“El juego es el asunto más serio de los niños”: Esmeralda Ramírez
Les compartimos la historia de Esmeralda Ramírez, una licenciada en música y dirección coral quien ha dedicado su carrera a trabajar con niños y su relación con la música. ¡Les cotamos!
Los sonidos nos rodean, nos invaden, nos transmiten información incluso antes de nacer. Los sonidos y las canciones nos permiten hacer memoria y nos trasmiten sentimientos. A lo largo de nuestra vida, son muchos los paisajes sonoros que se recrean en nuestra mente al escuchar el tarareo de la canción favorita de nuestra abuela, el sonido de las olas del mar o incluso el canto de los pájaros al amanecer.
Esmerada Ramírez, licenciada en música y dirección coral, ha dedicado su carrera a trabajar con niños la música y los universos sonoros, explorando la potencia expresiva que tiene los sonidos en los niños por medio de procesos creativos. Por esto, hace sietes años en compañía de su esposo Leonel Vásquez, crearon un espacio creativo y de investigación llamado Werebere, escenario que dio lugar a los proyectos Cantos de la montaña y Radiofonías cafeteras.
En radionacional.co conversamos con Esmeralda sobre lo que ha sido su experiencia trabajando con niños, la importancia de contemplar el juego como una herramienta de trabajo, las artes como esencia de la formación en la infancia y sobre como la radio puede activar los sentidos de los más pequeños.
¿Qué es espacio Werebere?
Werebere es el nombre de un sonajero Tikuna que suena a selva. Es un instrumento que sirve para arrullar a los niños, me lo regalaron en el Amazonas. Desde allí se gestó no solo mi hija Eloisa, sino la idea de crear un espacio físico que convocara la escucha y se llamara así.
Werebere es nuestro espacio vital, allí sembramos nuestra huerta y nuestras ideas. Es un taller de artes integradas en donde realizamos intercambios, conciertos y talleres. Es nuestro grupo de investigación.
Hablemos de Cantos de la montaña y Radiofonías cafeteras
Cantos de la montaña y Radiofonías cafeteras son proyectos que tienen varios componentes. La intervención en el paisaje es uno de ellos, consiste en realizar recorridos con un propósito sensible: la escucha del paisaje y el arrullo del mismo. Son actos poéticos que luego de la contemplación del territorio generan una respuesta sonora en los niños y un dialogo de sentido con la naturaleza.
El trabajo con el paisaje cultural cafetero, implicó que nos desplazaramos hasta las zonas rurales de Santa Rosa de Cabal (Risaralda). Allí buscamos la sonoridad de los lugares y sus habitantes, buscamos las voces de la memoria y fue gracias a la misión “Cazadores de historias”, desarrollada con los niños, que logramos un diálogo con las familias. Nuestro activador de narrativas con el Paisaje Cultural Cafetero fue el animalario sonoro, un dispositivo que invita a recordar anécdotas con animales no domésticos. En este ejercicio las historias fueron contadas por los padres y abuelos, y los niños las registraron y las recrean con dibujos y sonidos. Luego se socializaron con ejercicios de radioteatro. Toda una aventura sonora hizo parte de nuestros eventos radiofónicos.
¿Qué es lo más enriquecedor de trabajar con niños?
La sorpresa constante, uno puede planear cada cosa pero ellos siempre te sacan del libreto, permiten la libertad del pensamiento, del tiempo, viven el presente. Es maravillosa su capacidad de asombro, de creación e imaginación. Siempre tomo nota de los hallazgos y preguntas que ellos hacen desde su ingenuidad y lucidez. Me sorprende su juego constante hasta con las palabras, que son como juguetes. Me encanta su manera de nombrar el mundo, por eso colecciono palabras inventadas por los niños, las tengo en una de mis cajas mágicas y suelo jugar con ellas, ponerlas en canciones, cuentos y trabalenguas.
Foto: Facebook Esmeralda Ramírez.
¿Qué diferencias destaca entre el trabajo con niños y con adultos?
Que los niños son muy activos, disfrutan el movimiento y entran en juego fácilmente. A los adultos les cuesta desacomodarse, prefieren la quietud y la calma. Los niños se desborban, siempre dan más de lo que uno espera, mientras que los adultos tienden a retraerse. Los niños son arriesgados y desprevenidos, se gozan cada experiencia porque no les molesta exponerse, por el contrario, los adultos son cuidados y tímidos, no les gusta comprometerse tanto con el juego, temen perder la cordura y desubicar su adultez.
¿Por qué contemplar el juego como una herramienta de conocimiento?
El juego es el asunto más serio de los niños y el alimento fundamental del ser en la infancia. Gracias al juego los niños se relacionan y dialoga con su entorno, con los demás y consigo mismos. El juego construye mundo e identidad y por eso enseña, los niños juegan lo que viven y en el juego reflejan lo que son.
Foto: Facebook Esmeralda Ramírez.
¿Por qué es importante el arte en la formación de los niños?
El arte debería conjugarse con la vida misma. Si fuera así no estaríamos tan separados, tan desconectados los unos de los otros. Para un niño en primera infancia la vida es arte y el arte es vida, sin embargo, esa integralidad de la infancia se rompe con nuestros modelos educativos. El arte es un proceso integrador que nos enseña a vivir en comunidad, a compartir, a dialogar y a escuchar. El arte tiene la posibilidad de conectar emociones, tiempos y espacios, por eso, es imprescindible en los procesos de formación de las semillas humanas. El arte es un derecho que construye ciudadanía.
¿Qué diferencias ha identificado a la hora de realizar su trabajo con niños del campo y niños de la ciudad?
Los niños del campo ven el horizonte y se mueven con el paisaje, tienen una claridad frente a la vida que maravilla. Han aprendido de la naturaleza, de la siembra, de la crianza de animales, del respeto a la tierra y la palabra, saben escuchar y son escuchados. Los niños de la ciudad están encerrados y contaminados del sistema materialista, consumen cosas superficiales y rápidas desde la comida hasta información y tecnología. Están sobreestimulados y un poco desconectados de lo esencial. Les cuesta moverse, les cuesta escuchar el pájaro, la lluvia, ver las nubes y las estrellas, están siempre enmudecidos y quietos frente a una pantalla, muchas veces con la aprobación de sus padres.
¿Qué es hacer radio para Esmeralda Ramírez?
La radio es una caja. Escuchar radio es permitir que se abra la caja llena de personas, voces, imágenes, espacios tiempos. Hacer radio es absorber el mundo como si fuéramos aspiradoras de sonidos, reciclar y reutilizar la materia coleccionada para luego ser devuelta al espacio cotidiano en polvo maravilloso, un polvo que contamina los oídos y transforma en sentir y el sentido.
Foto: Facebook Esmeralda Ramírez.
En la radio pública trabajamos por transportar los sonidos y las voces de las regiones, ¿Cómo podríamos incluir a los niños en este esfuerzo?
La radio es una pequeña cajita maravillosa donde cabemos todos y entre todos la hacemos más grande. Hay que empezar abriendo los horizontes del uso de la radio hacia un espacio de juego que permita desarrollar interés en los niños. Explorar las posibilidades de la radio como un objeto, como omnipresencia, como materia sutil que ocupa un lugar mediante la creación de imágenes sonoras, que provoquen la activación del cuerpo y la escucha.