Recorrimos 'Amor, locura y otros vicios' de Niña Dioz canción por canción
Este año se lanzó el nuevo disco de la artista mexicana Niña Dioz, Amor, locura y otros vicios, un trabajo ecléctico y enérgico. Un recorrido sonoro de casi 40 minutos, con doce canciones que narran historias divertidas que exhiben el talento innegable que tiene como compositora y cantante.
En Radiónica hablamos con ella para hacer una escucha total del disco y hacer un viaje en el que nos contó muchas cosas que se esconden detrás de cada una de las canciones. Nos recibió con buena onda y una sonrisa gigante y esto fue lo que nos contó de su nuevo álbum.
Empecemos por lo esencial, ¿por qué el disco se llama Amor, locura y otros vicios?
Es justo un concepto que empecé años atrás. En el 2011 hice una carpeta de canciones o conceptos que quería que fueran algún día los nombres de mis discos. A veces estos conceptos tardan tiempo en desarrollarse o tal vez no son el momento apropiado para usarlos todavía, pero de repente retomé el tema. Revisé todo lo que había en esa carpeta y justo estaba pasando por un break up, estaba viviendo en los Ángeles, llevaba 5 años allá. Tomé la decisión de mudarme del país, eran muchos cambios, y revisando la carpeta noto que muchos temas calzaban perfectamente por los que estaba pasando, pero también me preguntaba dónde iba a meter todas estas canciones de amor.
Normalmente hago canciones de muchos temas, pero ya había acumulado muchos solo de amor, locura y otros vicios. Sentí que ese era el momento de retomar el concepto porque cada track de este álbum caía en esta categoría. Por un lado van en esta onda de amor propio, como “brillo”, que habla del brillo interno, que luego se busca expandir hacia afuera. O como en la canción del “Último perreo”, que habla es del amor obsesivo por una persona con la que se tuvo un momento inolvidable y se quiere repetir a través de un último perreo. Empecé a ver que las canciones tenían en común esa temática.
En sí para mí la música ha sido mi forma de amor, locura y vicio más persistente que he tenido toda la vida. No creo que hubiera podido seguir en la música únicamente por amor porque es muy difícil dedicarte a ella, sobre todo en el género que hago. No hubiera podido seguir tan firme si no hubiese sido porque tengo unas rayitas de locura que me animaban y de vicio, porque he intentado dejar la música por un rato. Pero de repente siempre viene un vicio, una canción, una melodía que no puedo dejar. La música en sí representa mi forma de amor, locura y vicio.
¿Hay una explicación particular de por qué comienza el disco con “Baby Dioz”?
Quería que este disco fuera un compilado de todas mis vivencias, de todas mis etapas desde cuando inicié siendo una bebé hasta hoy. Quería que la gente conociera quién es Niña Dioz, incluso desde antes de ser Niña Dioz.
Desde chiquita ya tenía todas las ganas de compartir mis ideas con el mundo. En ese entonces no había Youtube, ni internet, era 1997 y yo en cassettes freestaleaba y grababa. Lastimosamente perdí mucho de este material, solo sobrevivió uno. Lo encontré un día, lo escuché y me sorprendió porque tenía hasta más claridad y seguridad. Me impresionaba porque desde ese momento sabía que la gente me iba a escuchar, no sabía cuándo, pero ya lo sabía, entonces, luego de oírlo, decidí mostrar lo que yo pensaba en 1997 integrando un fragmento de ese cassette dentro de la canción.
Para mi fue cumplirle el sueño a mi niña interior, esa Baby Dioz que se atrevió a soñar en grande, que se atrevió a crear algo de la nada en una ciudad o colonia donde no se había hecho algo como lo que yo estaba tratando de hacer. Agradezco mucho a esa niña por haberse atrevido a soñar, por eso el disco inicia con el audio del cassette y finaliza con el mismo tape, pero con un fragmento donde me estoy despidiendo.
“Mezcal” fue uno de los sencillos que ya habíamos presentado en Radiónica, una canción en la cual se sienten muchos referentes mexicanos. Más allá del título, ¿cree que es una canción para definirse como artista frente a alguien que no conozca su trabajo?
