El día que Hitler se paseó por Tunja, según periodista argentino
A finales de abril de 1945, la situación militar de Alemania era desesperada. Las fuerzas aliadas avanzaban desde el oeste y el Ejército Rojo soviético avanzaba desde el este, cercando a Berlín, la capital alemana.
Berlín fue objeto de un intenso asedio por parte de las fuerzas soviéticas, y la ciudad estaba siendo bombardeada y atacada constantemente.
Ante la inminente caída de Berlín, Hitler se refugió en su búnker ubicado bajo la Cancillería del Reich. Allí, él y su círculo íntimo de colaboradores continuaron planificando la defensa de la ciudad.
El führer se negó a rendirse o permitir que la ciudad cediera, y estaba decidido a luchar hasta el final. Incluso cuando la situación era catastrófica y la derrota era inevitable, Hitler se mantuvo inflexible en su posición.
Sin embargo, el 30 de abril de 1945, Hitler se casó con Eva Braun, su compañera de larga data, en una ceremonia breve en aquel búnker. Poco después, tomaron la decisión de quitarse la vida para evitar ser capturados por las fuerzas aliadas y enfrentar un juicio por crímenes de guerra.
Según los informes, Hitler se disparó en la cabeza con su propia pistola, mientras que Eva Braun ingirió veneno. Ambos murieron en aquel búnker donde se refugiaban.
Después de la muerte de Hitler y Eva Braun, sus cuerpos fueron encontrados por el personal militar soviético. Para evitar que sus tumbas se convirtieran en un lugar de peregrinación, sus restos fueron quemados.
La noticia de su muerte fue anunciada al público por el nuevo líder del Reich, el Almirante Karl Dönitz, el 1 de mayo de 1945.
Con la muerte de Hitler y la rendición incondicional de Alemania ante los aliados el 7 de mayo de 1945, terminó oficialmente la Segunda Guerra Mundial en Europa y se puso fin al régimen nazi.
La muerte de Adolf Hitler marcó el fin de una era oscura y catastrófica en la historia del siglo XX y el inicio de la reconstrucción y la búsqueda de justicia en el período de posguerra.
O eso se creía… pues hay teorías de que el führer en realidad habría escapado en avión a España con su esposa para finalmente llegar en submarino a Argentina y vivir el resto de su vida viajando por Latinoamérica.
Alemanes en Latinoamérica
Según Abel Basti, un periodista y escritor argentino que lleva más de 20 años tras las huellas de Hitler en Latinoamérica, el dictador alemán vivió inicialmente en el sur de Argentina, en San Carlos de Bariloche, en la Patagonia.
Allí habría estado en una estancia alemana durante mucho tiempo, lo que le permitió moverse libremente, asistir a reuniones, visitar camaradas de la Segunda Guerra Mundial y a personajes políticos de entonces.
“Su actividad era la de un jubilado de lujo que tenía plata como para poder moverse libremente y tener una actividad libre sin necesidad de recurrir a ningún tipo de ayuda y bajo un manto de protección y de impunidad absoluta porque tenía garantías a nivel internacional de que nadie lo iba a molestar”, afirma Abel Basti.
Hitler habría logrado un pacto con los Estados Unidos, mediante el cual acordaba la transferencia de divisas, tecnología, hombres, productos industriales y materiales científicos.
Asimismo, habría asegurado la continuidad de los negocios de todas las empresas del Tercer Reich que estaban en Alemania para que éstas continuaran sus actividades después de la guerra, muchas veces asociándose con los norteamericanos.
Aquel pacto habría implicado no dañar a Hitler, no perseguirlo y no condenarlo, lo que sí se hizo con otros nazis como es el caso de Martin Bormann, segundo hombre de Hitler. Es así que hubo una especie de sociedad de hecho que posibilitaba la impunidad para el führer.
¿Pero por qué venir a Latinoamérica? Según Basti, muchos destinos habían sido estudiados y Latinoamérica tenía la ventaja de que no había sido destruida durante la guerra por lo que representaba una oportunidad para los negocios y las empresas alemanas.
De hecho, durante la guerra una gran cantidad de empresas alemanas se habían radicado en Sudamérica y en Colombia particularmente. De ello, se desprende la historia del “campo de concentración” de Fusagasugá que albergó a alemanes y japoneses que vivían en Colombia durante la Segunda Guerra Mundial.
Entre 1944 y 1945 el Hotel Sabaneta y todos sus predios albergaron a más de 100 alemanes y al menos 11 japoneses que tenían negocios en Colombia. Habían sido llevados allí por aparecer en las "listas negras" que promovía Estados Unidos sobre posibles simpatizantes o promotores del régimen nazi.
“Yo en mi último libro hago un cuadro de situación de todas las empresas alemanas que estaban operando en Colombia y después de la guerra; particularmente en Tunja, desde los teléfonos hasta todo lo que fue el emprendimiento de la televisión en Colombia, los electrónicos y la construcción”, cuenta Basti y continúa:
“Una gran cantidad de rubros estaban en manos de los alemanes, incluyendo a Acerías Paz del Río; todas las partes extractivas estaban a cargo de los alemanes, todo lo que era las minas, la obtención del material. Eso eran casi mil alemanes que trabajaban con eso, y todos los puestos jerárquicos eran nazis que habían llegado de Alemania”.
