La cocina del Pacifico en las manos mágicas de María Edilma Palomino
María Edilma Palomino sonríe todo el tiempo, de vez en cuando suelta una carcajada contagiosa, mientras enuncia palabras llenas de gratitud e ilusión. Es una mujer alegre, entusiasta y llena de fe.
Cuando habla suele usar palabras como: “chiyangua”, “chirarán” o “achiote”, varias de ellas, seguramente sonarán desconocidas para quienes han crecido toda su vida entre las montañas de la Cordillera de los Andes. Pero para ella, más que solo palabras son la base de su esencia como tumaqueña, porque María Edilma es una orgullosa hija de la Perla del Pacífico.
Para que logre sentirse “en su salsa”, requiere de una serie de ingredientes que crecen entre el mar, el manglar, la selva y la azotea. Los cuales lleva hasta su cocina, donde el fuego se encuentra con los alimentos que surgieron de la tierra y el agua.
Ella, como en una suerte de alquimista, crea un elixir de la juventud que renueva los sentidos: a veces el elixir es un encocado, otras veces es pata de burro e incluso, llega a ser, una cazuela de mariscos. Por eso su cocina tiene magia.
Lo que asombra de María Edilma es la tenacidad de su juventud. Ha vivido tres décadas, pero guarda en su memoria y en sus manos el legado de la diáspora africana que se manifiesta en cada preparación, porque ella es una cocinera tradicional.
Hace unos años asumió el compromiso de indagar, de confiar en la curiosidad como principio para que los saberes y sabores de su natal Tumaco no se pierdan. Descubrir, aprender, rescatar y resignificar ha sido el triunfo de esta búsqueda que emprendió para conversar con cocineros y cocineras que han mantenido viva la tradición de cocinar a la orilla del océano pacifico.
Por eso desde Chévere Pensar en Voz Alta queremos contarles su historia, en su voz, con sus recuerdos, anhelos y aciertos. Porque María Edilma representa la esencia de una nueva generación que ve en elementos del pasado, un camino hacia el futuro.