El diálogo como principio creativo. Una entrevista con Steam Down
Los domingos por la noche en la ciudad pesan. Hay cierta melancolía en las calles desocupadas y desde las ventanas iluminadas pareciera la gente resguardarse a la espera del inminente golpe con que siempre llega el lunes. Difícilmente alguien querrá enfiestarse y quizás Jazz al Parque, un evento que este año cumplía su edición número 24, se ha convertido años tras año en un espacio sosegante para aterrizar del fin de semana.
Hacia las 8 pm, el pasado domingo 15 de septiembre, el colectivo Steam Jam irrumpió en el escenario junto con el saxofón de Nubya García y la tuba de Theon Cross; tres artistas que vinieron en el marco del Proyecto Mestizo del British Council, en el cual se plantea un diálogo cultural entre el Reino Unido y Colombia. Con soul, ritmos africanos, jazz, entre otras sonoridades, empezó a plantear una conversación que no solo dio alegría en la noche, sino que logró la última conclusión -impensada para ese domingo- de la música: el baile.
Desde el año 2017, en el sureste de Londres, se empezó a consolidar este colectivo que se reunía una vez a la semana con el fin de ofrecer una experiencia cocreativa entre músicos y audiencia. Sin importar si el público estaba compuesto por músicos o no, este jam se transformó en una masa de seres que, saltando y retorciéndose, participaban de la creación musical, y respondían a los sonidos que de ahí brotaban y a los llamados del cuerpo. Una explosión de energía que hasta el día de hoy se entremezcla con los sonidos de la ciudad, convirtiéndose en un espacio mágico y en un viaje auditivo que refleja la vida de la urbe, al tiempo que invita a la unión de quienes la habitan.
Cuándo apenas llevaban 24 horas en el país, nos sentamos a hablar con Ahnansé, Andrea y Nadeem, en la mañana siguiente a su concierto en La Milla del Bronx Distrito Creativo. Ese día se presentarían también en Antípoda en un jam junto a N. Hardem, Daniel Michel de La BOA y otros artistas locales, y preparaban su participación de algunos encuentros académicos, para luego rematar el domingo en el cierre de Jazz al Parque.
Además de repasar lo que ha sido el colectivo, reflexionamos sobre lo que significa el diálogo musical y las posibilidades que este brinda.
Cuándo nace Steam Down, ¿qué cosas querían que confluyeran en el proyecto?
Ahnansé: Cuando recién empezó, Steam Down era un espacio para reunir músicos en Londres una vez a la semana, buscando que se convirtiera en un colectivo. Empezamos ocho y empezaron a llegar artistas de otras escenas musicales que se fueron sumando.
El otro objetivo era tener dónde confluir en la ciudad de una manera diferente. Londres es una metrópoli gigante donde puede ser muy difícil verte con tu gente o relacionarte con otras personas. Queríamos formar un espacio que funcionara como una extensión para el grupo de amigos, en términos de la gente que se iba acercando, y como una expansión de la energía que creamos con la música. A partir de esto, creo que se nace una comunidad y un lugar para tocar algo que realmente no encaja dentro de narrativas sonoras normales.
¿Qué respuesta obtuvieron de la gente?
Ahnansé: Ya casi son dos años en los que ha ido creciendo. Al principion el grupo que asistía de manera regular era muy pequeño. Ha venido creciendo y es un espacio donde hay alegría y la gente suelta sus tensiones, deja sus problemas. Es como una limpieza emocional, algo que nos inspira a nosotros mismos. Los asistentes vienen con buena energía y la contagian, lo cual es muy bueno especialmente en una ciudad como Londres donde hay tanta gente, es fría y de inviernos largos. Casi todos nosotros o venimos de otros países o nuestros padres vienen de otros países y eso también se hace presente en la música.
¿Buscan una conexión con las calles para dar vida a estos sonidos?
Andrea: No con las calles precisamente. El jam puede ser en un barrio, pero si el barrio se vuelve muy caro toca moverse a otro. También si algo pasa en determinado edificio, pues nos toca buscar nuevo lugar. Londres siempre está cambiando, entonces las comunidades también tienen que cambiar. Pienso que lo que mantiene a la comunidad unida es esta experiencia continua de deshacernos de todo aquello que nos confina para volver al corazón de lo que es puro en nosotros. Entonces, esto no es nuestro título, ni nuestro trabajo, ni nuestro género. Así reconozcamos todas nuestras tradiciones y los esfuerzos que nos trajeron a donde estamos, hablamos de la lucha por limpiar el dolor desde la pureza de los dones recibidos. Un espacio en el que puedes ser gratificado, y eso es suficiente.
¿De qué manera creen que un jam permite conectarse con el espíritu de una ciudad? ¿Cómo lo han vivido en Londres?
