¿Inclusión o ventaja deportiva?: la controversia por la primera atleta trans en los Olímpicos
Laurel Hubbard antes no se llamaba Laurel. Se llamaba Galvin. Nació en Nueva Zelanda y desde su infancia, como un niño, empezó a levantar pesas con el deseo de volverse masculino: sentía que no encajaba en ese prototipo de macho fuerte que se impone desde la televisión y la publicidad desde temprana edad.
Fue así que comenzó a competir en su adolescencia en la disciplina de la halterofilia. Y hasta el 2012, con 34 años, después de darse cuenta que su identidad no coincidía con los genitales con los que había nacido, compitió en la categoría masculina en este deporte.
Como Galvin, en 1998, ya había batido el récord neozelandés júnior en la categoría de +105 kilos. Como Laurel, en el 2017, también se destacó entre otras deportistas, ganando una medalla de plata en los Mundiales de Anaheim (+90 kilos) y en 2020 ocupando el puesto #1 en la Copa del Mundo en Roma (+87 kilos).
Esta vez, con 43 años, participará como la primera mujer trans en los Juegos Olímpicos de Tokio en la categoría de +87 kilos.
Esto ha hecho que, por un lado, se celebre la inclusión de personas con identidades y orientaciones sexuales diversas en este tipo de espacios con renombre internacional. De hecho, esta edición que cuenta con más de 142 atletas LGBTI+, es considerada como una de las más inclusivas de la historia según el portal deportivo outsports. Sin embargo, varias personas se cuestionan si este tipo de decisiones pueden representar una desventaja para el resto de competidores.
Su inclusión en los Olímpicos de Tokio se debe a los cambios en las pautas para personas transgénero del Comité Olímpico Internacional (COI) que se llevaron a cabo en 2015. Estos permitieron que las mujeres trans participaran en la categoría de mujeres sin requerir cirugía para quitar sus testículos, siempre y cuando su nivel total de testosterona en la sangre registrara por debajo de 10 nanomoles por litro durante al menos 12 meses. Eso les exige tomar medicamentos para bloquear la llamada “hormona masculina”, la cual hace que crezca barba e incrementa la fuerza. Por su parte, para las mujeres que hagan la transición a hombres no hay exigencia. La decisión fue consensuada a través de un comité científico que asesoró al COI en largos periodos de conversaciones.
Sin embargo, este comité ha sido criticado recientemente con base a algunos artículos científicos que evidencian que las personas que han pasado por la pubertad masculina, como Laurel, conservan ventajas significativas, incluso en fuerza, a pesar de tomar medicamentos para suprimir sus niveles de testosterona.
Además, valiéndose de los argumentos de científicos como Emma Hilton y Tommy Lundberg, quienes evidenciaron en una investigación que la ventaja de rendimiento masculino en el levantamiento de pesas es del 30% en comparación con el rendimiento femenino, varios alegan que la inclusión de Hubbard podría ser injusta. Este trabajo además indicó, que incluso cuando las mujeres transgénero suprimen la testosterona durante 12 meses, la pérdida de masa corporal magra, el área muscular y la fuerza es solo de alrededor del 5%. Esto llevó a los investigadores a pedirle al COI que revisarán sus políticas de inclusión LGBTI.
Sin embargo, la directora ejecutiva del Comité Olímpico de Nueva Zelanda, Kereyn Smith, dijo que era correcto que Hubbard fuera seleccionada para participar en la competición de Tokio, aunque reconoció que el debate es bastante difícil. “Reconocemos que la identidad de género en el deporte es un tema muy delicado y complejo que requiere un equilibrio entre los derechos humanos y la equidad en el campo de juego”, explicó.
Por su parte, algunas de las rivales de Hubbard como la levantadora de peso belga, Anna Vanbellinghen —quien fue merecedora de una medalla de plata en el Campeonato Europeo de Halterofilia de 2019, en la categoría de 81 kilos— dijeron que esto implica una ventaja injusta para su contrincante. Vanbellinghen enfatizó que apoya plenamente a las personas transgénero y que sus comentarios no fueron una crítica personal a Hubbard, pero agregó: "Cualquiera que haya entrenado levantamiento de pesas a un alto nivel sabe que esto es cierto en sus huesos: esta situación en particular es injusta para el deporte y los atletas".
En contraparte, Fabienne Peter, quien también hizo historia en 2018 cuando se convirtió oficialmente en la primera mujer trans en el hockey sobre hielo suizo, dijo que noticias como estas son muy significativas para las personas trans y el mundo del deporte. "Cuando las mujeres trans practican deportes, a menudo se considera injusto. Los críticos siempre dirán que se trata del género con el que nacieron, pero eso es realmente difícil de determinar, porque a la vez niega todo por lo que uno ha pasado: el entrenamiento, la terapia y el trauma", comentó.
"Ya no puedo levantar los pesos que levantaba como hombre. Me sorprende lo grande que es la diferencia. Sin testosterona, soy mucho más débil. En todos los aspectos, no soy más fuerte ni más rápida que mis compañeras”, aseguró Fabienne.
De acuerdo a la Doctora Birgit Braumueller de la Universidad Deportiva Alemana de Colonia, no debería existir este debate si se cumplen los criterios de la COI. "Cuando pasas por el tratamiento, sigues todas las reglas y alcanzas el umbral del COI, el debate debe resolverse".
Para Braumueller, quien ha investigado las identidades de género en los deportes, las personas transgénero a menudo son discriminadas en estos ámbitos. En un estudio europeo de Outsport, el 95% de los encuestados LGBTI dijeron que los deportes tenían un problema de transfobia. Por su parte, el 40% de los atletas trans activos en deportes en los 12 meses anteriores al estudio, experimentaron abuso verbal, discriminación, amenazas o violencia física.
La investigadora puso sobre la mesa un tema bastante relevante en esta discusión y es que es muy complejo hablar de igualdad de condiciones en el deporte porque siempre van a haber características físicas o destrezas que supongan ventajas para algunos competidores. "La igualdad total en los deportes es ilusoria de todos modos. Siempre hay alguien que de alguna manera tiene una ventaja física, como Usain Bolt o Michael Phelps. Entonces, ¿por qué es un problema con atletas trans?”, dice.
Para Peters, el hecho de que Hubbard pueda competir, gane o no, ya sienta un precedente: va a abrir el camino para que otros atletas puedan explorar su identidad sin temor y para que cada vez se institucionalice más la inclusión. Y en caso de que Hubbard gane una medalla en Tokio, tiene unas palabras para ella: "¡Lo habrás ganado de manera justa. Habrás seguido todas las reglas y, lo más importante, habrás trabajado muy duro para conseguirlo. Así que sal y disfrútalo! ".