Sí, justo en este momento siento que es una gran canción para que la gente que no me conoce lo haga. Siempre he estado muy orgullosa de mis raíces, sobre todo cuando me mudé a California mantuve mi cultura muy presente para poder abrazarla y no extrañar tanto mi casa. Es una canción que habla sobre el poder femenino en la cultura mexica, en la cultura de Oaxaca hay una diosa del Maguey.
“Mezcal” es como una canción con poder femenino, con mis raíces, con el orgullo de quién eres. El mezcal se debe tomar con respeto porque si abusas te quemas la garganta y lo mismo sucede con una mujer: la tienes que tomar con cuidado porque te puede hacer sacar fuego por la boca, como el aguardiente en Colombia, tienes que disfrutar poco a poco.
Invito a la gente que a través de la canción se adentre en nuestra cultura, siendo o no mexicanos. Que los latinos del mundo, que vean este video, se dejen encantar por la cultura mexicana y quieran ser parte de ella.
La tercera canción es “Primero”, una pieza con mucha fuerza, el sonido es muy grueso y también muestra parte de su potencial como MC. En general, la narrativa del disco se siente impregnada de beats marcados, pero sin dejar la intención de mostrar lo latino. ¿El disco fue pensado en esos bloques? ¿Busca contar una historia desde lo musical?
Yo estuve detrás de todo, en la producción musical, en las colaboraciones, las canciones también las pensé de una manera y "Baby Dioz" siento que es una introducción para que se conozca mi forma de pensar a través del tiempo. Llevo a quién me escucha por mensajes super potentes, empoderantes, beats que también prenden, que dan ganas de pararse y querer tomarse el mundo.
A mí me gusta hacer canciones que a mí me gustaría escuchar. Con ellas me inspiro, me motivo. Cuando escribí “Primero”, de hecho, fue el día en la que valió mi relación. Mientras escribía esa canción me iba a llorar al baño, fue muy random. Me sentía por dentro muy vulnerable, sensible, pero ya tenía esta sesión de grabación programada.
Empezamos a hacer la canción y pensé: “Si la gente supiera cómo fue que escribí esta canción”. Pero trabajando en ella me empecé a empoderar, a sentirme más libre y que todo iba a estar ok. Sentí que debía seguir empujando, seguir abrazando al crew y debía apoyarme de la gente que estaba en mi equipo.
No es solamente que yo gane, es que ganemos todos los que estamos involucrados, que a todos nos vaya cabrón y así mismo poder inspirar a la gente de nuestro alrededor. De hecho, cuando la escribí me imaginé gente en un estadio celebrando un gol. Y lo loco fue que al final la terminaron agarrando para el videojuego de Fifa.
Luego llega “Sorpresa”, que creo que tiene mucho que ver con eso que dice. Sentí que el disco venía super denso hasta este momento. Aquí se pone un poco más alegre y brillante, tal vez también preparando para lo que viene, ¿qué opinas de esta lectura?
“Sorpresa” de hecho, fue la primera canción que escribí. Creo que la hicimos en el verano de 2019 y fue de las primeras canciones que dije “esto ya me suena al nuevo disco y me gustaría seguir experimentando con estos sonidos a ver a dónde me lleva”.
Algo, que es cierto, es que vengo de una escena del hip hop muy underground donde, al principio, rapeaba sobre cosas más oscuras, con un flow más hardcore, pero he ido avanzando en mi carrera. Ya tengo 12 o 13 años desde que empecé, ya no tengo el enojo con el mundo que tenía antes, ahora quiero hacer temas divertidos donde yo me la pase bien, donde pueda ver a la gente bailar, me gusta hacer temas sexys.
También siento que es muy importante en mi carrera visibilizar a quienes somos mujeres y las cosas que nos gustan. Siempre nos han agarrado como objetos y siempre nos quieren sexualizar, pero cuando nosotros queremos tomar control de esa narrativa y contar lo que a nosotras nos parece sexy lo vuelven un tabú. En el video de “Sorpresa” salgo besándome con una chica y creo que es el primer video de música urbana en Latinoamérica donde abiertamente, yo, como artista gay, estoy besando a otra chica. No son actrices, no es nada, es un momento muy real y para mí, más allá de que fuera muy hot, era un statement, decir quién soy.