Nadeem: Londres es interesante porque suple muchas necesidades. Sin embargo, la nueva ola de inmigrantes casi no ha sido tenida en cuenta, por lo que tenemos que empezar a recrear nuestra propia cultura en los confines de estos bloques grises industriales del área metropolitana. Entonces, en términos del jam, este junta gente que puede ver más allá de los confines de la ciudad y mirar las herencias de otros lugares. Cuando se juntan las diferentes conexiones estas se solidifican, por lo que Steam Down se convierte en un espacio para comunicar otras posibilidades y otras maneras de vivir y estar al mismo tiempo dentro y fuera de la ciudad. Y esto se logra porque el jam ayuda a atraer gente que está dispersa.
Andrea: El jam es también un espacio donde tienes la posibilidad de ser tan grandioso como tu compromiso o tu talento te lo permitan, porque no es un espacio que esté dentro de una institución, ni de un auditorio de concierto, ni un programa universitario. Hay mucha gente en el jam que tiene educación artística y hay mucha gente que no, y realmente no importa. Al final la gente que más brilla es aquella que más toma y entrega energía. Es un espacio que nos recuerda el poder de nuestra presencia como personas y de cómo todo lo que en teoría somos en sociedad se reduce a nuestro potencial más crudo. Es como encender una chispa. En el jam es donde buscamos ser seres sociales y nos empezamos a comportar como tal acudiendo a la imaginación.
Algunos artículos de prensa han dicho que ustedes están creando un nuevo espíritu en el jazz, ¿Cómo interpretan ustedes esto? ¿Cómo definen este espíritu?
Ahnansé: Creo que es un nuevo espíritu de jazz porque se compone de elementos que son externos al jazz. Los periodistas escriben desde el lente en el que ellos entienden y no desde dónde se está creando. Nosotros no estamos limitados por ese concepto de jazz. Yo diría que el espíritu de la música es algo antiguo y mucho de lo que tocamos viene de tradiciones de distintas partes del mundo donde se proyectan diferentes futuros. Esta amalgama, esta la mezcla hace que todo tenga un algo diferente, pero la energía pura, el espíritu, es casi universal. El jazz es un término estético para describir un concepto, principalmente de América, de la América negra. Nuestra música tiene un 20% de influencia de ahí y un 80% de otros lugares, y este el que le da ese nuevo espíritu del que hablan en los artículos.
Y una ciudad como Londres también nos inspira, como resultado de la admiración y el cruce entre culturas. Supongo que es lo que pasa también acá en Colombia, dado que ustedes tienen la música del Atlántico, la música del Pacífico, la música de las ciudades, etc. Para mi es tomar distintos caminos y tradiciones, y en nuestro caso la llamaría música de Londres.
¿Y para ustedes, cuál es la conexión vital entre las diferentes culturas que están alrededor de la música?
Nadeem: Es interesante...pienso que la música no es lineal, no sigue una trayectoria desde el punto A, al punto B, al punto C. La forma cómo creamos en el grupo no es tampoco lineal, porque venimos de diferentes trayectorias, nacimos en tiempos y lugares distintos y nuestros padres tienen herencias diferentes. Algunos se han educado en música tradicional africana del oeste, otros en R&B, y al juntarse cada uno va a aportar sus elementos, buscando encajarlos de la mejor manera posible en una sola creación. Esto se solidifica en un momento, pero es una conversación: escuchar y responder, escuchar y responder. En el diálogo está la conexión.
Ahnansé Todos tenemos un cuerpo que experimenta, entiende, crea… No importa la cultura y, antes de hablar de las estructuras culturales que han sido impuestas por un determinado grupo de personas, hablaría más de la sensación de alegría o de la sensación de amor, del sentimiento energético o de emoción que articula una narrativa. Cuando ya estás parado en ese punto ya puedes pensar: “Bueno, cómo se ve esto desde la perspectiva del ritmo africano del oeste, o desde el soul, o desde el jazz”. Uno toma y combina esas distintas líneas musicales de las diferentes culturas y las puede entrelazar, pero el principio es el sentimiento. Es un proceso muy orgánico y la clase de conexión es casi de la naturaleza fundamental de nosotros como seres. Es algo más grande que la suma de las partes, es algo más grande que los ritmos, las palabras, las ideas. Cuando la gente improvisa, salen cosas a la luz de esa libertad. Cosas que no existían.
Andrea: Pensando en mi propia experiencia, de lo que es hacer parte de esta comunidad y de la música que estamos creando, siento que todo es una conversación. Esa conversación en sí tiene poder y el foco de dicha conversación es el sentimiento, la reparación, el avance y el mantenimiento del espíritu. Nadeem y Ahnansé lo explicaron muy bien: cómo gente de diferentes lugares y tiempos pueden terminar juntos en cierto espacio conversando. Hay una devoción por protegernos de todo lo que amenaza nuestra paz mental y también por crear nuestro propios tempos mentales, emocionales, físicos y sociales, y así convertirnos en los hacedores de nuevos imaginarios. Como dijo Ahnansé, todo empieza en nosotros mismos, pero si no tenemos un espacio donde ser libres no se puede experimentar esas posibilidades. Ese es el corazón de la conversación para mi.
