Radiónica y Radio Nacional de Colombia tienen Defensor del Oyente
Los defensores de audiencia son una figura clave que busca entablar diálogos entre los productores de contenidos y su público. En Colombia, hace un buen tiempo ha hecho presencia, por ejemplo, el Defensor de los Lectores, que empezó a hacer parte del organigrama de algunos medios impresos que lo consideraron necesario como un ejercicio que beneficiaría la calidad de su trabajo. Lo mismo sucedió con la televisión, aunque en esa ocasión, con la creación de los canales privados en Colombia, la figura del Defensor del Televidente se instauró con la Ley 335 de 1995. Fuimos incluso el primer país de América Latina en exigirlo mediante un mecanismo legal.
Es frente a estas figuras que el público puede hacer sugerencias, peticiones, quejas, reclamos o comentarios en pro del equilibrio y del pluralismo informativo, como elemento fundamental para el ejercicio democrático. La relevancia que cada medio le ha dado a este espacio ha variado, y así como hubo casos que ocupó las principales páginas de un periódico en sus días de mayor difusión, varios canales lo destinaron a la madrugada cuando la audiencia es muy baja.
Ahora, si con algo no hay referentes en el país es con la figura del Defensor del Oyente para el caso de la radio. Aunque existen, claro, espacios para que la audiencia escriba a las emisora -los cuales incluso han bautizado bajo este título-, realmente nunca se le ha encomendado la tarea a una cabeza visible que de seguimiento al diálogo y que, por lo tanto, de resultados sistemáticamente.
Radiónica, y su emisora hermana Radio Nacional de Colombia, en su esfuerzo por ser un medio público cada vez mejor, ha decidido entregarle esta tarea a Germán Rey, un personaje que ha estudiado, hecho, criticado y defendido el periodismo en este país. Psicólogo de la Universidad Nacional que trabajó en la Fundación Social dirigiendo proyectos organizacionales de valores, cultura empresarial y comunicación.
Fue Defensor del Lector por dos años en el periódico El Tiempo en los primeros años del 2000 y ha ejercido como docente universitario. Es reconocido por sus congresos y seminarios, y ha publicado libros como Oficio de Equilibristas: 21 Casos Periodísticos de el Tiempo Analizados Por el Defensor Del Lector, Los ejercicios del ver: Hegemonía audiovisual y ficción televisiva -junto a Jesús Martín Barbero- o Desde las dos orillas, sobre el derecho a la información. También ha sido asesor del Ministerio de Cultura en investigaciones relacionadas con las áreas de comunicación, cultura, gestión cultural e industrias culturales.
Con el objetivo de entender esta figura y de que ustedes, nuestros oyentes y lectores, entiendan bien el motivo de su llegada a la emisora, decidimos hablar con él para que explicara los objetivos de su labor.
¿Existe, ya sea por tradición o por ley, la figura de Defensor del Oyente en Colombia?
No existe la figura de Defensor del Oyente en Colombia. Existe, por supuesto, la figura del Defensor del Lector, que es la libre decisión de los medios que así lo deseen, y del Defensor del Televidente que, como una excepción en muchos países, sí está reglamentado por ley.
¿Qué tipo de referentes podemos encontrar en este sentido? Ya sea nacionales o internacionales
En México y en Argentina sí ha habido un interés porque haya una defensoría del oyente en las emisoras de radio, pero no conozco ningunas otras que tengan específicamente la figura. Esta sería la primera ocasión que en Colombia, dentro del sistema público de radio, se establezca algo así, lo cual es una garantía tanto para los oyentes como para los periodistas y las personas que realizan programas.
Algunos años después de que se creara, por ley, la figura del defensor del televidente, algunas encuestas mostraban un desconocimiento por parte del público de esta figura, ¿cómo fortalecerla y visibilizarla en el caso de la radio?
Es probable que, así la ley lo disponga, los ciudadanos no necesariamente conozcan la figura. Pero yo creo que han pasado años y, por ejemplo, el defensor del televidente es más conocido o apreciado. Con los programas de televisión que ellos hacen le dan un acceso a los televidentes, aunque el problema sea que muchas veces esos programas no están en las mejores franjas. Cosa contraria me sucedió cuando fui el quinto Defensor del Lector del periódico El Tiempo a comienzos del año 2000, entre el 2000 y el 2002 exactamente. En esa época la columna de esta figura se publicaba los domingos, el día de mayor tiraje y de mayor circulación del periódico, y salía en la página editorial, con lo cual se garantizaba que el conocimiento del Defensor era aún mayor.
Yo creo que el conocimiento del Defensor del Oyente dependerá de la acción: del tipo de resultados que presente la figura, de la relación que establezca con las audiencias, de los temas que trabaje y de las recomendaciones que haga. Debe haber una pedagogía tanto hacia afuera, con la ciudadanía, como hacia adentro, es decir con la radio misma. Creo que ese aprecio y conocimiento se logra después de un tiempo de trabajo en este campo.
Ya que nombra su experiencia con El Tiempo, ¿qué de la experiencia de estas otras figuras son aplicables a la radio y qué particularidades se plantean?
