LOUD: el podcast que cuenta la historia del reggaeton
Cuando se menciona la palabra reggaeton, el primer país que se nos viene a la cabeza es Puerto Rico, pero en realidad, fue en Panamá donde todo inició. En 1980, los hijos de quienes trabajaban en el canal West Indian, experimentaron haciendo la traducción al español del dancehall jamaiquino y el reggae.
Luego, esos sonidos viajaron por el océano hasta llegar a Nueva York y después el reggae panameño llegó a Puerto Rico, el género evolucionó y en su mezcla con el hip hop nació un movimiento llamado underground.
Un género para la fiesta y el perreo, que cuenta también las historias de las calles, de Panamá, Nueva York, Puerto Rico y muchas ciudades que han sido claves para el desarrollo del reggaeton como Medellín.
Hasta el momento, la historia del reggaeton se ha explorado en libros como Reggaetón: Entre El General y Despacito de Pablito Wilson, o en artículos como Incesante dembow: O cómo el reguetón se convirtió en el principal producto de exportación de Medellín en Revista El MalPensante. Y explorar más a fondo sobre este género es el propósito de Loud: The story of reggaeton, un podcast producido por Spotify en asociación con Futuro Studios que narra la historia del reggaeton, desde sus primeros momentos.
Para conocer más detalles sobre este podcast, durante el Festival Iberoamericano de Podcast Al Oído hablamos con Luis Gallo, productor colombiano del mismo. Él lleva el audio en la sangre, su abuela además de amante de la radio fue locutora por un tiempo y por eso, Luis ha encontrado en el sonido una forma única de contar historias.
¿Cómo nació el proyecto? Es algo muy ambicioso, pudo haber sido un gran documental en video también
La idea fue mía y de Marlon Bishop, que escribió la mitad de los capítulos. Hace tres años veíamos que muchos géneros de música como la salsa, el jazz, el rock, el hip hop, han tenido gran documentación y veíamos que el reggaeton la gente lo denominaba solo como “música para perrear o bailar”.
Pero, este ritmo tan panameño como puertoriqueño, es una evolución que habla de lo que se ha movido en el Caribe durante cientos de años, de cultura, información. De hecho, muchos artistas no sabían de dónde venía el género, que llega con el reggae de Panamá y se va a Nueva York.
El punto de partida fue: entendamos este género pero con respeto, con valores periodísticos.
¿En qué momento empezaste a trabajar en Loud? Teniendo en cuenta la crisis de la música durante la pandemia
Fue algo muy loco porque viajamos a Puerto Rico e hicimos el piloto, antes de la pandemia, y cuando aprobaron el proyecto llegó la pandemia. Tuvimos que buscar a los artistas que en ese momento estaban en la casa y eso nos benefició, porque muchos tenían mayor disponibilidad.
Por ejemplo, así pasó con Nicky Jam y también, como era un proyecto donde la gente miraba el pasado, sus vivencias, fue un momento de calma, donde se pudo reflexionar mucho porque todos estábamos en nuestras casas.
Ivy Queen, una de las grandes representantes del reggaeton, es la encargada de narrar y tejer las historias en Loud, ¿cómo fue trabajar junto a ella?
Ivy, con esa autoridad que tenía, lo veía como un legado para dejarle a futuras generaciones y a su hija. La historia del reggaeton está ligada a la de Ivy Queen. Tuvimos entrevistas previas con ella para ir escribiendo sus anécdotas y memorias y que el guión le hiciera justicia.
Este podcast está en spanglish, Ivy Queen hace un recuento de las entrevistas que hay en español y las traduce al inglés ¿Cómo fue balancear el ritmo de narrativa y los dos idiomas?
Tratamos de explorar el lenguaje, esa área gris, de donde precisamente nació este género, en comunidades donde hablan inglés y español, en Panamá, luego en Nueva York. Y luego con la intención de que sí, esa historia nos pertenece a los latinos, pero tenemos que contarla al mundo. Creo que logramos un balance entre la gente que habla español y la que habla inglés, que no se pierden totalmente.
He recibido comentarios como “el inglés de Ivy si lo entiendo”. Es normalizar el tener que escuchar y vivir esa área gris, donde el que habla los dos idiomas entiende a la perfección, pero quien habla uno solo, también lo llega a entender. Es una forma también de dar a conocer cómo nació el reggaeton.
Loud tiene una gran cantidad de voces, de investigación y documentación. Hay demasiadas personas, ¿cuántas personas entrevistaron?
Hicimos más de 125 entrevistas en total, nuestro archivo es enorme, tuvimos que comprar más espacio en la nube…
Hablamos con pioneros, musicólogos, la gente del barrio, los barberos. Por ejemplo, el barbero de Daddy Yankee nos pudo contar cómo llegó el reggaeton a San Juan, estábamos muy abiertos a escuchar esos ángulos de personas inesperadas.
¿Cómo trataron de ir más allá de la música? ¿Quiénes participaron y asesoraron la parte musical?
Lo pensamos como empezar en la semilla donde estaba. Tocaba empezar en Panamá, cuando los jamaiquinos llegan a Panamá luego de que se separa de Colombia y los estadounidenses querían trabajadores que hablaran inglés, entonces, trajeron a 100 mil antillanos. Jamaica ha sido una semilla cultural, así que empezamos desde lo más obvio, no se llamaba reggaeton per sé, pero sin el reggae ni el dancehall en español no hubiera existido el reggaeton.