Ahora, frente al caso particular del escondite de Hitler en la Patagonia, esta era una zona que quedaba en el confín del mundo y que tenía el tamaño de casi un semicontinente, con miles de kilómetros de costas en el Atlántico, al este, prácticamente sin control.
Y al oeste la Cordillera de los Andes brindaba la posibilidad de salir al Pacífico por pasos absolutamente desconocidos, según el periodista.
Así que este lugar representaba una de las superficies más grandes con una densidad de población más baja del mundo, lo que permitía la imposibilidad de seguimiento de personas o de persecución.
Hitler habría fingido su muerte
“La autopsia soviética dice que se trata de una persona desconocida que podría ser Hitler, ya esto la descalifica. La autopsia dice esto textualmente en ruso: ‘persona desconocida, calcinada’. Entonces ya no podemos decir que es la autopsia de Hitler… podría serlo”, afirma Basti.
Y es que según el periodista las otras evidencias son ridículas pues se trata de un doble suicidio, el de Hitler y el de su esposa Eva Braun, para los cuales no hay pruebas sustanciales, no hay pólvora, no hay rastros del disparo, no hay fotos de los muertos, no hay cadáveres.
La única evidencia que se presenta son unos dientes sueltos y un pedacito de cráneo, “la verdad que en ningún juez daría por muerto a una persona con esas evidencias, máxime cuando esas evidencias no tienen lo que hoy la ciencia exige para certificar una muerte que es el estudio de ADN, sin estudios de ADN no hay prueba posible”, asevera el periodista.
Ante la ausencia de pruebas sustanciales, Stalin habría investigado a fondo, en ese entonces, con todo su equipo de espías el paradero de Hitler, y junto a un grupo forense habría llegado a la conclusión de que el líder del Tercer Reich había escapado.
Por lo que habría ordenado investigar el convoy de submarinos que había ido hacia Sudamérica, “eso está en los documentos soviéticos. Stalin muere en 1953 diciendo que Hitler había escapado”, puntualiza Basti.
Después de la guerra Alemania, así como Estados Unidos, habría protegido a los nazis y muchos habrían vuelto al gobierno alemán para ser importantes figuras en la estructura diplomática y judicial.
Allí, según Basti, había una trama de complicidad con la que protegían a Hitler y los negocios, pues si reconocían que Hitler había escapado comenzaban las preguntas que nadie quería escuchar: ¿quién lo protegió? ¿Quién participó? ¿Quién estaba detrás de los negocios? Por lo cual, les convenía decir que Hitler había muerto el 30 de abril de 1945 a las 15:30.
¿Y Eva Braun? Según Basti escapó junto a Hitler y habría vivido también en Argentina.
Hitler en Colombia
Las fotos de Hitler después de la guerra es el más reciente libro de Abel Basti, en el cual presenta lo que para él es la prueba reina de que el dictador alemán fingió su muerte y duró vivo por muchos años más.
Se trata de una fotografía, de la cual el periodista ya tenía conocimiento desde 2014, después de que la CIA desclasificara unos documentos sobre el führer.
En estos estaba adjunta la imagen con un subtexto en el que se leía que se trataba de un hombre que podía ser Hitler.
Aquella premisa fue desarrollada por Basti en un libro anterior titulado Tras los pasos de Hitler; sin embargo, no fue hasta hace poco cuando halló la foto original que decidió escribir otra obra al respecto.
“Llevo varios años de haberla encontrado, la tenía un hijo de Philip Citroën que es un personaje que aparece fotografiado junto a Hitler en Tunja. Él cedió la foto para que se pudieran hacer los estudios técnicos y científicos que demostraran su autenticidad”, cuenta el periodista.
Tanto la fotografía como el papel fueron analizados por unos peritos y el dictamen, según el periodista, concluyó que la persona que aparece en esta imagen sí es Hitler. "No hay ningún rastro diferente a Hitler. Todas las características de su rostro, de su fisonomía, de su cuerpo son las de Hitler", mencionó en un video que publicó en su canal de YouTube.
Según Basti, esta es la primera imagen certificada, con anclaje en los documentos de la CIA y con una pericia completa de autenticidad -tanto de la antigüedad del papel como de la imagen- que da un 100 por ciento de coincidencia con la imagen de Hitler, “O sea que es una prueba fotográfica de mucha importancia porque es la primera vez que se obtiene algo de este tipo”.
De acuerdo con el periodista, la CIA desclasificó varios documentos respecto a la presencia de Hitler en Colombia además de la foto, como una serie de documentos que refieren a la presencia de Hitler en el país diciendo que vino en el verano del 55, posiblemente en enero, y que regresó a la Argentina.
Según Basti, Hitler habría estado por lo menos en Tunja, en Bogotá y en Paipa, como lo reportó el periódico El Espectador con un artículo publicado en esos años por el periodista Felipe González Toledo, titulado "Hitler en las termales de Paipa".
Los argumentos de Basti controvierten una parte de la historia más importante de la humanidad y alimenta las teorías conspirativas que por años han afirmado que el führer nunca murió en 1945… lo cierto es que a veces la versión oficial es la verdadera, pero a veces no lo es.
“El dato que yo tengo es que Hitler habría fallecido el 3 de febrero de 1971, ahí tenía 80 y pico de años. Y Eva Braun, su mujer, se convirtió en su viuda y siguió viviendo en Buenos Aires. Yo le perdí el rastro a fines de los años 90 cuando seguía viva porque tenía mucha diferencia de edad con Hitler, casi 30 años de diferencia”, concluye Basti.