Antes me juzgaban, me tiraban mierda por ser yo, incluso en la misma industria. Me decían que no mostrara que era gay porque eso perjudicaba mi carrera. Esto es para mí tomar mi poder.
Con “Kamikaze” el disco se va para otro horizonte sonoro. Ya en “Mezcal” habíamos oído la primera colaboración, pero en esta pieza vuelven los artistas invitados. ¿Qué colores aportaron? ¿Cómo transformaron el proceso creativo?
Mis colaboraciones fueron un complemento. Son artistas que van por la misma visión de lo que estoy intentando narrar, pero que a la vez den un contraste porque no somos, ni sonamos igual.
Por ejemplo Hispana y yo: somos dos personas que nos vemos y sonamos diferente, pero a la hora de estar juntas se abona. Con “Kamikaze” se ve eso también. Nosotras somos amigas desde hace muchos años, la respeto y la admiro mucho y por lo mismo nunca nos hemos puesto la presión de trabajar juntas. En algún momento sabíamos que iba a pasar, solo no lo apuramos.
“Kamikaze” era un himno necesario, teniendo en cuenta toda la violencia que se vive en Latinoamérica. No es solo México, es Argentina, Guatemala, es algo mundial. La forma cómo se nos trata y se nos violenta a las mujeres simplemente por salir vestidas como nos nace hacerlo. Sentí que hacía falta hacer una canción que pudiera abrazar el movimiento y pensé que no había nadie mejor que Rebeca Lane para hacer una colaboración en esta canción.
Hablemos entonces de la historia de “Kamikaze”, ¿qué hay detrás de ella?
Esta canción la grabamos en los Ángeles. Yo estaba trabajando varias canciones de mi disco, estaba con Twin Palms, dado que con ellos también hice "Baby Dioz". Ellos participaron en mi disco pasado en canciones como “Salsa”, nos fue muy chido. Sabía entonces que podía lograr en conjunto un sonido que no solo se encasillara en el hip hop sino que fuera más global, pues con este álbum quería llegar a públicos diferentes y, sobre todo, expresar quien soy yo en realidad.
Siempre me ha gustado experimentar entre el mundo de lo urbano, lo latino y ver cómo se mezclan. Por eso, desde el 2010, ya andaba haciendo “La cumbia prohibida” con Li Saumet de Bomba Estéreo, por ejemplo. En el caso de “Kamikaze” también sentía que el beat era super poderoso y que a la vez nadie había escuchado a Rebeca Lane en algo así. Y a mí tampoco. Quise salir de mi zona de confort, hacer algo con un ritmo fresco totalmente.
Sobre la lírica, te digo, son experiencias personales. Yo siempre fui de cierta manera en mi escuela, en mi sociedad, en mi entorno, la oveja negra, porque no me vestía como se vestían las otras niñas, no pensaba como pensaba la mayoría, entonces como que nunca encajé. Era simplemente que estaba viviendo en un entorno muy machista. Mi forma de entender el mundo y entender lo que me pasó de niña lo escribí, narré mis vivencias y pues siento que muchos pasamos por algo igual: sentir que no encajamos con nuestras familias y a través de la música fue que encontramos nuestra comunidad, nuestros espejos con los que nos identificamos.
Vamos llegando a la mitad del disco y llega la canción que le da título al álbum. Vuelve otra vez el rap con un estilo muy clásico y un sonido muy distinto al resto del trabajo. ¿En qué momento del proyecto nace esta canción?
Fíjate que esa fue de las últimas, apenas la grabamos en diciembre. De repente tenía todos estos tracks que estuve grabando en diferentes etapas y con diferentes productores, mientras me preguntaba: “¿Cómo voy a poder hacer que todos estos tracks con diferentes sonidos temáticas encajen el uno con el otro?” Ese fue mi reto personal más grande, que sonara redondo, que no fuera una compilación de cosas extrañas.
