100 años del cómic colombiano: la celebración llegó a la Feria del Libro
Por: Juan Peña
En el marco de la 36ª edición de la Feria Internacional del Libro de Bogotá, se celebran los 100 años del cómic colombiano. Con diferentes conversatorios, exposiciones y talleres la FILBo se unió a la conmemoración. Además de celebrar y recordar su llegada al país, lo que se quiere es motivar a las nuevas generaciones a descubrir un mundo lleno de historias y conceptos por contar. También, seguir estrechando lazos con los fanáticos de estos dibujos y textos.
En Punto de Partida quisimos unirnos a la celebración conversando con Pablo Guerra, editor y guionista de cómics, quien nos dio detalles de la actualidad de esta expresión artística y de lo que se vive en el Pabellón 82.
¿Cómo llega el cómic a Colombia?
Llega a través de un periódico, de la apuesta editorial de un periódico nuevo en 1924 que se llamaba Mundo al Día. El editor quiso incluir nuevas estrategias para atraer a la gente. Entre esas estrategias decide utilizar las tiras cómicas de prensa, que para ese momento en Europa y Estados Unidos eran todo un fenómeno. En ese momento empiezan cargando a un joven artista que se llamaba Adolfo Samper y que a partir de tiras americanas empieza a crear un personaje calcándolos. Con el tiempo, ese muñequito, que era Mojicón, va tomando vida e identidad propia y se separa un poco de esa dinámica, adquiere aventuras originales, contó con la forma de hablar en Bogotá y realmente es un registro muy bonito de cómo se vivía hace 100 años.
En el mundo de los cómics hay todo un equipo, ¿quiénes lo conforman?
Realmente hay varias maneras de trabajar esto. Depende mucho del formato, porque cuando son cómics en fanzines o el formato de la novela gráfica, tienes un autor integral, que es una sola persona que hace todo, o un equipo de alguien que escribe, alguien que dibuja y alguien que hace los guiones. En otros formatos, como por ejemplo, los cómics books de superhéroes, muy tradicionales de Estados Unidos, se trabaja en equipos, hay alguien que es el dibujante, también hay un entintador y hay coloristas de los rotuladores. También está el caso de Japón con el manga, allí vamos a ver que hay un autor, quien es realmente el líder de un equipo, la persona que firma trabaja con un taller de gente que son sus asistentes, que entre todos van manteniendo ese ritmo de producción, que en Japón es frenético, como de 8 páginas o más a la semana. Eso varía de acuerdo al formato y también al tipo de obras que se hacen.
El primer cómic llegó a Colombia gracias a un periódico, ¿la prensa impresa sigue teniendo la misma relevancia e importancia?
La prensa impresa fue fundamental, sobre todo a finales del siglo XIX que vimos el desarrollo del cómic en el mundo. Durante todo el siglo XX en Colombia, yo creo que sus grandes referentes, como por ejemplo, Copetín de Ernesto Franco, que fue un personaje que se publicó por más de 30 años en la prensa colombiana, fue determinante, fue el espacio perfecto para explorar un montón de cosas. Eso fue cambiando, inicialmente, porque se van generando movimientos mucho más independientes, independencia que tenía que ver con generar medios alternativos sobre los medios tradicionales, desde la autogestión y formatos como más autogestionados, creo que ahí hay una ruptura importante.
Cuando empieza a circular todo por el mundo digital, creo que esa conexión con la prensa cambia definitivamente, en este momento los periódicos ya no son el espacio donde más se está gestando el cómic en Colombia, ahora es mucho más desde las revistas, la novela gráfica, el fanzine y las redes.
En la actualidad, ¿cuál es el diagnóstico del cómic en Colombia?