En primer lugar yo creo que ya son veinte años de eso, lo que no es poco en la historia de los medios de comunicación. Después de que fui Defensor han sucedido muchas cosas, como por ejemplo la enorme crisis que tienen particularmente los medios escritos y, de alguna manera, la televisión abierta. Creo que sucede menos en la radio. La radio es un medio que se sostiene muy bien porque se ha articulado con la vida corriente de la gente y sobre todo con la oralidad, por ejemplo. Además se ha adaptado muy bien a las transformaciones tecnológicas a través de la elaboración de Podcast o de portales de emisoras de todo el mundo a las cuales las personas pueden tener acceso desde cualquier punto del planeta.
Lo segundo ya son las funciones específicas del Defensor del Oyente, qué es lo que se busca. Se quiere establecer una conversación inicialmente con los oyentes, con la ciudadanía, para que esta tenga un lugar, una persona, una instancia frente a la cual pueda comentar, criticar, pedir rectificaciones, decir que la información estuvo de tal o de cual manera, etc. Es una instancia de mediación entre la ciudadanía y la producción, la creación radial.
También hablaba de una pedagogía…
Sí, la segunda función es una de pedagogía social, es decir que cada vez más ciudadanos reconozcan cuál es el propósito de una radio pública, que es muy diferente a una radio comercial. La radio pública tiene una serie de misiones que debe cumplir, no es solamente estatal y por supuesto no es una radio de gobiernos. Se debe a todos los ciudadanos y esto significa a los temas candentes que los afecta, a las músicas de las regiones, a la expresión de todos los sectores de la sociedad.
Pero también debe haber una pedagogía interna porque, creo yo, y así fue mi experiencia en el periódico El Tiempo, que el análisis de lo que sucede diariamente en un medio de comunicación aporta elementos muy positivos y muy constructivos para la tarea de quienes trabajan en estos. Creo que el problema es de seguir las bases del periodismo: el rigor, la precisión, el pluralismo, la veracidad, la multiplicidad de voces… lo que a veces en la operación diaria se pueden lastimar o donde se puede tener algún problema.
La tercera función tiene que ver con la memoria. Un Defensor del Oyente debe contribuir a que la radio pública sea uno de los lugares privilegiados de la construcción de un relato de país y de una memoria de la sociedad en que vivimos con todas las complicaciones, con todas las tensiones y con todas las contradicciones que hay en esta.
¿Cómo puede un ciudadano llegar al Defensor del Oyente?
Lo primero es que vamos a tratar de encontrar unos canales explícitos a través de los cuales los oyentes puedan escribir sus preocupaciones, sus intereses, sus críticas, etc. Lo segundo es lograr que, normalmente, esto llegue a los directores de la Radio Nacional, de Radiónica o de algunas áreas dentro del sistema público. El acuerdo es que las principales preocupaciones sean reenviadas al Defensor para que las estudie. Lo tercero es que buscaremos en el futuro hacer algunos miniprogramas que puedan de alguna manera mostrar las voces de los oyentes, pero también las respuestas del defensor. Y lo cuarto es que ya he empezado a escribir algunos casos que se han presentado dentro de la radio que deben ser conocidos a través de los medios digitales por parte de los oyentes, porque esto es información pública, no es secreta. Estos materiales los divulgaremos a través de los portales y de la página web del sistema público de radio.
Por último también invitar a que se usen todos aquellos medios y canales que los oyentes se imaginen y que la creatividad les propicie, y que sirvan para establecer esta conversación entre los ciudadanos y ciudadanas y el defensor.
Aunque hablamos de radio, Radiónica cuenta ya con una creación de contenido digital que contiene una gran variedad de formatos, en este caso, ¿jugará algún papel el Defensor del Oyente?
Vamos a iniciar paso por paso, porque por supuesto hoy no solo la Radio Nacional y Radiónica multiplican en diversos soportes sino en general todos los medios. Comenzaremos con la programación de ambas emisoras, con los noticieros y con el manejo de la información que ellos están haciendo. También podrá haber preocupación de las audiencias, por ejemplo, sobre el tipo de música que se pasa. Todo esto lo vamos a resolver. Y después, poco a poco, iremos ingresando en los otros soportes como el digital. Sabemos que es el futuro, sin duda, y muchas de las formas tradicionales están migrando hacia allá. Aquí podría decir eso depende de las fuerzas que tenga para responder a la enorme variedad que hoy tiene la radio y que por supuesto tiene la radio pública en particular.
¿Un último mensaje que quiera enviar a la audiencia de Radiónica?
Solamente insistiría en que un Defensor del Oyente es un instrumento de la vida pública de una sociedad. Que el sentido de la radio pública es que estén expresados todos los puntos de vista, que todas las regiones estén allí, que por estos medios pasen las artes y las manifestaciones de la cultura de toda la sociedad. Ese es el sentido. Y por lo tanto, alguien que con una función pública es alguien que cumple una función de servicio, una función abierta, de escuchar, de dialogar, de conversar, de analizar y sobretodo de mejorar hasta donde sea posible.