Para mí el ritmo de “Amor locura y otros vicios” es uno de los que más me definen porque es trap. Los últimos años le he estado metiendo duro, siempre me han gustado esos aires, los ritmos super gordos, creo que se puede notar en mis diferentes álbumes. Esa canción en lo personal es muy sensible y vulnerable, porque estoy hablando de mi salud mental. Hablo de voces que suenan en mi cabeza que me hacen sentir loca, a veces por eso me desaparezco de las redes sociales, ni le respondo a mis amigos. A veces estoy muy en mi película y lo que hago es tratar de sanarme a través de la música, aunque la música en momentos es la misma que perpetúa la locura. Por eso digo que el amor, la locura y otros vicios es mi sepultura, porque estoy en este loop.
Siento que mucha gente no ha logrado, sobre todo la escena del hip hop en México, de entenderme. Sé que no les agrado porque los confronto, porque soy mujer, rapera y queer. Y porque mucha gente, para empezar, no quieren que las raperas salgamos de la cocina, no quieren que hagamos rap, mucha gente me ha dicho “no hagas trap, coge un trap-eador”. Les digo “fuck you, yo no voy agarrar un trapeador, yo voy agarrar lo que se me dé la gana”. En algunos momentos la línea es confrontativa y digo que nadie me va a vencer, no me voy a dejar llevar por lo que la gente piense o diga de mí, sino que busco demostrar quién soy. Y a la vez esta fuerza tampoco viene gratis, viene con muchas emociones, viene con voces que hay en mi cabeza que me cuesta a veces trabajo lidiar con esto, pero para eso tengo la música, para eso canalizo todo en mi música.
Este recorrido continúa con “Freaky”, una canción que muestra muy bien los dos lados que hasta el momento refleja el disco. Además me gusta muchísimo cómo logra esa narrativa, cómo la historia que se va desarrollando, ¿Cómo fue el proceso de lograr esto?
Realmente se puede decir que soy la productora ejecutiva de este álbum. Yo tuve el acercamiento con los productores, seleccioné los beats, con quien quería trabajar e hice ese mismo acercamiento con los artistas. Usualmente cuando es un artista muy grande la disquera o manager te hace todo, en mi caso no tengo todo eso y no quiero. Me gusta estar muy involucrada en mi narrativa, es más retador, es tomar las decisiones.
“Freaky” la hicimos en Ciudad de México. Yo ya traía un concepto, ya había grabado esta canción sobre otro beat que encontré en el internet. Muchas veces también hago eso, en YouTube escucho un beat que más o menos suene con la idea que tengo y empiezo a escribir. Este corte ya lo tenía avanzado, sonaba completamente diferente a lo que es y justamente en el estudio llegó Safree, que es una cantante rapera de España. Ella quiso hacer un rap, sonaba muy cabrón y quise que se escuchara ese contraste entre mi voz y la de ella. Safree en el momento estuvo de acuerdo y ahí mismo empezó a escribir y lo hizo super bien, conectamos cabrón, son esos momentos donde sabes que tienes una canción que le va a gustar a la gente.
Esta canción es una mojabragas, sentimos que a las chicas les va a encantar dedicarla o que se las dediquen porque es muy sensual. Al final, por un lado, representamos esa sensualidad que también es parte de ser mujeres. Por otro lado, maneja otro mensaje donde decimos que hace 10 años o 20 años las mujeres no nos podíamos expresar de esta manera, porque ya nos estaban linchando o nos tiraban piedras en la calle. Simplemente por expresar nuestra sexualidad.
Se me hace muy empoderado, sobre todo con el background que tenía de la iglesia y la familia, de no tener sexo antes del matrimonio y todas esas cosas que metieron en la cabeza desde chiquita. Ahora voy a expresar lo que realmente sucede, al menos en la gente de nuestra generación, cómo sentimos, hacer canciones para que otras chavas o chicos o quien sea las escuche, las disfrute y las quieran dedicar.
Llega “Huracán”. Y hemos escuchado varias pieles suyas en el álbum, mostrando su personalidad musical. Siento que huracán es el lado más pop, ¿en cuál de todos estos terrenos se siente más cómoda?
Siento que “Huracán” te puede recordar a mis épocas de los mixtapes donde experimentaba con global bass, cuando hacía cosas que no necesariamente caben en el hip hop sino más a un lado electrónico. Yo no sé si llamar esta canción pop, porque no creo que tenga esa estructura, pero es una que, la neta, fluyó super natural.
