Aydé Jesdenka, la cholita skater que brilló en el festival Obscene Extreme
Para las personas que aman el ruido, Obscene Extreme es uno de los referentes más importantes porque durante cuatro días en la tarima de Trutnov, República Checa, se juntan exponentes de death metal, grindcore, crust, punk, hardcore, gore y cualquier cosa que se cante a los gritos para una mega fiesta llena cerveza, pogo y blast beats.
Este es un gran encuentro de gente loca y divertida que llega de todo el planeta para fundirse en un gran abrazo colectivo lleno de distorsión, porque el objetivo de Obscene Extreme siempre ha sido ser un festival “extremadamente amigable”. Por eso las puertas están abiertas para todo aquel que simplemente quiera ser libre y pasarla bien, y este año desde el escenario voló una cholita boliviana llamada Aydé Jesdenka que ama las patinetas y los guturales y actualmente vive en Irlanda, donde estudia inglés.
Aydé Suicida, como la llaman sus amigos de las calles de La Paz, pertenece al colectivo Warmis sobre Ruedas, que es un parche de mujeres de la ciudad que unen su pasión por el skate y la música, con el orgullo y la tradición de ser cholitas. En Bolivia, ser Chola no solo se limita a una vestimenta, es una herencia cultural que se ha transmitido de generación en generación de mujeres que guardan varios conocimientos y arraigos culturales, los cuales se expresan en el día a día.
Y las nuevas generaciones de cholitas ha adaptado la tradición a los pulsos creativos y las inquietudes que tienen como mujeres jóvenes del presente. Ese orgullo, esas luchas y esa tradición fue lo que Aydé llevó a Trutnov y enamoró al lente del fotógrafo checo Jiří Veselý, quien le hizo varios retratos que se han viralizado en los últimos días.
A parte de ser un encuentro de buena onda y amistad mediante el ruido, Obscene Extreme también ha buscado apoyar bandas de todo el planeta por lo que en su tarima se pueden encontrar grandes clásicos de la música extrema, junto a grupos más desconocidos que vienen desde muy lejos. Ese fue el caso del grupo grind boliviano Visceral Vomit, que invitó a su amiga Aydé a viajar con ellos y demostró que la música extrema en verdad lo que busca es romper las fronteras, no crearlas, que no juzga a nadie y que lo que busca es la unidad, la camaradería y apoyo entre el ruido.