Así será el Festival Petronio Álvarez 2023, entrevista con Ana Copete
Por Sergio Villamizar D. para Colprensa
Hasta finales de los años noventa, la música del Pacífico era prácticamente desconocida en otros territorios del país. Cuando se hablaba de música colombiana, se hablaba de cumbia, vallenato, el porro, la música llanera, pero pocas veces se nombraba la chirimía.
Pero un nombre, un festival que se han transformado en todo un movimiento cultural, más allá de la música música, lo ha cambiado todo, el Festival Petronio Álvarez, que arrancará su edición 27 en la noche de este miércoles en Cali, impulsando la cultura y la identidad en la que confluyen cuatro departamentos de una diversidad única.
Ana Copete es su directora, quien ha trabajado arduamente en la consolidación de este espacio de la diversidad cultural, que ahora, mira hacia el mundo, en ese necesario encuentro entre las distintas culturas afro que se siguen nutriendo entre sí.
Encuentro ancestral
¿Qué trae la edición 27 del Festival Petronio Álvarez?
Venimos con los componentes principales, como es la música, bebidas, cocina tradicional, con toda la estética del Pacífico, la artesanía y los mecatos.
La gran innovación que vamos a tener este año será el componente pedagógico y académico. Vamos a tratar de recrear un pueblo del litoral Pacífico, que en cada una de las casa palafíticas le hacen un homenaje a la arquitectura tradicional de la región.
Tratarán diferentes temas, como la Casa de la Memoria, donde se hablará sobre la violencia que ha vivido en el Pacífico, haciendo homenaje a las víctimas.
Tendremos la Casa de la Etnoeducación, en la que se hablará de su importancia, que no sólo está dirigido a la región, sino a todos, para reconocernos como un país pluriétnico y multicultural
También estará la Casa Petronio donde hablaremos de la historia y la línea del tiempo del festival, junto a la Casa del Patrimonio en donde se hará la ruta de la partería, la ruta del viche, un homenaje a los ritos mortuorios, con las vírgenes y los santos que hacen parte de las creencias en el Pacifico.
Un ejercicio pedagógico donde la gente aprenderá a profundidad sobre lo que es la cultura del Pacífico, pensado en los niños, en la familia.
También es fuerte su parte académica…
Está anclada en la nueva agenda del festival que desde el 2021 venimos desarrollando dentro de la sostenibilidad ambiental, donde se hablará cómo el patrimonio y la cultura han sido ejes fundamentales en el Pacífico, para el cuidado del territorio, del medio ambiente y la mitigación del cambio climático.
Tendremos eminencias del MIT de Estados Unidos, para unas importantes charlas sobre cambio climático, con el actual Embajador de Colombia en Estados Unidos, quien fue Ministro de Medio Ambiente, Luis Gilberto Murillo.
Estará el Foro Interamericano de Cambio Climático con sede en Boston. Estaremos hablando de cómo nuestras comunidades a través de su cultura, su patrimonio, logran conservar la tierra, la vida, los ríos.
Un ejercicio de resiliencia en contra de la minería ilegal, la deforestación. Darle a conocer a la comunidad, nacional e internacional, que desde el Pacífico venimos haciendo una resistencia ambiental.
Toda una integración de saberes…
Desde esa narrativa queremos contarle al mundo cómo el festival ha sido ese motor en donde todas las culturas, todas las razas, tienen un espacio de encuentro desde el respeto, el reconocimiento desde lo Pacífico, lo colombiano.
Cuando hablamos de la historia de Cali, del Pacífico, el Petronio ya hace parte de esta línea de tiempo. Cali era una antes del festival y es una muy diferente después del Petronio Álvarez, donde se han venido acortando brechas de desigualdad, con un ejercicio de reconocimiento de la historia negada, de lo negro, de lo afro.
No hay un escenario en Cali que integre más a la sociedad caleña que nuestro festival, y eso se muestra en los distintos indicadores, desde el impacto económico, pero también desde el impacto social.
El año pasado tuvimos un indicador que esperamos que este año crezca, y es que en dos de los cinco días del festival no se presentaron homicidios ni mayores hechos violentos en toda la ciudad.
La narrativa de la identidad, integración, pacificación, de reconocer lo negro, ha ido calando en un trabajo de 27 años.
Noche internacional
En música, también se tendrán invitados internacionales…
En el componente musical, en la noche internacional vamos a tener una integración bellísima entre New Orleans, Benin (África) y el Chocó.
De Benin, Ganbé Brass Band, una compañía de vientos que se dedica a un ejercicio de resistencia de mantener los ritmos africanos con instrumentos modernos y percusión de marcha.
De New Orleans, cuna del jazz, llega una eminencia del jazz, Hot8 Brass Band, ganadora del Grammy Anglo, con música de viento, instrumentos modernos que se han reinterpretado por la afrodiaspora, con un ejercicio importante en el jazz.