Tuvimos justamente el primer foro de profesionales del cómic en la Feria y Adriana Ángel, directora de la FILBo, dijo algo que me pareció muy bonito y es que describió la actualidad del cómic en Colombia como vitalidad y creo que eso está ahí, el cómic en este país se ha creado a punta de pasión, no ha habido mucho apoyo, tanto de lo institucional como por parte de la empresa privada, quien normalmente suele ser muy reacia, la alta cultura suele tener muchas prevenciones frente al cómic, aunque ya no tanto. Eso ha hecho que se cree a partir de actos de amor y actos de pasión para poder contar unas historias y hacer parte de la historia de un lenguaje que nos apasiona.
Este es un momento muy especial porque creo que finalmente hemos logrado generar un montón de espacios diversos donde hay mucha gente haciendo cosas muy distintas en muchos lugares del país. Además, creo que nuestro reto ahora es cómo, desde esa vitalidad grande que hay, consolidar lo que hemos hecho y no dejar que esto se pierda, porque la pasión lo lleva uno hasta un punto, pero tiene que haber la posibilidad de que eso te dé unos resultados, que esa conexión inicial que generas con el público la puedas mantener.
Es un momento bonito. Yo creo que la gente que vaya a la FILBo va a poder encontrarse un poco con esa vitalidad en el Pabellón 82. Varios de los proyectos que estamos, nos unimos a la celebración del año 100 del cómic en Colombia, nos identificamos con un banderín, con el logo del año 100. Quienes vayan, van a poder identificar esos proyectos que están celebrando su legado y llevando en alto el nombre del cómic en este país.
¿El cómic colombiano tiene alguna particularidad que lo identifique?
Yo creo que no, uno como que muchas veces piensa en la gran tradición francesa, la gran tradición americana o la gran tradición de Japón y se queja un poco de que no haya una identidad y a mí me parece que eso es una ventaja, porque nos toca recibir influencias de muchos países, de muchas tradiciones, de muchos estilos y mezclarlas, creo que eso se nota y en general los proyectos no son cómics que quieran parecerse, sino que siempre hay un extra que es estar haciéndolo acá. Pero no es uniforme, no es que todo el mundo esté guiado por lo mismo, lo podemos ver en la diversidad de formatos, de temas y también en la manera como se está dibujando. Hay gente que está haciendo un trabajo muy interesante, muy hiperrealista, pero también hay gente que está haciendo exploraciones distintas jugando con el dibujo. Cuesta todavía, tal vez en unos años vamos a tener más claro ese tema de la identidad y de eso que nos caracteriza.
La celebración llegó a la FILBo, ¿qué actividades van a haber?, ¿cuáles son las que nos recomiendan?, ¿son para todo el público?
Esto es para todo el público y entre más gente vaya mejor. En enero se cumplían los 100 años exactos del primer Mojicón, que fue publicado el 19 de enero de 1924, pero en FILBo queremos convocar a la gente a descubrir un montón de cosas.
Este miércoles 24 de abril, vamos a tener a las 2:00 p. m. un conversatorio que se llama Viñetas Para Investigar, donde queremos hablar un poco sobre cómo es esa relación entre la academia y el cómic colombiano.
El jueves 25 de abril a las 2:30 p. m., vamos a tener una charla sobre la actualidad del cómic en Colombia con Laura Xue, Heidi Muskus, Carlos Martínez "Casetera" y con la moderación de Laura Valentina Álvarez, va a ser una conversación bien chévere, porque son experiencias muy distintas. También ese jueves vamos a tener un ciclo de talleres, la idea es utilizar los talleres para que no solamente la celebración sea conocer el cómic colombiano, sino animarse a hacerlos, a dibujar y a contar un montón de historias. Desde la cuenta de Instagram de @100comic_co van a poder ver los enlaces y las grabaciones de las charlas.
En el Pabellón 82 está el corazón de esta celebración, lo que queremos es que no solo sea conmemorar el pasado, sino que sea una celebración que permita construir 100 años más de historia y transformar esos 100 años para que sean cada vez más vitales, interesantes y para que esa conexión entre quienes estamos haciendo cómic y la gente que lo lee sea directa, es decir, cada vez más fuerte.