Hay otros artículo que se refieren a sus presentaciones como ceremonias, ¿qué opinan de esta lectura?
(Todos ríen)
Ahnansé: No, no. Pienso que por la falta de cualquier cosa profunda y significativa en lugares como Londres, muchas lecturas pueden ser muy superficiales. Nosotros no tenemos miedo de ir a ciertos lugares más profundos, más puros y más transparentes, pero la gente usa palabras como ceremonia y ritual para dar descripciones en un país donde ya no hay ceremonias y rituales. Pienso que en otra cultura lo que hacemos se puede ver como algo que sucede de manera regular. Anoche estuvimos en una sesión de jam aquí en Bogotá y la forma como la gente respondió nos muestra que probablemente están más comprometidos que la audiencia promedio de Londres. Quizás esa clase de compromiso está ausente en nuestra ciudad y nosotros podemos proveer algo de eso.
Andrea: Sin embargo, pienso que es una reflexión interesante y, si la gente viene y ve ese potencial ahí, tal vez es un reflejo de lo que está buscando. Creo que los jóvenes están interesados en cosas que puedan experimentar, porque están creciendo en tiempos donde todo está a un click y eso no mueve tu cuerpo, no mueve tu espíritu, ni tu mente. Cuando las personas vienen y nos ven en un espacio que es muy “análogo”, muy desnudo, creo que les atrae. Todo está tan listo para consumir, tan protegido, tan contaminado, tan etiquetado, tan sobre empacado, que es como si la esencia de las cosas desapareciera. Esa puede ser en parte el éxito de la banda en vivo -que es en lo que nos enfocamos- y eso puede ser lo que le da el espíritu que evoca un ritual. No pienso que sea malo que la gente se lleve eso de lo que hacemos. No somos una congregación religiosa, así que no diría que se trata de rituales o ceremonias, pero si ese es el sentimiento es hermoso, pues significa que se está despertando una parte de ellos que está buscando una conexión más profunda, más allá de lo que es fácil comprar.
Están trabajando en una producción, ¿Cómo transmitir esa energía en vivo en un disco?
Ahnansé: La experiencia en los sitios de grabación es completamente diferente a la experiencia en vivo, así que poner el sentimiento ahí requiere de otras habilidades. Creo que aún estamos en ese proceso de definir cómo queremos documentar la música. Gran parte de la experiencia en vivo se debe a la reunión de diferentes personas en un mismo lugar, eso es algo que no podemos generar genuinamente a través de unos audífonos y esa es una limitación. No puedes tomar la experiencia en vivo y simplemente introducirla en un espacio de grabación porque son completamente diferentes. Es un lienzo para crear algo en otro "yo". Repito, estamos trabajando en ello y en en abril del próximo año vamos a tener el lanzamiento y en noviembre una pequeña muestra. Ya veremos.
¿Cómo ese diálogo musical al que han hecho referencia puede cambiar esta nueva ola de xenofobia, racismo y exclusión que pareciera estamos viviendo?
Nadeem: Cuando la gente oye cosas desde una perspectiva musical está más dispuesta a oír y aceptar un punto de vista que en una conversación normal, así que la energía generada en ese sonido puede cambiar una perspectiva. El sentimiento en la música a veces viene primero y después vienen las palabras, y es esa melodía de la canción la que invade el ADN y hace que la gente piense. Esto cambia a las personas, aunque tome tiempo. Es una conversación de sentimientos, energía y sonido, y eso creo que es muy importante en estos momentos.
Andrea: Realmente creo también en las vibraciones sanadoras que hay en el sonido, especialmente cuando las personas que lo están produciendo intentan evocar alegría. Se subestima lo que puede hacer la alegría en tu mundo emocional. La gente que hace juicios es gente que debe enfrentar y batallar contra sus miedos e inseguridades, pues es al sentirse amenazada que ataca a los demás. Así haya mucha información para aclarar todas estas situaciones, el bloqueo es también emocional, no solo intelectual. Y ahí está uno de los grandes poderes de la música. Me gusta cuando Nadeem dice que una melodía te puede "golpear" en el cuerpo y en tus emociones, y es ahí cuando tu mente empieza a capturar la letra y realmente escucha este mensaje. Para poder sanar debe haber una liberación y vivimos en una sociedad que constantemente nos niega la emoción. El intelecto es alabado, la fuerza física es alabada, pero la inteligencia emocional no es alabada y eso es lo que nos falta. Con la música la podemos trabajar, sanando el cuerpo y trayendo belleza y alegría a lugares donde hay tanto miedo y preocupación.
¿Cómo fue esa primera presentación en Jazz al Parque?
Ahnansé: Creo que hablo por todos cuando digo que realmente disfrutamos la experiencia. La audiencia fue increíble y de alguna manera pudimos superar la barrera del idioma. Como dice Andrea, el sonido se traduce en energía y es un idioma universal que no solo entienden las personas, hasta los animales también lo entienden. Es tono y emoción. Esperamos que sea la primera experiencia de muchas, para así explorar su cultura que es increíblemente rica.