Marlon y yo escribimos sobre música, él trabajó en MTV, hizo la carátula de cuando J Balvin salió en The Fader, pero tuvimos personas que nos ayudaron mucho en el equipo: una chica panameña, historiadora del reggaeton, también leímos libros... Esta historia no está completa en ninguna parte, fuimos armando una especie de rompecabezas, uniendo lo que encontrábamos.
Fue un gran rompecabezas, unir todas estas piezas y verificar toda esta información, con las personas que lo vivieron. Contamos con la ayuda de Spotify para conseguir entrevistas con los pioneros, o sea, yo hice una maestría en investigación del reggaetón.
Han construido un documento sobre el reggaeton. También hay un poco de dramatización, ¿cómo llegaron a esto?
Trabajamos con una diseñadora de sonido y una ingeniera de sonido, el productor de Bad Bunny hizo el tema principal del podcast, el productor de “Gasolina” nos hizo 10 canciones para el podcast, tenemos todos estos paisajes sonoros de la época. A mi me tocó salir a las 5 a.m. a grabar los pájaros de Medellín, queríamos que todo fuera muy auténtico, muy intencional. Vimos cada episodio como un viaje sonoro.
Los efectos de los casetes fueron grabados por la productora, también para darle una identidad sonora al proyecto.
Esto da para más, ¿han pensado en alguna especie de spin off de esta serie?
Sí total, fue una gran labor elegir cuáles historias quedaban y quedaron muchas por fuera. De los 125 que entrevistamos, creo que la mitad no lograron salir al aire, lo que hay es tela para cortar, contenido para seguir haciendo, cada episodio puede convertirse en una miniserie en sí y también en video o en más audio.
Nos hemos dado cuenta que lo que sobró fue contenido y lo que faltó fue tiempo y más episodios.
Hablemos sobre los retos, sobre lo que te sientes más orgulloso de haber hecho en este podcast...
Siempre estuve muy seguro de que esta historia iba a ser contundente, que nos iba a llevar a esas personas, hacer esas maquetas. Yo por ejemplo escribí el primer episodio y tenía el reto de mantener a la gente entretenida, ese balance de que fuera entretenido, pero a la vez rico en contenido,
Cuando escribí los episodios de Medellín, los episodios se empezaron a escribir solos, la gente quería contar la historia. En mi entrevista con Maluma, teníamos solo 30 minutos y él pidió 30 minutos más para contar la historia. Ya todo se fue despejando, pero creo que lo más difícil fue el primer capítulo porque tenía una responsabilidad bastante grande.
¿Cuál es el elemento que privilegió el hecho de que sea un podcast y no un video? ¿Por qué el podcast es un medio tan útil?
Creo que tiene que ver con que a muchas entrevistas íbamos solos, se creaban momentos muy íntimos, no había productores. Íbamos a los estudios o a las casas de los artistas, hubo ciertos lugares más íntimos donde se pudo explorar más a fondo la historia, nos sentimos muy parte de ellos. Creo que si hubiera sido con más personal, hubiera sido más ‘acartonado’, en el audio tienes que mirarte con la persona que te está hablando.
En la entrevista con Maluma, la mamá estaba con él y se le aguaron los ojos y eso crea una magia que creo que en cámaras no hubiera pasado. En la entrevista de Raw e Ivy, hubo momentos muy íntimos, no había una cámara ahí metida.
Yo soy amante de lo audiovisual, pero hay algo que no lo puede crear otro medio.
¿Qué te quedó faltando en esta entrega?
En cada episodio teníamos que perder cosas, ciertas anécdotas de ciertos personajes. Yo creo que faltan más episodios, contar más porque hay muchas cosas por explorar, por ejemplo el público de República Dominicana, otros sonidos como los ritmos del Chocó. Hay muchos spin offs de la música urbana que tal vez podríamos explorar en otras temporadas.
No faltaron personajes, que ciertos personajes no hayan participado, no le quita peso a la historia del podcast.
¿Qué aprendiste de hacer este ejercicio?
A mirar hacía adentro, a nuestra propia música y cultura y confiar en eso, a contar una historia de estas en inglés. El podcast es número 1 en Japón y en Corea y estas historias nuestras también son parte del mainstream, tenemos que valorarlas y creer en ellas.
Si se hace con amor, con ética, a confiar en nosotros mismos, no solo como productores, sino en nuestra propia cultura.
Hay personas que no saben por dónde empezar, ¿algún consejo a quienes nos están viendo y escuchando?
Creo que yo también cuando empecé entrevistaba a mi familia, es cuestión de práctica: que graben, escriban, cualquier ejercicio que quieras hacer. Ir puliendo ese barómetro narrativo, cualquier proyecto hay que hacerlo lo mejor posible, explorar la forma en la que es mejor contado y llegarle desde un lugar con amor, con curiosidad, porque si te parece interesante a ti a otra persona también, confiar en tu propio editor.
¿Qué proyectos vienen a futuro?
Voy a hacer un proyecto de audio donde vamos a explorar con Complex Magazine ocho historias en el mundo sobre cómo la cultura de los tenis se interseccionan con el crimen, con el true crime, con pandillas, con el bajo mundo, historias de Río de Janeiro, Medellín…