La arepa de huevo, una insignia culinaria de la gastronomía Caribe
Desde hace 28 años un festival se encarga de exaltar este delicioso manjar costeño. ¿Ya las han probado?
Hacer una arepa de huevo (ojo, no con huevo), tiene su truco, tiene su ciencia. Que quede crocantica, que el huevo no se salga, que no se queme y que tenga forma no es fácil. No todo el mundo da pa’ hacerlas y conseguir la propia propia es a veces difícil; por eso, cuando es esta época del año acá en el Caribe uno se emociona, porque es la fecha del Festival de la arepa de huevo de Luruaco, donde se consiguen las mejores arepas forever and ever.
Bueno, les cuento: Luruaco es un municipio del Atlántico que es considerado la cuna de la arepa de huevo, una las insignias culinarias de la costa Caribe, la cual se ha extendido a toda Colombia. En este municipio se celebra todos los años desde 1988 el Festival de la Arepa de Huevo con el fin de rendirle homenaje al producto que tanto contribuye a la economía de la región.
La festividad gastronómica, caracterizada por recibir visitantes de todas las regiones, muestra el talento y creatividad de las cocineras, quienes se empeñan en innovar y darle un toque único a la forma y preparación de este manjar típico del municipio.
En el festival se puede encontrar arepa de huevo con todo tipo de relleno. Con carne, pollo, butifarra, vegetales y hasta camarón; y no siempre es en forma redonda, hace dos años, ganó una arepa en forma de mojarra. Sí, mojarra:
Foto: Periódico El Heraldo
Hay diferentes competencias en las que participan las “matronas del huevo”, 66 señoras consideradas las mejores haciendo arepas en Luruaco y que han pasado la tradición a sus hijas y a sus nietas. Las que hagan la arepa más deliciosa, la más grande, la más innovadora y la multiformas, serán llevadas a varios eventos nacionales exponiendo sus delicias gastronómicas.
Una de las matronas más queridas es doña Rosa Amelia o “Chiquita” Montero como la llaman por su baja estatura. Para muchos es el personaje del pueblo, no sólo porque vende las mejores arepas, sino porque es la sucesora digna de ese grupo de mujeres pioneras de la receta propia propia. De la rica, de la chévere. Su puesto de fritos es parada obligatoria para todos los visitantes de Luruaco.
Le ha dedicado 63 años de su vida al oficio de cocinar a medias el maíz amarillo, moler y amasar, instalar el tenderete, calentar aceite y freír la arepa. Y ella se encarga de todo porque dice que no necesita vendedores. “Yo misma preparo la masa, hago los fritos, atiendo la gente y vea usted, que no hay queja”, me dijo la matrona de 92 años que aún se levanta temprano todos los días para alistar todo para su clientela. Así es, 92 años y sigue como un roble feliz atendiendo su negocio. Siempre está con una sonrisa de oreja a oreja. Es de esa gente que se nota que le gusta lo que hace y que se siente orgullosa.
Y después de comerme una de sus deliciosas arepas de huevo con carne comprobé que sí, que “chiquita” Montero tiene una sazón envidiable. Que cosa tan buena en la vida.
Y sí, terminé de escribir este texto con hambre. ¿Quedó con hambre usted también?, pille en qué parte de su ciudad venden arepa de huevo y dese el gusto, o arme maletas y venga al próximo festival, no se va a arrepentir.
El dato:
La arepa de huevo está en las listas para salvaguarda y protección por parte de la Gobernación del Atlántico, dada la importancia de su tradición.