Por Colombia, del Chocó, Rancho Aparte, con un ejercicio importante de conservación de la músicas de chirimía.
Esta integración queremos mostrarla como un viaje de ida y vuelta, en donde los instrumentos modernos llegaron a través de la colonización y se quedaron, se integraron, para reinterpretar con ellos las música tradicionales. Estas agrupaciones tocarán en solitario y al final se integrarán, lo que será uno de los shows más bellos de esta edición.
¿Cómo va el proyecto de internacionalización?
Dentro de los objetivos en estos últimos cuatro años de administración el festival lo hemos enfocado en potencializar su internacionalización, con toda estrategia con espacios de intercambio de conocimientos, entre festivales africanos y afrodiasporicos, que hablen constantemente.
También planteamos una línea de circulación en la que esperamos que la música del Pacífico llegue a otros escenarios globales en un intercambio de promoción.
Hacemos grandes esfuerzos para traer a grandes exponentes, para que puedan dialogar en esa línea de conocimiento. El año pasado tuvimos un gran ensamble llamado Voces Afrolatinas con la gran maestra peruana Susana Baca y Totó La Momposina, en su despedida de los escenarios, además de la maestra del Pacífico Zury Murillo.
Esto nos permite potencializar el escenario del festival y hacerlo atractivo para estos grandes artistas.
Que el Petronio sea un escenario deseado por este tipo de artistas, que sea un objetivo participar aquí, y por eso estamos tejiendo estos diálogos internacionales.
Este año lo haremos así para mostrar esa resistencia que se ha logrado a través de la música, y cómo aún esa africanía está tan viva en la afrodiaspora, o como los africanos llaman la sexta generación, los que salimos por la esclavización.
Las cocinas tradicionales tendrán su pabellón especial…
Será un pabellón donde se exaltará la cocina del norte del Cauca. Se tiene la concepción de que el Pacífico es el litoral, poco se habla del Pacífico de la sierra o del río. Desde la cocina haremos un ejercicio pedagógico para contarle a todo el mundo la diversidad de nuestra región.
Por primera vez, estará delimitada por departamentos lo que hará más fácil que la gente entienda cuál es la cocina de cada lugar, con un espacio especial para el norte del Cauca, donde se integra muy bien lo afro y lo indígena, donde se come mucho maíz y papa.
¿Se le reconoce al Petronio Álvarez todo este aporte?
Sin el festival las música del Pacífico hoy no serían un punto de conversación a nivel nacional. Durante todos estos años el Petronio le ha dado a conocer la música del Pacífico al mundo, pero también salvaguardarlas, porque muchas de ellas estaban a punto de desaparecer, sus maestros eran muy mayores y los jóvenes no estaban interesados en ellas, sin atractivo alguno.
Nace el festival en 1997 con mucha potencia, estrictamente para la música tradicional del Pacífico, para luego permitir la entrada de otras siempre y cuando mantengan ese diálogo con lo tradicional.
El Petronio en estos años ha permitido que dentro del concepto de las músicas colombianas esté la música tradicional del Pacífico, porque antes cuando se hablaba de música colombiana sólo se pensaba en Caribe, en cumbia y vallenato. Ahora, ya se piensa en currulao, se piensa en chirimía, y ahora se piensa en violines caucanos. Ese es su gran legado.
Chocquibtown es el grupo que representa al Pacífico ante el mundo y se da a conocer por medio del festival. Así, hemos logrado que cuando se hable de música colombiana, también se hable de música del Pacífico.
Las bebidas ancestrales como el Viche, también han tenido su espacio dentro del festival…
En el 2008 el festival toma una decisión política interesante e importante, que es comercializar dentro del festival las bebidas tradicionales, lo que permite gestar un desarrollo social y económico de las comunidades vicheras, lo cual es importante y trascendental, no sólo para el Pacifico, también para toda Colombia.
El Petronio logró poner en la agenda pública una conversación que había sido estigmatizada. En el festival se empezó a comercializar un saber, un producto que era ilegal a nivel nacional, pero al hacerlo, impulsamos los diálogos sobre lo que puede ser ilegal por la normatividad, pero es legítimo para las comunidades porque hace parte de su cultura.
Es por ese impulso que hoy se tiene la Ley del Viche, y desde allí, se ha iniciado un proceso de reglamentación para que desde allí los vicheros puedan vivir de su saber más allá del marco del festival.
También logramos que la partería sea patrimonio nacional, así como los cantos y ritos mortuorios. Un legado, detonando todo tipo de procesos que han dignificado la vida de la población de una región, generando desarrollo.
A la vuelta de cinco años, sin duda, el viche será la bebida que va a representar a Colombia, como el Pisco a Perú, la Cachaza a Brasil o el Mezcal a México, porque es una bebida netamente colombiana, no hay ninguna otra.
El Petronio debe estar en la línea de tiempo de la historia de Colombia porque es el único festival que genera estos procesos de desarrollo del país.
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