Las mal llamadas “terapias de conversión” para personas LGBT en Colombia
En el mundo entero, la diversidad sexual sigue siendo vista como un error, algo que está mal o que se “debe corregir”. En Colombia, el panorama tampoco es muy alentador. De acuerdo a un informe de 2020, de la Fundación Thomson Reuters, una de cada cinco personas LGBTQ+ se sometió a una terapia de conversión para ser heterosexual, aumentando a una de cada tres en las personas trans. El documento también resalta las consecuencias en la salud mental de estos procedimientos: una de cada dos personas en este contexto pensó en el suicidio y uno de cada cuatro intentó quitarse la vida.
De acuerdo a un reportaje del medio feminista, Volcánicas que indagó en las prácticas violentas a las que se vieron sometidas once personas en todo el país, existen todavía muchos espacios en los que ocurren estos hechos. Algunas de estas, resalta este portal, son organizaciones internacionales, iglesias católicas, cristianas y evangélicas, entre las cuales se nombran, por ejemplo, ‘Courage‘, la iglesia católica Santa Isabel de Bogotá y la organización “Protege Tu Corazón”.
“Los ECOSIEG [Esfuerzo de Cambio de Orientación Sexual, Identidad de Género o de Expresión de Género] son las mal llamadas 'terapias de conversión'. Un término que se usa para describir un imposible: cambiar o reprimir la orientación sexual y/o identidad de género de las personas, para imponerles una conducta heterosexual cisgénero, y llamar a esas violencias una 'terapia'”, dice el medio. Y agrega que: “el término 'terapias de conversión' es problemático porque las hace ver como algo positivo y homogéneo. Se convierte en un eufemismo para no reconocer estas prácticas como lo que son: violencia”.
De hecho, en 2012, la Organización Panamericana de la Salud señaló que los ECOSIEG no tienen justificación médica y representan una amenaza para la salud. Luego, en 2016, la Asociación Mundial de Psiquiatría concluyó de que no existen pruebas científicas sólidas de que se pueda cambiar la orientación sexual de una persona.
Por su parte, el reportaje se vale de varios testimonios para trazar algunas características comunes de estas prácticas: “varias de las víctimas tienen en común que provienen de familias cristianas practicantes, conservadoras, de clase media o baja y cuando empiezan a descubrir su orientación sexual se culpan, a veces por voluntad propia, otras por insistencia de la familia y deben asistir a retiros espirituales o convivencias que los marcan para siempre por los rituales, el bullying y la recriminación de la que empiezan a ser víctimas, usualmente durante la adolescencia”.
Danne, una joven trans, por ejemplo, afirmó que una vez le dijo a sus padres que le gustaba otro chico, lo que desencadenó en la búsqueda de una supuesta ayuda. “Me llevaron a una iglesia cristiana primero, aunque pertenecían a la iglesia católica, por recomendación de unos amigues. Me hicieron una especie de exorcismo de iniciación antes de entrar a la iglesia. Me taparon la cara hasta que me llevaron hasta el púlpito, en la parte de adelante y empezaron a hacer una serie de oraciones que eran parte del exorcismo”, contó.
“Muchas ECOSIEG usan el lenguaje religioso para justificar sus prácticas violentas, pero esto no quiere decir que todas las organizaciones religiosas tengan estas prácticas ni que sean representativas de toda la religión”, aclara el texto.
Sobre estas denuncias, el representante a la Cámara, Mauricio Toro, informó que ya se está trabajando en un proyecto de ley que prohíba estas prácticas de supuesta conversión. “¡No podemos permitir que esto siga ocurriendo! Por eso estamos trabajando en un Proyecto de Ley. Porque las mal llamadas #TerapiasDeConversión no son terapias, son prácticas violentas que intentan lo imposible: borrar la identidad de género de las personas”, sostuvo el político.
Más allá de los movimientos políticos detrás de esto, varias organizaciones que trabajan por la diversidad sexual se han sumado a través del portal All Out, un movimiento global por los derechos LGBT+, a una colecta de firmas para que el gobierno de Colombia cree una ley que proteja a las personas LGBT+ de las ECOSIEG. Si quieres firmar, puedes hacer clic aquí.