Esa también la grabamos en Los Ángeles con Ulises que es parte de un grupo muy conocido llamado Kinky. Él es un productor durísimo, recientemente ganó un Latín Grammy. También está otra chica que se llama Fabi Reyna, de un grupo llamado Reina Tropical. Ella tiene unas guitarras muy inspiradas en los ritmos africanos, que es similar a lo que se hace mucho en Colombia, no sé si es champeta un poco. Siento que es una fusión entre lo latino, lo africano y lo electrónico.
Es una canción muy honesta. La hice antes de la pandemia, pero después tomó más sentido, estamos en medio del huracán, nos perdemos de lo que está pasando frente a nosotros, no estamos en el presente, nos perdemos de las bendiciones. Lo bueno que sí está pasando es el parar por momentos y dejar de estar volteando hacia atrás, todo va a estar bien si estamos en el aquí.
Las canciones son para mí un recordatorio de pisar tierra otra vez, cuando estoy muy clavada con cosas que pasaron o cosas que no han pasado. Tomar calmar, como dice la canción: “Lo que yo quiero es vivir bien y al final lo que pasó ya pasó y lo único que tienes ahora es el presente así que disfrútalo”
Me parece que es de las canciones más pegajosas, de las que uno termina cantando al final...
Si, exacto, esa canción me libera cañón. Desde cómo empieza: “El presente que bonito se siente, cuando estás conectado con lo que tienes enfrente y siempre aparece algo que agradecer cuando estás en sintonía ya no hay por qué correr”. Eso me lo estaba diciendo porque estaba corriendo, no disfrutando el presente y fue darme medicina.
Ahora, en la pandemia muchos no tuvieron la oportunidad de ver un año más, un día más, siento que es un mensaje que se hace muy poderoso. Y claro, con Kinky tiene otra influencia, otra dirección. Kinky y toda esa movida de Monterrey son mis influencias, yo crecí escuchando eso. Como ya decía, traté de sacar pedacitos de mis de diferentes etapas, reconectar y ponerlo todo en un nuevo álbum
Sigue “Brillo”, una canción para los días soleados, para el verano, como además lo dices en la canción. Invita al baile pero es desafiante con ese perreo fuerte, esos filtros y esos paths distorsionados. ¿Cómo trabaja las canciones? ¿Cómo las va estructurando?
Esta canción tiene una historia un poco loca. Realmente la hice para un comercial de una cerveza muy grande, eso fue en el 2018. Era una canción de 30 segundos, después quisieron renovar el contrato y de repente ya estaba sonando en Sudáfrica, en Ámsterdam y un montón de lados. Pasó 2019 y me seguían pidiendo la canción para este comercial y de repente alguien la escuchó en Publishing Universal Music de Estados Unidos. Me preguntaron por la pieza completa y yo les dije que no existía y me dijeron que la tenía que terminar.
Me junté de nuevo con Ulises, le mostré esta idea y le comenté lo que la gente de Universal quería hacer. Él me mostró un beat que más o menos sonaba a la canción, metimos la letra y quedó. Hicimos que sonara todavía más ponchada, más explosiva para ver si podía atraer alguna campaña comercial. A las dos semanas estuvo en un comercial en todo Estados Unidos.
Al final gracias a esa canción pude cerrar mi deal con Universal, fue algo muy importante para mi carrera. Es muy loco como una decisión te puede llevar oportunidades muy grandes. Te puedo decir tranquilamente que “Brillo” es la canción que más me ha traído dinero y cosas chidas. De hecho, gracias a ella, en el video conocí a la chica con la que estoy ahora. Es muy loco, hay canciones que te pueden cambiar la vida. Además es un video loquísimo, uno de mis favoritos.
“Tinder y Bumble” pone la parte más íntima, más cercana. La sentí lenta, sensual, romántica. En el momento de hacerla, ¿sabía ya de I.M. YONI?
Fíjate que no. Yo ya había empezado a hacer la letra, también es una de las canciones más personales y que más me encantan de este disco, por lo real que es. Yo estuve buscando amor en lugares donde no existe, estaba en las apps otra vez después de cinco años, regresando al dating y viendo qué onda y me sentí así. Al final en estas apps realmente la gente está ahí por otras cuestiones, más como por hook ups.
