Bejuco alista una descarga de afropacificanbeat para su show en el Festival Estéreo Picnic
A mediados de 2018, en la sala de ensayo de la Fundación Casa Tumac, 6 jóvenes orgullosamente tumaqueños practicaban para una presentación que harían durante las fiestas patronales de Tumaco, la perla de Pacífico Nariñense.
Ese día hicieron música, rieron y vieron su historia en retrospectiva. Recordaron cómo después de 3 años de gestar un proyecto musical, la vida de cada uno confluyó para reencontrarlos como hermanos unidos por la herencia de la madre África que habita en su esencia, con el brío de la juventud y con la incertidumbre que causa empezar de nuevo. Ese día la agrupación Bejuco comenzaba a escribir una nueva historia para la música del Pacífico y para la misma isla de Tumaco.
El combo se armó, pasaron a ser 10 integrantes que vibraban en la misma sintonía cuando se mencionaba la idea de incluir los sonidos tradicionales de nuestro litoral con las propuestas alternativas, generando una fusión que con el tiempo sería parte de su identidad.
Su reactivación como banda de formato fusión estuvo acompañada de una buena estrella, la cual sigue junto a ellos. Iniciaron con presentaciones aquí y allá, audicionando para el Festival Petronio Álvarez y gracias a su talento, se encontraron en el camino con Discos Pacífico, un laboratorio creativo para la creación, producción, promoción y circulación de la música del litoral, con el que lanzaron su primera placa discográfica llamada Batea (2021).
Desde entonces, el camino de Bejuco ha estado lleno retos, pero también de aciertos y gracias a este trabajo que honra las raíces del Pácifico nariñense, este año el grupo conquistará uno de los uno de los eventos musicales más importantes de Latinoamérica: el Festival Estéreo Picnic.
Hablamos con Edwin Jiménez, director de la agrupación y con Julio Sánchez, bajista y compositor, sobre la esencia de la banda, su presente y futuro.
¿Qué hace que Bejuco suene diferente al resto de propuestas musicales que surgen en el Pacífico?
J: Justamente es tener la posibilidad de un encuentro en la música, donde se amarran y se agarran fuerte dos ritmos negros, de esencia africana, pero quizás geográficamente muy distante, como lo es el bambuco tradicional del Pacífico y el afrobeat nigeriano.
Nunca antes ninguna otra banda había experimentado esta fusión, entonces nosotros hicimos el ensayo y este nuevo sonido logró captar la atención. Nos salimos de la esencia tradicional incorporando los golpes rítmicos del afrobeat.
Nació algo que hemos denominado el afropacifcanbeat, toda la carga y energía de la tradición con la fuerza rítmica de la modernidad, es un sonido propio.
¿Cuáles son los ritmos y los instrumentos de esa herencia de la música tradicional del Pacífico que confluyen en lo que hacen?
E: Mantenemos los instrumentos tradicionales como es la marimba, el bombo, el cununo, el guasá, complementado con instrumentos convencionales como los es la guitarra, el bajo, la batería y el piano. Todos los ritmos que convergen el territorio hacen parte de la propuesta, especialmente el chigualo, la caramba, la jagua, el bambuco viejo, la rumba y el son. Tratamos de mezclar todos los sonidos con el afrobeat.
¿Cuál es la propuesta desde lo lírico?
E: Nosotros tenemos letras alegres, letras que hablan del diario vivir de nosotros mismos en el territorio, de lo que aquí pasa. De denuncia, de una u otra manera honramos a esa mano trabajadora, a ese campesino que día a día se levanta por llevar el sustento a casa, nosotros le cantamos a todo.
Al momento de componer ¿Hay un diálogo intergeneracional o es solo la visión de los jóvenes resalta en la construcción musical?
J: Edwin y Canquita tienen mucho conocimiento de la música tradicional porque ellos además hacían investigación, ahí encuentran mucho aprendizaje que forman parte del conversar con los mayores y sabedores. Entonces, ya había un acervo de información bastante grande que se incorpora a las nuevas músicas, porque todos somos jóvenes y nos gustan otros estilos como la salsa, el jazz o el afrobeat.
Lo que quisimos fue crear las composiciones desde lo rítmico y desde las letras, dar a conocer el territorio. Decimos que somos la voz del territorio para que conozcan nuestras prácticas ancestrales, por eso hablamos de lo que a diario vivimos, de lo que es una batea, de un arrullo. Para que la gente conozca que hay una riqueza cultural grandísima que se puede reconocer en el cruce de la música moderna y la música tradicional.
¿Qué implica hacer música desde la periferia de un país centralizado?
J: Lo primero es que ha sido bastante retador, porque las periferias carecemos de los elementos, desde el punto de vista técnico, para hacer producciones de calidad. En nuestro caso tuvimos que desplazarnos a Bogotá por 10 días para hacer la grabación del álbum, porque por acá no tenemos un buen estudio, un buen master, una buena mezcla.
