Este se inició con el gobierno liberal de Alberto Lleras Camargo, político colombiano con amplia experiencia en relaciones internacionales, lo que sin duda marcó las directrices de su mandato. Lleras Camargo fue un influyente periodista, jefe político del partido Liberal colombiano, embajador en Washington (1943-44) y dos veces presidente de la república (1945-46 y 1958-62). Fue el primer Secretario General de la Organización de Estados Americanos – OEA y en este cargo estuvo durante seis años, desde 1948 hasta 1954. Cabe recordar que la OEA fue creada en Bogotá, en el marco de la IX Conferencia Panamericana desarrollada entre marzo y abril de 1948.
Este último aspecto dependió, por una parte, de la voluntad favorable de gobiernos como el de Guillermo León Valencia (1962-66) (que tuvo por primera vez un grupo vallenato en el Palacio Presidencial), o el de Alfonso López Michelsen (1974-78), quien fue el primer gobernador del departamento del Cesar, creado en 1967, y fundador al año siguiente del Festival de la Leyenda Vallenata. Por otra parte, estuvo el papel complementario de la industria discográfica y los medios de comunicación y, además, el influjo de intelectuales con reconocimiento generalizado y capacidad de gestión. En la Radiodifusora se tuvo por ejemplo la presencia de los hermanos Delia y Manuel Zapata Olivella.
Además de los programas realizados para la emisora sobre la cultura afrodescendiente, Manuel Zapata participó como invitado en otros espacios como aquel dedicado a la literatura: “De viva voz”. Señal Memoria conserva la lectura por parte del escritor, de algunos apartes de su novela “El fusilamiento del Diablo”. La obra reflexiona y trata algunos aspectos del conflicto generado con “La guerra de los mil días”: nacimiento de guerrillas, presencia extranjera en la economía del país, inequidad social y racial, y de manera particular, trata sobre la pena de muerte en Colombia cuya última víctima, en 1907, fue el intelectual chocoano Manuel Saturio Valencia, protagonista a su vez de la novela.
En cuanto fue posible movilizar equipos y realizar grabaciones en lugares distantes, la Radiodifusora también empezó a dar difusión a los festivales folclóricos creados hasta el momento. Una labor que empató muy bien con la consolidación de un sentimiento nacional unificado, propósito que se tomó todo el siglo XX. Las grabaciones de festivales más antiguas hechas por la Radiodifusora Nacional son del año 1977. Allí está la décima edición del Festival de la Leyenda Vallenata, en el cual participó Juancho Polo Valencia.
De esa forma diversas expresiones culturales del Caribe fueron ganando terreno. En una perspectiva más amplia, no hay que olvidar, por ejemplo, un programa tan influyente en los años ochenta como lo fue “Dejémonos de vainas”. Al lado de “Josefa”, la campesina cundi-boyacense, uno de los personajes más atractivos allí fue “El Costeño”. Pero un suceso definitivo que corona la década fue el Premio Nobel de literatura otorgado a Gabriel García Márquez por “Cien años de soledad”, su vallenato de 400 páginas.
Desde los años ochenta, el vallenato encontró un espacio en la programación de la Radiodifusora con “Estampas vallenatas”. Ya desde los años cincuenta, como se mencionó, venía presentándose en la programación un espacio dedicado a la música colombiana a cargo del musicólogo Andrés Pardo Tovar (1911-72). Estuvo también desde fecha muy temprana Guillermo Abadía Morales (1912-2010). Pero uno y otro mantuvieron siempre un carácter diverso, con inclinación hacia las músicas andina y del Caribe, favorecidas por la industria discográfica. Hasta los años ochenta, ningún género había alcanzado esa especificidad del vallenato con un programa exclusivo. Sin embargo, con los años noventa vino la visión multicultural del país que dio cabida a una mayor presencia de la diversidad que caracteriza la nación.
Cesar Gaviria Trujillo 1 Archivo El Tiempo
La Constitución del 91 definió nuevas orientaciones en las políticas culturales del país y en los medios de comunicación del Estado. En la Radio Nacional continuaba el énfasis dado a la música clásica, coherente con medio siglo de historia. Pero en cuanto a las manifestaciones populares, no se trataba ya de los polos entre la música andina y del Caribe. Un ilustrativo ejemplo, que une la tradición del trabajo realizado desde décadas atrás, con las labores por venir en el siglo XXI, es el testimonio sonoro que se conserva de la presencia que tuvo la Radiodifusora desde la primera edición del Festival de Música del Pacífico “Petronio Álvarez”, en 1997.
Sobre esa base, Señal Radio Colombia ingresa en el siglo XXI con el objetivo de consolidarse como una opción novedosa frente a la oferta radial nacional. Su interés en la nuevas músicas colombianas y las músicas del mundo, en diálogo con géneros de aceptación generalizada; un punto de vista reflexivo sobre la actualidad del país y el mundo; el desarrollo de contenidos multimedia para la oferta en web, son componentes de primer orden para una propuesta actual que se refleja en la respuesta de un creciente número de oyentes