Juancho López de Los Yetis: El gran protagonista de Altavoz
Acá la vida de Un Yeti. La historia de uno de los pioneros del rock en Colombia. La historia de Juancho Lopez, la historia de un soñador que sigue acá, luego de los años, como la memoria de un rock que parece estar olvidado.
Juan Guillermo, “Juancho” López, un Elvis criollo nacido a pocas cuadras del Parque de Berrío. Sonriente, conversador, amigable, talentoso, un personaje que se quedó en los años sesenta y que sigue soñando con música, igual que el primer día que cantó una canción. En 1957, cuando escuchó por primer vez a Elvis Aaron Presley, quiso vestirse, actuar y cantar como él. Se autodenominó Elvio Pérez, y empezó a imitarlo en algunos clubes de la ciudad. La música se acercaba a su vida, así sus apellidos curiosamente fueran López-Música.
Juancho se toma cinco coca-colas al día, cumple años todos los seis de diciembre, es aficionado a los carros de colección y ahora vive tranquilo, con su corazón hinchado por el recuerdo siempre brillante de su banda Los Yetis.
Hablamos con él.
¿Cómo es un día de Juancho López?
Pues, debido a mi inactividad, tengo actividades que me divierten y me tienen activo todo el tiempo. Me gustan las redes sociales y compartir cosas de Los Yetis y de rocanrol en Facebook y YouTube. Y bueno, una vez quedé pensionado, sin trabajar, e incluso por haber estado enfermo un tiempo, me amañé en la casa, entonces pocas actividades en la calle tengo. Juego con el teléfono, al rato en el computador, luego televisión y un buen ratico durmiendo. Ya estoy un poco cansado, por eso procuro no hacer salidas innecesarias, pero cuando hay actividades relacionadas con Los Yetis, las hago y son cada vez más frecuentes.
¿Cómo está la energía de Los Yetis hoy?
Ahora estamos un poco punkeros (risas) porque casi todos los nuevos integrantes de la agrupación son muy fanáticos al punk, ellos son como nuestros nietos, entonces los dejamos que hagan sus travesuras, sus sonidos, su rebeldía y mezclada con la música de hoy, así que Los Yetis también suenan a presente.
¿Qué historias divertidas de la época pasada recuerdan con Los Yetis?
Uy, son tantas que la memoria empieza a fallar, pero un día volábamos a tocar a Cali y en el avión, todos los integrantes de Los Yetis, nos fuimos haciendo un sonido, como de una turbina de avión “Ui ui ui ui ui ui ui ui ui ui ui”, yo no sé los pasajeros que pensarían, nos miraban raro, pero no nos decían nada y a nosotros no nos importaba, éramos insoportables. Otra vez, en otro aeropuerto, el baterista de gusto dejó caer los platillos en un gran estruendo en una sala de espera, el susto fue tremendo. O la historia memorable, nos ganamos un disco de oro en Bogotá, en la discoteca La Bomba, y llegamos a Medellín y yo me fui a chicanear con el galardón donde una amiga, y dejé la estatuilla olvidada en un taxi, no volvimos a ver nunca más el disco de oro, por ahí debe de estar.
¿Qué concierto recuerdas con mucho cariño de Los Yetis?
En la etapa de antes, el concierto Milo A go go, en esa gran gira nacional. Nosotros logramos hacernos invitar, fue extraordinario, fue en 1966 con la conducción de Alfonso Lizarazo, estaban ahí Los Speakers, Los Ampex, Harold, El Ballet de Kathy y Oscar Golden. Fue un concierto multitudinario, lo recordamos mucho porque nos sentimos estrellas del rock.
Juancho, hace poco participaron en el concierto Radiónica, ¿cómo se sintieron con este homenaje?
Fue un evento espléndido, con un maravilloso público en Bogotá, algo muy especial, no solo el público, sino todos los que trabajaron para estar en este concierto y en el lanzamiento de Nación Rebelde. Hicimos un show geriátrico musical y bueno, mal o bien pegamos nuestros gritos y tratamos de entendernos con nuestro público que nos recibe con cariño y respeto. Quizá también esta invitación de Radiónica sirvió para estar en otros espacios y festivales, así que en buena hora por todo esto.
Y Altavoz, ¿Qué sienten con esta invitación del festival?
Bueno, es una noticia hermosa, alentadora, para un gran final de nuestro sueño musical. Hace años queríamos tocar en el Altavoz, algunas personas hicieron algunas gestiones para proponerlo pero nunca se había dado. Y ahora, luego de los años ahí estaremos, es un poco tarde porque ya estamos muy viejos, pero estamos emocionados porque muchos aficionados a Los Yetis, grandes y jovencitos estarán ahí, haciendo diabluras y celebrando el rock.
¿Cómo llegó esa invitación?
Tocamos puertas muchas veces, con papeleos y con cosas, nunca se dio. Ahora no sabemos el motivo real de cómo se dio esto, no lo podemos creer, estamos emocionados y será una linda despedida, creo yo.
Se han cumplido sueños importantes para Los Yetis, muy grandes y trascendentales para el rock colombiano, pero ¿qué sueños faltan por cumplir?
A la edad mía, los sueños ya son trasnochos (risas). Hicimos muchas cosas que queríamos, otras se van a quedar sin hacer. Pero en este momento puntual, con lo que pasó en Bogotá, con Radiónica y con lo que se viene en Altavoz, creo que es un buen culmen para lo que es la carrera de Los Yetis. Terminar por lo menos con reconocimiento, cariño y agradecimiento. Ya casi hemos logrado todo lo que queríamos. Ya estamos viejitos, cansaditos, es mejor no esforzarnos mucho.
Bueno, para terminar, hay una nueva canción, hablemos de ella…
Hacía muchos años no entrábamos al estudio de grabación, y pudimos entrar de nuevo. En vez de un proyecto, llegamos a un estudio y en una tarde materializamos la canción. Hicimos un rockabilly al estilo de los años cincuenta, y bueno, es muy pegajosa. Garrapateando hice la letra en español, muy divertida, corta y con un ritmo contagiante, espero que a todos les guste y la escuchen.