Recordando la vez que una avestruz casi mata a Johnny Cash
Oscuro, enigmático, conflictuado, redimido y bendecido con un talento conmovedor, Johnny Cash es uno de los personajes más interesantes de la historia musical de Estados Unidos. El hombre de negro, voz gruesa y letras certeras que le hablaban a los desauciados de la sociedad, a los parias, a los solitarios y a los marginados, tuvo una vida llena de altas y bajas que marcaron su leyenda.
Adicciones, arrestos, un intento de suicidio y varios roces con la muerte nutrieron las letras de Johnny Cash quien entre todas las insólitas cosas que vivió, una de las más absurdas y que más lo marcaron fue una pelea que tuvo un avestruz macho llamado Waldo. En su finca de Tennessee llamada House of Cash, el músico tenía varios animales silvestres como un búfalo y muchas avestruces.
Durante el fuerte invierno de 1981, las aves empezaron a morir congeladas por lo cual tenía que constantemente llevarlas a un granero para que tuvieran calor, pero un día, Waldo estaba de mal humor y no quería moverse del corral. Johnny Cash, que era un tipo temperamental y algo impulsivo que no le gustaba andar con tonterías, también se puso de mal humor ante la irreverencia del pájaro.
Así que decidió que la mejor forma de mostrarle a Waldo quién mandaba era, literalmente, cogerlo a golpes. El viejo Johnny cogió un palo y desafiante se acercó al animal que no le mostró miedo ni por un segundo, y le mando un puñetazo que la bestia esquivó y terminó golpenado el aire.
Pero, lo complejo de las avestruces es que pueden alcanzar tres metros de altura y pesar 180 kilos, además, en sus patas tiene unas filosas garras que usan como defensa. Son animales rápidos, agresivos y no les gusta que les jodan la vida, así que cuando Waldo esquivó el puño de su capataz, le devolvió una patada.
La filosa garra dio justo en la barriga del músico, le rompió tres costillas y siguió todo el camino por la blanda carne hasta que se encontró la gruesa y pesada hebilla del cinturón de Cash. Y menos ese día se puso esa hebilla salvadora, porque la patada también le abrió la barriga y cuando cayó al suelo, se golpeó contra una piedra que le rompió otras dos costillas.
En el piso, ensangrentado, adolorido, y derrotado por el colosal ave, Johnny Cash vio la muerte muy cerca, pero Waldo, decidió perdonarlo y se fue como si nada. Pero el músico fue internado en el hospital donde tuvieron que darle calmantes, como a cualquier otra persona que llegue con la barriga abierta por el ataque de un avestruz.
Por suerte el cinturón evitó que el estómago se le abriera por completo, y gracias a ese milagro, este afamado trovador no acabó sus días destripadado, pero la morfina sí lo afectó y reactivó su adicción a los analgésicos.
Cash cuenta que comenzó a ir de doctor en doctor para conseguir más recetas y cuando las pastillas empezaron a causarle problemas gástricos, para calmarlos decidió a tomar vino, lo cual según él lo ayudó un montón, pero en verdad no fue tan buena idea porque pasó de recuperar la adicción a las pastillas a mezclarla con alcohol y enventualmente a afectar sus realciones con los demás.
Finalmente, en 1983, luego de volver a rehabilitación y refugiarse en la fe cristiana, el hombre de negro pudo recuperarse de su addicón, por un tiempo porque en 1989 volvió a ser internado. Pero esa es otra de las tantas historias de este increíble personaje acompañada por el triunfo y la derrota durante toda su vida.
Johnny Cash murió el 12 de septiembre de 2003, cuatro meses después del fallecimiento de su esposa June Carter Cash, y dejó como legado una extensa discografía que vivirá por siempre.
Como esta historia.