Es un reto, pero también es una invitación para que lo sigamos intentando. A pesar de que existen esas barreras, nosotros podemos dar fe de que sí es posible buscar los medios, ser bastante creativos.
Y, por el contrario, ¿Qué oportunidades pueden surgir?
J: Justamente que se visibilice ese problema, porque a veces uno que lo conoce cree que también lo conocen todos y resulta que en el interior no lo saben, o se asombran cuando se enteran que en Tumaco no hay donde producir música, entonces también eso pone los ojos de otras personas en la región.
Una buena noticia es que vamos a tener la posibilidad de operar unas células que faciliten ese trabajo a otras agrupaciones, con unos equipos que no teníamos en principio, pero que nos permiten ahora ayudar a visibilizar estos procesos. Bejuco no es solo una agrupación musical, sino también, una fundación que hace trabajo social y se centra en la importancia de emplear el tiempo libre de los jóvenes que les gusta hacer arte y música.
Toda esa ventana se abrió a partir de nuestra participación con Discos Pacífico.
Uno siempre se imagina el uso de la palabra territorio haciendo referencia a un espacio geográfico, pero Edwin la usa para decir que Tumaco es un territorio sonoro, ¿Por qué?
E: Tumaco no es solamente tradición. Aquí hay música de cuerda, hay gente que le hace a la salsa, a lo urbano o ritmos como la salsa choque, o sea, es un territorio sonoro donde convergen muchos ritmos y muchos estilos musicales. Además, porque desde que te levantas sientes el trinar de las aves, de las olas, de los manglares.
Podríamos decir, entonces, que ¿Los tumaqueños son una población sonora?
J: Nosotros nos hemos caracterizado más por ser orales que escritos, y en la oralidad hay una descarga de sonoridad grande. Por ejemplo, acá hay una fuerte convicción hacia los cantos de laboreo. Cuando, en las jornadas de trabajo, salen muy temprano en la canoa y se van a pescar, se van entonando una canción como una forma de motivarse. Eso es una muestra de la sonoridad del pueblo.
Pero también, como la sonoridad está desde la misma biodiversidad. Acá todo lo que tiene vida suena, es decir, uno sale de la casa y escucha las olas del mar, escucha el viento, escucha el sonido de las plantas, los animales y nosotros desde chiquitos hemos crecido en ese espacio sonoro y musical, por eso hay tanto ritmo y sabor por estas tierras.
¿Cómo les llegó a ustedes la noticia de participar en el Festival Estéreo Picnic?
E: Esa fue una noticia verdaderamente inesperada. Yo pienso que, a veces, para uno llegar a espacios tan importantes debe tener un recorrido grande (ríe) pero también, creemos que estamos haciendo las cosas bien para que pasen cosas positivas como esas.
De nuestro sello nos llaman y nos dicen: “muchachos les tenemos una buena noticia ¡nos vamos para el FEP!”. No lo podíamos creer, ahí han estado nuestros ídolos. Fue emocionante y lo sigue siendo, porque somos la primera banda del Pacífico nariñense en estar en un espacio tan importante como este y eso nos pone a soñar con que podemos estar en escenarios más grandes.
Sin ánimos de hacer spoiler, pero si con la intención de motivar a quienes irán al concierto ¿Con qué se encontrarán los asistentes?
J: Se van a encontrar con muchísima energía, preparamos un show con una descarga protagónica y percutiva impresionante. Cuando suenan los tambores es una invitación a bailar, entonces, la idea es que la gente baile, que se lo disfruten y gocen, que bailen al son que vamos a poner.
Vamos a interpretar todas las canciones del álbum, pero tenemos sorpresas, porque van a escuchar canciones como nunca antes las habían escuchado. Hemos hecho un par de arreglos que sé les va a llamar poderosamente la atención. Así que de Bejuco pueden esperar muchísima alegría, sabor descarga y sobre todo, buena vibra para que pasemos un momento super agradable.
Llegar hasta el FEP les abre más las puertas ¿Qué proyectan para ustedes y para el movimiento musical en Tumaco luego de su presentación?
E: el solo hecho de estar en el cartel inspira a otras bandas a trabajar fuerte. Nosotros somos la segunda banda de Tumaco en estar en Discos PacÍfico y por todo lo que ha pasado con nosotros se les ha abierto camino a otras bandas como Zoomusic, M.A studio y de El Quinde.
A nosotros se nos abren muchas puertas, porque el FEP es uno de los festivales más importantes de Latinoamérica y sé que, si nosotros hacemos un excelente show, van a llegar oportunidades de otros espacios igual de importantes.
¿Cuáles son los próximos pasos? ¿Qué hay en los planes futuros?
E: A corto plazo, queremos que toda Colombia sepa de nosotros, obtener el reconocimiento no solamente de nuestro territorio sino de todo el país. Nuestro sueño más adelante es poder estar en New York, en giras por Europa y porque no, que nuestra música, o como banda, podamos estar algún día en los Grammy. Queremos ser la primera banda del Pacífico nariñense en poder algún día tener un Grammy.