Una parte de mi sentía que quería dar amor pero no sabía a quién. Me sentí en una situación donde pensé que muchas personas también se pueden identificar, en estar solteros después de mucho tiempo de no estarlo y decir como que “wey, dónde conozco gente”. Sobre todo cuando eres queer y no es tan fácil como mujer. Si eres straight sales y dices donde hay un wey y los hay por todos lados.
Decidí hacer esta canción, quería que tuviera un mood muy R&B, muy sensual y empecé hablar con una amiga. Se la enseñé y me dijo “wey, hagámosla”. La hicimos con el grupo femenino I.M. YONI, que tocan todos los instrumentos de una forma muy brutal.
Realmente sentí que era una canción que tiene fuerza femenina. Es la única canción del disco donde absolutamente toda está tocada y producida por mujeres. En ese aspecto me hace sentir orgullosa, es una de mis favoritas del disco. Me daba pena ponerla en el disco, me avergonzaba lo que pensaría la gente al enterarse que estuve en Tinder y Bumble. Cuando la gente me veía en esas apps y me reconocía, yo ponía unmatch.
Llega el penúltimo corte, “Último perreo”, que básicamente es un reggaetón. De repente en el imaginario de muchos esta es su onda musical, pero realmente es la única canción que en el fondo que tiene en esta onda. ¿Cree que alguien muy afín a esa imagen puede sentirse decepcionado con la falta de reggaetón y perreo en tu disco?
No porque, al final, el perreo es mucho más que solo un ritmo, es cómo lo portas, cómo lo transmites y, aunque no haya otro tema old school, siento que pueden escuchar canciones como “Kamikaze” y encontrar ese mismo tipo de beat que te hace también darle hasta abajo. Eso sí, pensando en otras cosas, darle hasta abajo mientras criticas el patriarcado.
No quería que “Último perro” fuera triste y que te llevara a llorar a tu cama. Quería que inspirara a bailar y querer darle hasta abajo con todo y con lagrimitas.
Yo no soy reggaetonera, soy rapera, en estos 12 años he aprendido a explorar con mi voz, he aprendido a salirme de mi zona de confort y, aunque haya gente que está empezando apenas a escucharme, se darán cuenta que manejo la misma sensibilidad, que conservo una esencia real. Si solo estuvieran casados con los ritmos pues ya se hubieran decepcionado, porque un día soy rap, otro día perreo, otro día moombahton. Si alguien realmente es mi fan, va a estar conmigo en los perros y en los no perreos.
¿Cuál es la razón de cerrar con “Le dragón”?
Le dragón fue la última canción que hice para este álbum, quería cerrarlo como lo empecé, con un outro de mi grabación de Baby Dioz que hice en 1997. Es muy personal. En la escuela nunca fui tan popular, siempre soñaba con escapar por Sunset Bullet Boulevard. Nunca sentí que encajaba, me hacían bullying y en mi cabeza estaba siempre soñando con irme. De repente, ya vivía en Los Ángeles y como un dragón quemé mis miedos y volé cada vez más alto.
El dragón es una transformación, de pasar a ser un reptil arrastrándose en el suelo a estar en el cielo con alas bien abiertas escupiendo fuego. Así me siento. A veces siento que la gente tiene una percepción de mí por cómo me veo, ciertos prejuicios, pero realmente no saben lo que me ha costado. Por eso digo: "Crees que me conoces solo porque reconoces mi cara, pero de mi alma no sabes nada”. Es un stateman, para mí, muy importante.
Al final el coro es muy optimista, yo tuve que creer y si me pones a prueba puedo quemar también tu mundo completo. Puedes construir cosas muy chidas, pero la gente no sabe todo lo que has tenido que pasar. No porque ya la tienes hecha quiere decir que siempre fuiste así. “Le dragón” soy yo. El outro soy yo en el cassette despidiéndome, tocando los platos de la cocina y un piano destartalado.
Es ponerte en ese contraste en la misma canción, de cómo pasé de estar tocando con objetos a estar trabajando con productores nominados a los Grammy. Les estoy contando mi historia para que no hagan su propia película, prefiero que sepan todo lo que ha sucedido contado por mí.